En el club con menos hinchas
LA NACION LINE estuvo en un acto de Elisa Carrió, candidata de ARI en Capital, en el club Yupanqui de Lugano; toda la previa de una ceremonia con aires de liturgia peronista
Son las seis y media de la tarde de un viernes en Villa Lugano y hace demasiado frío para septiembre. Un grupo de chicos sale de fútbol y se dispersa después de saludarse en una esquina. Se escuchan los ecos de una clase de gimnasia. El barrio se prepara para un nuevo acto de campaña.
La cita es en un club de la primera D: el Yupanqui. El mismo que se volvió famoso después de inspirar el aviso de la gaseosa más conocida. El club con menos hinchas de la Argentina, según atestiguaban los siete únicos fanáticos apiñados en el fiat 600 de la propaganda.
Ante LA NACION LINE , uno de sus directivos recuerda los días de fama repentina. "Se revolucionó todo. Hubo un aluvión de hinchas, de llamados y de venta de camisetas" evoca Roberto Giovane acodado en la barra del bar del Yupanqui.
Con folklore peronista
Cae la tarde y el club se trasforma. La previa parece la de un acto del PJ. Un pizarrón anuncia que las actividades habituales quedan suspendidas desde el mediodía. Las paredes del salón principal se llenan de afiches y las columnas de globos, guirnaldas y banderas de plástico. Circula más de un mate y desde los parlantes llega la voz de León Gieco.
En la esquina del club se junta un grupo de jóvenes firmes con sus bombos, que empiezan a sonar, tímidos. La marcha peronista podría irrumpir en cualquier momento.
Pero en la puerta y adentro del salón las mujeres son mayoría. Y no esperan a ningún justicialista. Llegaron al Yupanqui para escuchar a la candidata a diputada nacional porteña de ARI, Elisa "Lilita" Carrió.
Bombos y sirenas
" Escuchen todos que tenemos que ganar/Votar al ARI es una forma de luchar/Si sos honesto pensamos igual/De eso se trata nuestro contrato moral ". La letra de la canción está escrita en un papel que dos jóvenes tratan de descifrar mientras empieza a oscurecer y arengan al resto.
Los dueños de los bombos, no más de veinte, marchan desde la esquina y se unen al grupo que espera a Carrió en la puerta del club. Vuelan papelitos por el aire y suena una sirena. "Somos del ARI de Capital", repite orgullosa una mujer abrazada a un megáfono.
Otro grupo llega, pancartas en mano, cantando: "No nos paga el Gobierno, no nos paga el poder" y se acomoda frente a la entrada. "¿A qué hora viene?", se preguntan dos mujeres que no dejan de aplaudir al ritmo de la música.
Hugo camina nervioso entre los extremos de la cuadra. Da órdenes y habla por celular. Tiene un buzo con el escudo de ARI que lo identifica como uno de los organizadores. Asegura que a Lilita "la agarró el tráfico" pero que "está llegando".
"Vayan entrando", les dice a los de los bombos que, obedientes, enfilan hacia el salón.
Como en una película
Cuando la impaciencia empieza a palparse en el aire y el frío a molestar, llega Lilita. Baja de un auto gris metalizado y saluda a las pocas mujeres que siguen afuera. "Parece una película", dice mientras dos hombres la conducen por un acceso alternativo para entrar al Yupanqui por una puerta lateral. Atraviesa una cancha de fútbol. Los chicos siguen corriendo atrás de la pelota como si nada, menos uno que grita: "Vamos doña".
En el salón, los vecinos de Lugano, cerca de 500, ocupan todas las sillas y muchos esperan de pie.
"Disculpen la tardanza", les dice Carrió apenas agarra el micrófono. Habla durante veinte minutos. Se acerca y se aleja del auditorio y mueve las manos. Asiente y busca la aprobación a su discurso con el mismo gesto al final de cada frase.
David y Goliat
En tono de predicadora, pide apoyo para "la revolución de la paz de la mayoría silenciosa que tiene las manos limpias y el corazón tranquilo". Repasa sus propuestas y, antes de despedirse, asegura que "David va a vencer a Goliat".
Amar a Evita
¿Cómo es hacer campaña en un clásico bastión peronista?, pregunta LA NACION LINE al final del acto. "Yo amo a Evita, así que no hay problema", responde Carrió con una sonrisa antes de salir de Yupanqui cargando un ramo de flores que una niña le había dado un rato antes.
En un costado, un hombre apila las sillas blancas de plástico. El club de las tribunas más vacías empieza a volver a la normalidad.
lbullrich@lanacion.com.ar
Vea con esta nota el video con las imágenes de la campaña
La semana próxima, toda la intimidad de la campaña de Ricardo López Murphy.
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