Entre gritos y ausencias, Morales logró su reelección en la UCR
El jujeño continuará por dos años más; pidió "abrir el diálogo" con otros opositores
"Tomando en cuenta las provincias intervenidas, los que se fueron con Kirchner y Carrió, y los frentes judiciales abiertos, estamos bastante bien."
La mezcla de sinceridad e ironía del presidente de la UCR, Gerardo Morales, sirvió a la perfección para describir la actualidad del centenario partido, que ayer, pasadas las 21, y después de horas de nervios y discusiones en la sede de la calle Alsina, le dio al senador jujeño el aval para continuar en el cargo por otros dos años.
"Somos claramente la segunda fuerza y vamos por la refundación del partido", dijo Morales a LA NACION apenas pasadas las 17, cuando su reelección ya no corría riesgos. La primera medida de su nueva gestión quedó clara luego de su reelección: disponer "sanciones ejemplificadoras" contra los gobernadores e intendentes que fueron en las listas kirchneristas durante las últimas elecciones presidenciales.
Casi cuatro horas después de lo previsto, 53 delegados del comité nacional (sobre un total de 86 habilitados) dieron a la actual conducción el triunfo y la continuidad.
No estuvieron los representantes de Mendoza, Santiago del Estero, Río Negro y Tierra del Fuego (que tienen el partido intervenido y gobernadores K,) y tampoco se vio a ningún referente de Margarita Stolbizer, hoy en la Coalición Cívica.
Pero estaba claro que no todo iba a transcurrir en absoluta calma. "¡Somos la vida; somos la paz, a Morales lo vinimos a bajar!", atronó el grito desde la otra punta del salón.
No se trataba, por cierto, de un grupo de nostálgicos de la Junta Coordinadora Nacional. Una veintena de hinchas de Unión de Santa Fe y militantes que respondían a Luis "Changui" Cáceres se hicieron oír un rato después de que el propio dirigente criticara a Morales por haber excluido a delegados de su provincia porque estaban "en contra" de su continuidad.
Contradicciones
"Tuvimos elecciones internas y legitimidad; acá no hay democracia", dijo, enojado, Cáceres. LA NACION le recordó la presencia del grupo de jóvenes santafecinos, algunos de cuyos integrantes se negaron de mala manera a explicar los motivos de su viaje. "Los muchachos nos tienen afecto; hay que dejarlos", dijo sonriendo Cáceres. Su esposa, la diputada Alicia Tate, habló de un "fracaso electoral", en referencia al 17% de los votos y el tercer puesto que la UCR consiguió en las últimas elecciones, con Roberto Lavagna y Morales como fórmula presidencial.
"Pero si ella sacó el 2% de los votos en Santa Fe", manifestó un dirigente del oficialismo partidario que recordó la magra cosecha de la dirigente, candidata por fuera del oficialismo que apoyó al socialista Hermes Binner.
La conducción elegida ayer (Morales, el rocista Mario Jaraz, José Luis Bellia, el senador Ernesto Sanz, entre otros) ya adelantó que la expulsión de los radicales K y el acercamiento a otras fuerzas opositoras serán prioridades.
Morales también aseguró que pedirá una audiencia con Cristina Kirchner no bien asuma la presidencia. "Esperemos que nos atienda", dijo, y evitó precisar qué papel ocupará Lavagna en el nuevo esquema. "Vamos a seguir trabajando juntos", explicó con fuerza el jujeño.
Enfático, Sanz elogió a su par del Senado: "Se puso el partido al hombro en momentos de crisis, y ahora tiene autoridad moral para motorizar los cambios". Con la expulsión de los K, Morales pretende dar un golpe de efecto no bien reasuma, aunque la UCR está lejos de su mejor momento.
"Es increíble; no se vende nada", se lamentaba el dueño del puesto de libros, en la entrada de la sede radical. Los libros con discursos de Alfonsín, en oferta desde $ 10, no conseguían compradores, entre tanto grito pero con final feliz para Morales.
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