En Argentina, su pregunta sí molesta
No se sabe qué pesa más en las conferencias de prensa sin preguntas que impuso el kirchnerismo: si el más absoluto desprecio hacia el trabajo periodístico o el temor a tener que responder a interrogantes incómodos. Probablemente sea una combinación de ambas cosas.
El fenómeno se hace cada vez más evidente por la imparable multiplicación del formato. Así como los funcionarios del Gobierno son remisos a dar entrevistas a los medios (incluso a los más afines a ellos), se ha vuelto recurrente el llamado a "conferencias de prensa" (donde los periodistas son convidados de piedra) hasta para la mera lectura de un simple comunicado que no ameritaría en lo más mínimo al llamado de ninguna convocatoria.
Que entre los convocados suela haber, además, gente que aplaude o celebra lo que dicen los funcionarios, es un burdo intento de ficcionalizar insólitamente que lo que se anuncia es calurosamente aceptado.
La otra novedad introducida últimamente es la conferencia de prensa de a dos que, anteayer, logró una notable intensidad (primero se vio a la dupla Manzur-Alicia Kirchner; después a De Vido-Schiavi). En ambas presentaciones, los representantes del Estado pronunciaron monólogos que terminaron abruptamente con un seco "muchas gracias", al tiempo que se ponían de pie, sin que ninguno de los presentes pudiese evacuar la menor duda. Aparte de ser, desde el punto de vista de las formas, algo ostensiblemente descortés, resulta poco republicano y es algo que no se constata en otras democracias.
Los corresponsales de LA NACION nos cuentan qué sucede con las conferencias de prensa en otros países.
"En Estados Unidos -apunta Silvia Pisani-, las conferencias de prensa son diarias, las da un vocero, y en el Departamento de Estado se puede hacer cualquier pregunta del tema que sea. Cuando el vocero no sabe una respuesta de un tema, lo que se hace es un "taken question". Toman la pregunta y la contestan después."
¿Qué sucede en España? Responde Adrián Sack: "El gobierno mantiene un diálogo semanal con los periodistas a través de una conferencia de prensa que se ofrece todos los viernes en el Palacio de la Moncloa, invariablemente, al finalizar la reunión del Consejo de Ministros. La vicepresidenta primera del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, suele dar una exposición de cerca de media hora (ayer lo hizo, por ejemplo), y luego se abre una ronda de preguntas amplia y abierta".
"En Italia -cuenta Elisabetta Piqué, desde Roma- no recuerdo haber estado en conferencias de prensa del gobierno en las que no dejaran hacer preguntas a los periodistas, tanto ahora con el gobierno técnico de Mario Monti, como en la época de Berlusconi o Prodi. Normalmente las hay después del consejo de ministros de los viernes, cuando se decide alguna nueva medida, plan o paquete."
Hasta el más discreto Vaticano accede a responder cuestionarios de los acreditados cuando se presenta algún documento o encíclica.
¿Qué pasa más cerca? "En Brasil -apunta Alberto Armendáriz, desde Río de Janeiro-, los funcionarios suelen dar conferencias de prensa regulares y obviamente con preguntas. Al igual que en Estados Unidos, acá a nadie se le ocurre llamar «conferencia de prensa» a una «declaración» (o «statement», en Estados Unidos), en la que no se permitirán preguntas. Además, la presidenta no tiene problema en responder a los periodistas que la espera a la salida de algún evento."
"En Chile -apunta Carlos Vergara-, el vocero del gobierno acostumbra a hacer varios puntos de prensa periódicos en el patio de La Moneda, en los cuales se refiere a todos los temas sobre los cuales es consultado."
En Uruguay tampoco se quedan atrás: "Siempre que termina el consejo de ministros de los lunes -detalla Nelson Fernández- se hacen conferencias con voceros, el secretario o prosecretario de la Presidencia o ministros. Es casi imposible, por lo desordenado, agendar una entrevista con Mujica, pero si va por la calle o en cualquier lado, habla de todo si le preguntan".
Néstor Kirchner no dio una sola conferencia de prensa durante su gobierno; su viuda y actual Presidenta, muy pocas. Con todo, ayer se registró un imperceptible progreso en la conferencia de prensa de Nilda Garré sobre el Proyecto X: aceptó tres preguntas.