El escenario. El riesgo del capitalismo de amigos
La espectacular crisis financiera que llevó a la Argentina a una de las quiebras económicas más resonantes, a fines de 2001, tuvo un componente muy importante en la banca pública.
Casos resonantes fueron los millonarios préstamos de la banca oficial a la curtiembre Yoma y a la constructora Gualtieri. Esas operaciones fueron sospechadas de corrupción y terminaron en causas judiciales. En el caso del Banco Nación, se modificó por un tiempo la carta orgánica para que no se dieran créditos superiores al millón de pesos, que por entonces equivalían a dólares.
Hoy en la Argentina muchos creen que la crisis que sacude a Grecia, y por contagio, al resto de la zona del euro, es parecida a la que tuvo la Argentina en 2001. Es también la visión de la presidenta Cristina Kirchner.
El semanario inglés The Economist ha señalado que los griegos utilizaron generosamente los créditos fáciles de los tiempos de tasas muy bajas para hacer crecer la economía, pero también para aumentar el gasto público innecesario y financiar el capitalismo de amigos. Además, Grecia estuvo falsificando las estadísticas públicas y resultó tener un déficit fiscal mucho mayor que el que reconocía.
La historia argentina muestra que el mal manejo del crédito, incluso en la banca privada, es un enorme peligro. Una crisis sistémica tiene costos altísimos para el conjunto de la sociedad.
No suelen afectar al conjunto los problemas patrimoniales de un determinado banco privado. Pero en la banca pública es diferente. Cualquier quebranto es asumido por el conjunto de la sociedad. Sobre todo cuando a la banca estatal se le encarga, además, hacer aportes especiales y hasta otorgar préstamos para financiar al Tesoro nacional y cubrirle el "rojo" para que no resulte aun mayor.
Privilegios infrecuentes
En la Argentina, el crédito al sector privado crece muy lentamente. En los últimos doce meses fue poco más del 10%, con una inflación que largamente supera ese nivel. Y los principales incrementos se dan en la financiación con tarjeta de crédito y préstamos personales. Los comerciales no llegan a aumentar el 5,5%, mientras que los hipotecarios sólo lo hacen el 0,2 por ciento.
Es en ese contexto que resulta sorprendente que haya tanta liquidez para dos empresas locales. Y que el financista sea el propio Estado, que dice que sólo después del canje habrá financiación abundante y a costo accesible para las empresas locales.
La crisis que afectó y afecta a los Estados Unidos y a Europa, y que a la Presidenta le gusta señalar como ejemplo de todo lo malo que no ocurre en la Argentina, no es más que el resultado de una gran cantidad de préstamos mal otorgados, de financiación que no era sostenible en el tiempo.
Las normas llamadas prudenciales tratan de limitar el riesgo de exposición de un banco a un mismo grupo empresario y de evitar también el endeudamiento excesivo de los tomadores de préstamos. Cuando norteamericanos y europeos disfrutaban de los préstamos baratos sentían que estaban en un círculo virtuoso y no camino a un desastre.
lanacionar