En la recta final, la Casa Rosada oculta a sus dirigentes más cuestionados
Apartó de la primera línea de la campaña a las figuras que "restan votos", como Larroque, Boudou, Kunkel, Cabandié, Mariotto y Bonafini; la consigna es que no hablen y que Cristina y Scioli sean los protagonistas
No hay espacio para un paso en falso. La presidenta Cristina Kirchner decidió ocultar en la última semana de campaña a los dirigentes de peor imagen: el primero fue el jefe de La Cámpora, Andrés "Cuervo" Larroque. La Casa Rosada considera que resta votos. "Escondieron a todos los de La Cámpora", señaló a LA NACION un operador clave de Balcarce 50.
Larroque no fue el único. También "corrieron" al vicepresidente Amado Boudou; a los candidatos Juan Cabandié y Carlos Kunkel; al vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, y a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. La consigna es que no hablen: "Restan cada vez que abren la boca", confió a LA NACION una fuente oficial.
En la última semana, el protagonismo será sólo de Cristina Kirchner, del gobernador Daniel Scioli y del propio candidato a diputado bonaerense Martín Insaurralde. Muy cerca de Cristina lo explicaron así: "La política se hace con los de izquierda, con discurso extremo, que no es competitivo: Boudou, Larroque, Mariotto o Cabandié. Y las elecciones se ganan con los de centro: Insaurralde, Scioli, Cristina o Daniel Filmus".
Ésa será la clave de la última semana. El Gobierno presiente que el candidato del Frente Renovador, Sergio Massa, aún gana, pero por 4 o 5 puntos, sobre Insaurralde. Los más optimistas confían en que en las primarias del 11 de agosto habrá un empate técnico y redoblan el optimismo para las elecciones de octubre.
Los más prudentes suponen que Insaurralde está cerca de su techo y que Massa tiene más margen para crecer con el "voto útil" opositor.
La estrategia de marginar a los "radicalizados" se urdió en Olivos y el abanderado fue Máximo Kirchner, el hijo de la Presidenta. Luego del nacimiento de su bebe, Néstor Iván, se reintegró a la mesa chica de decisiones. Desde ese día se instaló, con nuevos bríos, en la residencia de huéspedes de la quinta presidencial.
Pero se volverá a Río Gallegos el viernes junto con su pareja, Rocío García. Incluso encontraron pediatra allá para el niño. Todo lo supervisó Cristina, que los llevará y votará en esa ciudad.
"Máximo acotó a su propia agrupación, La Cámpora", señalaron en Balcarce 50. Lo conversó con Larroque y con Eduardo "Wado" De Pedro, que lo visitan en Olivos periódicamente. Les pidió silencio por unos días.
Volvieron las tertulias de Olivos hasta la madrugada. Las encabeza Máximo, como antaño Néstor Kirchner, y la Presidenta participa hasta que se cansa. También las amenizan el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, el viceministro de Economía, Axel Kicillof, y el titular de la SIDE, Héctor Icazuriaga. Son el nuevo círculo áulico de Cristina.
Para sorpresa de muchos, Máximo advirtió la mala imagen de La Cámpora. "Hay mucho conflicto con eso", acotó una fuente oficial. Larroque entró en cortocircuito con Zannini. Hubo cruces privados.
Otra orden tajante fue silenciar a Juan Cabandié, camporista y primer candidato a diputado del Frente para la Victoria en la Capital. Su relación con el candidato a senador, Daniel Filmus, está en el peor momento.
Cabandié tropezó con todas las piedras. Primero, dijo que había visto peces en el Riachuelo. Luego, al elogiar el modelo nacional y popular, se enredó con otra frase: "Este proyecto no necesita una década más. Necesita cinco décadas más para terminar de consolidarse".
La Presidenta estaba furiosa. "No hay lugar ni tiempo para más boludeces", dijo a LA NACION un operador de ella. Máximo y Zannini le bajaron el pulgar a La Cámpora. Además, Cabandié fue el primero en criticar al papa Francisco apenas fue elegido, hoy un intocable del kirchnerismo.
"Cabandié le habla al núcleo duro K, que ya tenemos. Necesitamos buscar votos afuera", dijo un funcionario. También el resto de la lista de candidatos de Insaurralde bajó el perfil: Carlos Kunkel, Juliana Di Tullio, Verónica Magario, Diana Conti, Héctor Recalde, Remo Carlotto, Teresa García, Carlos Cuto Moreno, Edgardo Depetri, Dulce Granados y Luis Cigoña, entre otros. Y lo mismo el líder piquetero Luis D'Elía, amigo de Larroque: fue corrido de las grandes fotos. "Pero a Luis no hay que pedirle mucho, siempre hace lo contrario que le pedís y te perjudica", confiaron.
En esos encuentros reservados, Máximo también fue crítico con el periodista de Página/12 Horacio Verbitsky, presidente del CELS. Cristina intentó defenderlo. Pero su hijo no le perdona el informe que pedía el rechazo al Senado del pliego de ascenso del jefe del Ejército, César Milani, que obligó a la Presidenta a postergar ese ascenso por los cuestionamientos al rol del militar en la dictadura.
También la Casa Rosada se enojó con el afiche del publicista Enrique "Pepe" Albistur, de Equipos de Difusión, que mostró a Cristina, Insaurralde y el Papa. Mariotto, que estaba corrido de la campaña, entrevió que era la hora de tomarse revancha de su viejo rival interno, Albistur.
Salió a hacer declaraciones lapidarias sobre el ex secretario de Medios, a quien secundó en otras épocas. Pero fue recriminado por Zannini y el jefe del Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. "No debe hablar por su cuenta", le hicieron saber.
Luego de eso, Mariotto volvió a su bajo perfil. Al igual que Boudou y Hebe de Bonafini, que miran la campaña, pero desde un segundo plano.
Más leídas de Política
"Solo cierra en el Excel" vs. "muy claro". Las repercusiones del arco político, tras la cadena nacional de Milei
Víctimas del terrorismo de Estado. Cúneo Libarona dio detalles de las cifras que motivaron la decisión de dejar de pagar indemnizaciones
Tras hallar irregularidades. El Gobierno dejará de pagar las indemnizaciones otorgadas a víctimas del terrorismo de Estado