En busca del control legislativo
Más allá de quién asuma la Presidencia en diciembre próximo, una certeza parece inexorable: convivirá con un Congreso dominado por el kirchnerismo.
En efecto, el Frente para la Victoria está a un paso de obtener mayoría propia en la Cámara de Diputados, el reducto hasta ahora más complicado para el oficialismo, pues, con 111 legisladores propios, en el último tiempo tuvo bastantes dificultades para alcanzar el quórum de 129 diputados.
En el Senado, el kirchnerismo aspira a incrementar aún más el amplio control numérico del cuerpo del que dispone desde hace cuatro años -en realidad, el PJ domina la Cámara alta desde 1983-, y que le ha permitido a Néstor Kirchner utilizarlo como ariete para impulsar las iniciativas legislativas más controvertidas desde que asumió la jefatura del Estado.
Con un Congreso aún más favorable a partir de diciembre próximo, si es elegida la candidata del oficialismo, Cristina Fernández de Kirchner, no tendrá dificultades. Claro: siempre y cuando persista la bonanza económica; bien se sabe que las promesas de obra pública y asistencia financiera a las provincias siempre ayudan a mantener a los legisladores dentro del redil kirchnerista.
La oposición, en cambio, tendría mayores complicaciones con el futuro Congreso, aunque los candidatos se tienen fe: tanto Elisa Carrió como Roberto Lavagna anticipan que, si son elegidos, dialogarán con todos los bloques parlamentarios, convencidos de que podrán domar a un kirchnerismo numeroso, pero sin rumbo.
Sin riesgos
Una simple deducción lógica permite anticipar el holgado dominio kirchnerista en la futura Cámara de Diputados: el hecho de que en estas elecciones no pone en juego demasiadas bancas propias -sólo el 44- debido al excelente desempeño que tuvo el Frente para la Victoria en 2005.
Otro dato: la cantidad de boletas colectoras en distintas provincias le garantizará no sólo la llegada de kirchneristas puros, sino también aliados que se cobijan bajo la boleta de la senadora Cristina Fernández de Kirchner.
En el Senado, y gracias a la política de alianzas hilvanada desde la Casa Rosada, el oficialismo podría llegar a quedarse con las tres bancas en tres provincias, ya sea a través de diferentes vertientes del justicialismo (Salta y Santiago del Estero) o por la llegada de radicales K y peronistas (Río Negro).
En el mejor escenario, el kirchnerismo y sus circunstanciales aliados podrían llegar a obtener 17 de las 24 bancas en juego, cuando hoy arriesga la renovación de 13 escaños.
Esto llevaría al oficialismo a ostentar el respaldo de 47 senadores (hoy tiene 43 que votan sus iniciativas), apenas uno menos que los dos tercios del cuerpo que le permitiría aprobar en el Senado una ley de necesidad de reforma de la Constitución o cualquier modificación del sistema electoral.
En este escenario, el que más arriesga es la Unión Cívica Radical (UCR), que pone hoy en juego ocho de sus bancas y sus posibilidades de recuperarlas aparecen remotas. La otra cara de la moneda es la Coalición Cívica, que por primera vez podría conseguir un senador: sus mayores expectativas están centradas en Tierra del Fuego y en la Capital Federal.
En el mejor de los escenarios, alzándose con el triunfo en ambos distritos, la coalición de Elisa Carrió podría llegar a tener un bloque de 4 legisladores, a quienes se podría sumar el socialista Rubén Giustiniani, candidato a vicepresidente, con mandato por dos años más en la Cámara alta, y el también socialista Jorge Daneri, candidato a senador por Entre Ríos y con chances de birlarle una banca en ese distrito al kirchnerismo.
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