El Senado se prepara para una sesión cargada de tensiones
La UCR le reclamará a Boudou que se tome licencia; el FAP dejará el recinto; la Cámara alta tratará la inmunidad para bancos centrales
Avalado por la Casa Rosada, el vicepresidente Amado Boudou tiene decidido presidir la sesión de hoy en el Senado, una jugada que provocará un fuerte debate entre el oficialismo y los principales bloques de la oposición.
Los bloques no kirchneristas vienen reclamándole que se tome una licencia en el cargo hasta tanto se aclare su situación judicial en la denominada causa Ciccone, en la que se encuentra procesado por el juez federal Ariel Lijo.
La presencia de Boudou en el proscenio de la presidencia de la Cámara alta anticipa una sesión que podría rozar el escándalo, ya que la UCR le exigirá una respuesta al pedido de licencia que le elevó la semana pasada, mientras que el FAP decidió que abandonará el recinto en rechazo a la participación del vicepresidente Boudou en la reunión.
Alertado del escenario que tendrá que afrontar, el jefe del bloque oficialista, Miguel Pichetto (Río Negro), lanzó ayer un llamamiento a la "responsabilidad" a la oposición, con el objetivo de evitar cualquier desmadre de la situación que pueda afectar el normal funcionamiento de la Cámara alta.
"El Senado tiene que dar muestras de responsabilidad y avanzar en el tratamiento del proyecto de intangibilidad de los depósitos de los bancos centrales, que es una iniciativa importante para la Argentina", declaró Pichetto.
Desde el radicalismo, en tanto, tomaron el guante y prometen redoblar la apuesta.
"Vamos a pedir que nos respondan la nota con el pedido de licencia que elevamos; si está Boudou tendrá que responder él, si no, tendrá que hacerlo el oficialismo", replicó el jefe de la principal bancada de oposición, Gerardo Morales (Jujuy).
"Es una vergüenza que el Gobierno no dé respuesta a un pedido que hicimos de apartamiento del vicepresidente hasta que se aclare su situación judicial", agregó el líder radical.
Dejar las bancas
El Frente Amplio Progresista (FAP), en tanto, le hará un desplante al vicepresidente.
"Nosotros nos vamos a ir del recinto en repudio a la presencia de Boudou y sólo vamos a volver para votar el proyecto porque estamos de acuerdo con la medida; creemos que es una forma de que el Gobierno y el oficialismo paguen algún costo político por su capricho", anunció Luis Juez (Frente Cívico-Córdoba) a LA NACION.
Tras un primer malentendido interno, Juez contó que acordó con sus pares del FAP Jaime Linares (GEN-Buenos Aires) y Rubén Giustiniani (Socialista-Santa Fe) seguir la propuesta lanzada por él y Norma Morandini en la sesión de la semana pasada, por lo que el interbloque abandonará sus bancas tras increpar a Boudou por su situación procesal.
La UCR podría sumar otra acción para poner en aprietos al oficialismo.
Según confiaron voceros de la bancada, el centenario partido tiene listo un proyecto de resolución que forzaría al vicepresidente a tomarse una licencia hasta tanto resuelva su situación en la causa Ciccone.
"Será una forma de obligar al oficialismo a tener que defenderlo, pero también de dejar bien en claro qué postura tiene el resto de la oposición en este tema", precisaron en el bloque radical.
La idea es acorralar a Pro y al peronismo disidente, que se vienen mostrando reacios a presionar al Gobierno para que obligue a Boudou a dar un paso al costado en medio de este escándalo. Ambos sectores se han volcado por impulsar el juicio político del vicepresidente, una medida que el kirchnerismo de la Cámara de Diputados rechazó en comisión la semana pasada.
Preocupación oficialista
Más allá de las declaraciones de Pichetto y de que la orden que emanó de la Casa Rosada es respaldar a Boudou, como quedó demostrado ayer al ponerlo al frente de la celebración central por el Día de la Independencia en Tucumán (como se informa por separado), en el oficialismo existe inquietud.
"Hay preocupación, porque esto pone en riesgo el funcionamiento del Senado y en tensión la relación no sólo con la oposición, sino también con el bloque", confió una fuente kirchnerista a este diario.
Según ese vocero, el funcionamiento a futuro del Congreso por este escándalo preocupa al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
"Él estuvo de este lado del mostrador y sabe que una complicación en el Parlamento es también una complicación para el Gobierno", explicó un legislador con despacho en la planta baja del Senado, quien diferenció la actitud de Capitanich de la de Cristina Kirchner: "Ella sólo pretende que se aprueben las leyes que quiere el Gobierno y pide que sesionemos, sin importarle nada", se quejó, resignado.
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