"Es inadmisible una auditoría del FMI"
La candidata oficialista dijo que quiere pagar la deuda al Club de París "sin condicionamientos" del organismo multilateral
BERLIN.- Los elogió, les prometió que van a ganar más dinero, dijo que la crisis energética va en camino de superarse y les declaró su fe industrialista. Los inversores alemanes, gestores de este último tramo europeo de la campaña de Cristina Kirchner, se llevaron también una idea ayer de cuál podría ser la primera tensión externa que le tocará manejar a la candidata si logra suceder a su marido.
Justo en el país al que la Argentina más le debe, advirtió ayer que "es inadmisible" e "inviable" aceptar una auditoría del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el plan de pago de la deuda en mora de US$ 6500 millones con las naciones del Club de París.
"Tenemos una manifiesta vocación de pagar. Pero se nos exige someternos a una revisión del FMI. Es inadmisible en términos políticos, económicos y de lógica", dijo Cristina Kirchner, ante un auditorio de industriales convocados en la principal central empresaria de Alemania (DIHK).
La definición coincide con el discurso del Presidente y cobra un valor especial el día previo a su visita "de cortesía" a la canciller federal, Angela Merkel, y a la posterior reunión con el ministro de Finanzas, Michael Glos.
A Alemania le corresponde el 22% del dinero que la Argentina le debe al Club de París. Hasta ahora es uno de los países que mantuvo firme la tradición del grupo de exigir que el FMI supervise las reestructuraciones.
"Acá no hay un problema de dogmatismo o de ideología -dijo-. El FMI aplicó una receta que dio malos resultados y llevó a la implosión de la Argentina en 2001, no es lógico pensar que ahora su política dará otro resultado."
Igual, a tono con su renovado perfil seductor al mundo de los negocios, la candidata del Gobierno dijo que espera en el futuro encauzar la relación con el FMI. Describió así su reunión con el postulante francés a la dirección del organismo, Dominique Strauss-Kahn: "Dijo cosas muy sensatas, como que era lógico que los argentinos viéramos al Fondo como el diablo. Soy moderadamente optimista".
El estancamiento de la negociación de esa vieja deuda ha empezado a trabar financiamiento público para empresas europeas que quieren invertir en la Argentina. Lo sufrió, por ejemplo, la francesa Alstom, adjudicataria de la obra del tren bala Buenos Aires-Rosario. "La idea es reestructurar la deuda sin condicionamientos. Vamos a hablar con el Club y también país por país", anticipó la candidata.
La explicación fue en respuesta a la segunda y última pregunta que se permitió al auditorio (la hizo una periodista de Reuters, aunque se suponía que la organización sólo iba a darles la palabra a los empresarios).
Los otros temas que surgieron fueron la crisis energética y la inflación. En el primer caso, describió la lista de obras de infraestructura, en muchas de las cuales participa la alemana Siemens, una de las promotoras de la visita. "Hay que diversificar la matriz energética del país", dijo. Igual minimizó el problema y reservó una breve dedicatoria a la prensa: "Que yo sepa ningún diario dejó de salir por falta de energía".
La inflación y el Indec
Sobre la inflación, se limitó a defender los polémicos índices del Indec. Repitió un concepto ya dicho en Buenos Aires: "La forma de medir la inflación no es la Biblia". Y denunció: "Intereses ocultos" de bonistas y bancos detrás de las críticas a las estadísticas que supervisa el secretario Guillermo Moreno.
Cristina Kirchner había llegado a Berlín desde Wolfsburgo en un avión de Volkswagen: la compañía la invitó un día a visitar su planta y conocer el prototipo de una Pick-Up que fabricará en la Argentina. Al atardecer, llegó a la DIHK, una mole de techo de vidrio donde se tiene la sensación de estar siempre al aire libre. En una sala de exposiciones pequeña había ejecutivos de un puñado de empresas: Basf, Lufthansa, MAN, ThyssenKrupp, Pricewaterhouse Coopers, entre otras. También se anotaron seis funcionarios del Ministerio de Finanzas alemán.
Al CEO de Siemens argentina, Matthias Kleinhempel, le tocó presentarla: "Nos va cada vez mejor en la Argentina. Queremos saber cuánto va a mejorar en los próximos cuatro años, para eso está usted acá". Voto cantado.
Siemens la llevará hoy a ver las turbinas que fabrica por encargo del Gobierno para una planta termoeléctrica en Santa Fe.
Sin leer, la candidata describió su visión del modelo kirchnerista y dijo de mil formas que su gobierno será amigable para la inversión. Una fue: "La Argentina no es el paraíso, pero sí es un lugar donde se puede ganar dinero".
Al salir repartió saludos y hasta aceptó responder una pregunta de la televisión alemana. Ya sin ella cerca y casi en un susurro, el presidente de una multinacional alemana dijo: "Estuvo mejor que cuando trajimos a Néstor". Eso fue en 2005. No sonó a confesión, sino al reflejo de una esperanza de que el nuevo talante del oficialismo y los contactos de este viaje realmente vayan a abrir buenos negocios en el futuro.
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