En la Gran Vía
Un partido frustrado
MADRID (De un enviado especial).- El embajador argentino en España, Carlos Bettini, nunca sufrió los embates de los Kirchner como hasta ahora. Hombre amante del deporte y el buen comer, tuvo que suspender el fin de semana su pasión por el tenis. Es que Bettini tenía entradas para asistir en Madrid al partido entre Roger Federer y Rafael Nadal que se disputó el domingo pasado, pero la llegada del matrimonio presidencial le impidió ir. "La verdad es que esto me duele mucho", dijo entre sonrisas el embajador a un grupo de funcionarios argentinos.
Ropa adecuada
El comisario de a bordo del vuelo de Aerolíneas Argentinas de anteayer estaba entre resignado y molesto. "El lunes me tengo que poner el traje otra vez para ir a las oficinas de Madrid", dijo cuando llegó a España. Sabía que tenía una obligación por cumplir. Ayer estuvo en el acto de la inauguración de las oficinas de la empresa en la calle Princesa 12. No era para menos, la presidenta Cristina Kirchner iba a estar allí y tenía que posar para la foto junto a un grupo de azafatas y, por supuesto, el comisario de a bordo.
Empresario fiel
Se lo vio en los pasillos del hotel donde se hospeda el matrimonio presidencial y asistió a reuniones para defender la política oficial. Pero en todo momento evitó el contacto con la prensa. El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, siguió de cerca a los Kirchner y no se separó un instante de su gran amigo y empresario Daniel Funes de Rioja.
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