Es jueza y, en protesta por la violencia de género, renunció a un importante nombramiento
Verónica Gómez Naar -que trabaja como magistrada en la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial- renunció al puesto de presidenta de la Asociación de Jueces de Salta luego de siete meses; “Mi límite es, pues, la decencia y la ética”, dijo
En Salta, la jueza Verónica Gómez Naar renunció a la presidencia de la Asociación de Jueces de esa provincia, después de siete meses ejerciendo las responsabilidades en ese cargo. Decidió dejar su puesto con una durísima carta, en la cual denunció haber sufrido violencia de género y violencia institucional, asegurando que debió enfrentar al interior de esta importante institución operaciones políticas de desestabilización, que encuentran sus motivos en sesgos de género, tal como confirmó la magistrada en el documento, al que tuvo acceso LA NACION.
Destacó la jueza -que trabaja actualmente en la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial- que al asumir en sus funciones en la asociación había ya anticipado su intención de establecer “el estudio de la perspectiva de género en la decisión judicial” como “un eje” de su trabajo. Destacó la gestión en este sentido de cursos de formación y el refuerzo de tareas intelectuales para que los trabajadores judiciales pudan capacitarse “en gestión y liderazgo, en coordinación parental y prueba interdisciplinaria en el proceso de familia”.
También informó la jueza Gómez Naar en esta carta de renuncia sobre el detalle de su gestión, donde puso de manifiesto el trabajo realizado en favor de las comunidades originarias, los jubilados y de la independencia del Poder Judicial de Salta, una provincia de frontera severamente afectada por la expansión de grupos delictivos dedicados al narcotráfico, la trata de personas, el contrabando inter-regional, entre otras problemáticas, de las que este diario dio cuenta en recientes investigaciones.
Tal como redactó, la magistrada expresó que fue víctima de “continuas y sucesivas embestidas, nunca de frente y siempre por detrás, que conforman la figura de violencia institucional, que nunca pensé que podría suceder en una asociación de jueces”. Y agregó: “He sido víctima de violencia de género”.
Al respecto, dijo que los ataques e impedimentos para impulsar cambios estructurales provienen de “una cultura que atrasa y discrimina ferozmente a las mujeres, si no es, claro, para seducirlas y dominarlas”, e indicó que “en las mentes” de sus detractores, “la mujer sólo puede y debe ser propiedad de algún varón”.
Al cerrar la carta, indicó: “Mi límite es, pues, la decencia y la ética, no puedo responder con iguales armas estos ataques y operaciones. Por estos motivos, y porque todo esto ha llegado a afectar mi salud, presento mi renuncia indeclinable al cargo de Presidenta, con el que fui honrada, y a la Asociación de Jueces del Poder Judicial de la provincia de Salta”.
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