Excavan en una estancia de Báez, en busca de dinero negro y joyas
El juez Bonadio ordenó operativos tras recibir varios datos que indicaban la presencia de un contenedor enterrado por el empresario
EL CALAFATE.- Como si fuera una escena copiada de la serie Breaking Bad, ayer, un puñado de hombres empezaron a perforar la inmensidad de la estepa patagónica en busca de un contenedor enterrado con dinero negro y joyas, en el marco de la investigación por los cuadernos de las coimas.
El operativo, impulsado por el Ministerio de Seguridad, fue ejecutado por Gendarmería y Vialidad Nacional: unas 20 personas trabajaron desde las 9 dentro de la estancia Cruz Aike, a 50 kilómetros de El Calafate, sobre la ruta nacional 40, propiedad del empresario Lázaro Báez. Allí, hace dos años, el fiscal Guillermo Marijuan había realizado allanamientos para buscar presuntos contenedores enterrados en la investigación conocida como " la ruta del dinero K".
Esta vez, los investigadores consultados por LA NACION no fueron optimistas sobre los resultados de la búsqueda, aunque se llevaron muestras de tierra para analizar. "Estaba la tierra removida", dijo un oficial que participó del operativo, que, además, percibió demasiada tranquilidad entre los empleados de la estancia de Lázaro Báez. "Todavía no hay ningún resultado positivo", se limitó a decir la fuente.
Los trabajos autorizados por el juez Claudio Bonadio -que continuan hoy- se realizan a un kilómetro en línea recta desde la ruta, en un operativo que incluye equipos de prospección de la Gendarmería, a los que se suman una excavadora y una torre de perforación junto a un camión cisterna, según pudo reconstruir LA NACION.
La tarea no fue fácil. La mañana empezó con algunas dificultades: para ingresar, los vehículos de gran porte debieron cortar parte del alambrado lateral ubicado a dos kilómetros del ingreso principal de la emblemática estancia, desde la cual Báez domina toda la vista del valle del río Santa Cruz.
Durante el día se realizaron perforaciones y movimientos de suelo. A media tarde, dos camionetas de la Gendarmería llevaron hasta el predio un escáner de la fuerza, similar al utilizado en los allanamientos realizados aquí en la casa de la expresidenta Cristina Kirchner, confirmaron fuentes oficiales.
A la distancia se alcanzaban a ver dos tambores oxidados empotrados en una base de cemento volcados sobre el suelo, pero no se pudo precisar si fueron retirados ayer o si estaban en el lugar antes de que llegaran los investigadores. Los tambores remiten a los enterrados por el personaje narcotraficante de Breaking Bad, quien enterraba millones de dólares en el desierto de Nuevo México, Estados Unidos. Las denuncias recibidas en las últimas horas hacen foco en un contenedor enterrado a metros de profundidad.
La estancia Cruz Aike era propiedad de la familia Benetton hasta que Báez la compró, en 2008, la remozó y la convirtió en su favorita. El empresario, que soñaba con ser un gran terrateniente, compró más de 300.000 hectáreas.
A dos puntas
La decisión se había gestado en los últimos días a dos puntas: el Gobierno y el juez Bonadio trabajaron en conjunto con distintos datos que recibieron. "Hubo varias fuentes de información coincidentes", admitió una fuente oficial. Por un lado, llamadas al teléfono que habilitó el Ministerio de Seguridad para recibir datos a cambio de recompensa. Por el otro, una dependencia del Poder Ejecutivo acercó datos de inteligencia que motivaron la decisión final del magistrado, quien nunca había sido optimista sobre la posibilidad de encontrar bienes escondidos en el sur.
Incluso, Bonadio recibió el jueves en su despacho al fiscal Marijuan, quien había comandado los allanamientos sobre las estancias de Báez hace dos años, para obtener más precisiones frente a este nuevo operativo.
Aunque nunca fueron optimistas respecto de los resultados, en el Gobierno siguieron de cerca los operativos. Distintas dependencias movilizaron a funcionarios de confianza hasta el lugar de los hechos para tener información de primera mano sobre los resultados de la búsqueda en Santa Cruz, dijeron fuentes oficiales.
La principal hipótesis de la Justicia es que el dinero está en Santa Cruz, pero no oculto, sino que se habría invertido en bienes que estarían a nombre de Báez y su entorno. En cambio, la hipótesis de la fuga del dinero al exterior perdió potencia a lo largo de la investigación.
Son varios los testimonios que aparecen en el expediente que relatan que el entonces secretario privado de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz, recibía los bolsos en el departamento de Recoleta para luego enviarlos en aviones oficiales a Santa Cruz, tal como consta en decenas de fotografías.
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