El puente Pueyrredón fue un amasijo de palos, piedras y balas
Nora Giménez recibió ayer seis disparos en la espalda. El cuerpo aún le temblaba con espasmos cuando dijo: "Reprimieron a quemarropa".
El plomo que fulminó a dos de sus compañeros piqueteros no alcanzó el cuerpo de Giménez, militante del Polo Obrero. Eran perdigones de goma los que marcaron su espalda y le permitieron sobrevivir ayer a una jornada de furia sobre el puente Pueyrredón, que une Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires, con la Capital.
Dos muertos, 90 heridos y 160 detenidos fue el resultado de los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y unos 2500 manifestantes.
Los disturbios comenzaron a las 11.40. Dos columnas de desocupados y piqueteros avanzaron entonces hacia la subida del puente Pueyrredón, por las avenidas Mitre y Pavón.
No había niños en los grupos piqueteros, como ocurrió en otras manifestaciones.
En el medio quedaron la policía bonaerense y la Prefectura, que resistían el corte. Los uniformados lanzaron gases lacrimógenos y después abrieron fuego.
La ira entre los policías que participaban del operativo se desató cuando una bala rozó el rostro del comisario inspector Luis Alfredo Franchiotti. El ojo izquierdo le sangraba, fuera de órbita. Sus subalternos lo retiraron del frente de choque. La situación estaba fuera de control.
A las 12, un helicóptero de Prefectura y otro de la Policía Federal sobrevolaban la zona. En tierra actuaban unos 50 hombres de infantería, 60 del grupo Marea y otros 70 de Prefectura. Por handy pedían refuerzos a siete comisarías de Avellaneda.
"Reprimieron a quemarropa. Recibí seis disparos en la espalda", relató Giménez a LA NACION, ya en el hospital Fiorito, de Avellaneda, adonde fue trasladada para su asistencia.
La militante del Polo Obrero fue uno de los ochos piqueteros que recibieron heridas compatibles con armas de fuego. Su voz no dejaba de crepitar mientras esperaba conocer la identidad de los dos compañeros muertos.
Claudia, otra militante del grupo Aníbal Verón, recibió un disparo en la rodilla: "Fue una cacería. Nos dieron con todo", expresó.
Los hombres del Bloque Piquetero Nacional, que había convocado al corte de ruta, se replegaron después de los enfrentamientos en el puente Pueyrredón. En su huida corrieron, saquearon bancos e incendiaron vehículos.
Un colectivero de la línea 134, Luis Ruiz, fue abordado en su vehículo sobre la avenida Pavón por los manifestantes, que le robaron exhibiendo una escopeta y una pistola 9 milímetros.
El caos
Otros grupo de piqueteros huyó del tiroteo por la avenida Mitre destruyendo a su paso las vidrieras de por lo menos siete bancos.
En el repliegue, algunos de los manifestantes alcanzaron a llegar hasta la estación de trenes de Avellaneda.
"Se escucharon disparos. Un muchacho joven cayó al suelo, herido. Y los poli lo fulminaron. Le dispararon a mansalva. La policía se lo llevó", relató el empleado de un locutorio de la zona de la estación.
A escasos metros una mujer sufría un ataque de epilepsia. La muchedumbre corría enloquecida por los andenes y por las vías sin saber adónde ir.
Los responsables del operativo, de la policía y de la Prefectura, negaron que sus hombres hubieran usado balas de plomo. Sin embargo, las dos personas sin vida trasladadas al hospital Fiorito tenían lesiones compatibles con esos proyectiles.
"Piqueteros y agitadores venían preparados para pelear. Con armas de fuego, palos y pasamontañas", dijo el comisario Franchiotti, jefe del comando patrulla que actuó en Avellaneda.
"Fuimos agredidos con objetos de todo tipo, entre ellos armas de fuego", sostuvo el comisario.
"Nosotros usamos en todo momento postas de goma. Pero escuchamos disparos de armas de fuego. Los manifestantes estaban con handies y con filmadoras", relato el uniformado.
"Fue muy parecido a diciembre último. Sobre todo por la violencia y los saqueos", agregó Franchiotti, con el ojo aún ensangrentado.
Mientras el jefe de comando de patrulla daba su explicación, en la Delegación Departamental de Investigaciones de Lomas de Zamora un grupo de la policía bonaerense allanaba un local de Izquierda Unida, sobre la calle Brandsen al 1200, a metros del hospital Fiorito.
Mariano Vázquez, de 24 años, vecino del lugar, recibió un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente. Fue durante el operativo.
Una muchedumbre alborotada insultaba a la policía, a metros del hospital Fiorito, adonde habían trasladado a los dos jóvenes muertos.
Los disturbios violentos que se sucedieron entre las 11.40 y las 12.30 parecían reiterarse.
A las 16 aún se respiraba violencia en Avellaneda. El paso en el puente Pueyrredón estaba liberado.
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