Entre el desconcierto y la alegría
La continuidad de Lino Barañao al frente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva provocó desconcierto entre investigadores que habían apoyado la candidatura de Daniel Scioli. Hubo quienes se manifestaron escépticos de un apoyo real a la continuación de los programas, otros dijeron estar "confundidos" y muchos confesaron que tenían que "metabolizar" el nombramiento.
"Prefiero no hablar" fue la respuesta de destacados investigadores. Otros decían que tenían que "entender" lo que estaba pasando. O que, por la composición del gabinete, dudaban de que el nombramiento se tradujera en la continuidad de los programas. Por el contrario, otros sí se alegraron.
Para el decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, Juan Carlos Reboreda, "la continuidad de Barañao es una señal positiva que podría indicar que el desarrollo de la ciencia se ha transformado en una política de Estado. El éxito de la futura gestión dependerá no sólo de poner a su frente a alguien idóneo, sino de que exista apoyo del gobierno".
Eduardo Tonni, jefe de la División Paleontología de Vertebrados del Museo de la Plata y profesor emérito de la Universidad Nacional de La Plata, celebró el nombramiento. "Es importantísimo que siga a cargo -agregó-, no innovar cuando algo funciona bien".
"Si aceptó es porque le aseguraron la continuidad en las políticas del área e inversion", coincidió Gustavo Politis, investigador del Conicet y profesor de las universidades del Centro de la Provincia de Buenos Aires y de La Plata. "El ministerio tuvo un impacto muy positivo, no sólo en la ampliación de cupos para el Conicet, sino también en aspectos muy retrasados, como infraestructura edilicia y equipamiento", precisó.