Expresiones fuera de tono que revelan una agresividad contenida
¿Qué tienen en común Gerardo Romano, José Pablo Feinmann, Axel Kicillof, Alfonso Prat-Gay, Federico Pinedo y Aldo Pignanelli? Aparentemente nada. Un actor, un filósofo, un ministro, dos economistas prestigiosos y un diputado. Sería difícil encontrar algo en común si no fuera que en las últimas horas y días han protagonizado fuertes exabruptos.
El exabrupto es una expresión fuera de tono, incorrecta para la situación o para el contexto en dónde aparece e inesperada por quienes la observan. Puede ser estratégico o espontáneo. Cuando es estratégico pretende, sobre todo, llamar la atención. Aunque también puede ser usado como un dispositivo de ataque y defensa en una discusión.
En la retórica, algunas veces se recomienda que en el exordio o comienzo de un discurso aparezca un exabrupto. Pero requiere mucha maestría porque luego hay que controlar los efectos no buscados.
Los exabruptos son un problema cuando son una expresión no controlada, ni querida, ni buscada. ¿Qué significan en este contexto de campaña electoral? Responden a una cierta falta de autocontrol discursivo y emocional, gatillados por un "ambiente psicológico" formado por una comunicación política agresiva y medios tecnológicos que avivan la espontaneidad, el desenfado y la espectacularidad.
Quiero decir que estamos frente a otro cambio cultural: el canon lingüístico se ha modificado en este "ambiente". ¿Qué lo ha cambiado? Primero, las pautas de comunicación política en las que nos hemos involucrado los argentinos desde hace años. Nos parece casi normal el uso de cierto lenguaje soez, sin necesidad (las malas palabras tienen una función; el problema es cuando se las usa para otra).
Por otro lado, el uso de las redes sociales y de las comunicaciones digitales cambia las reglas deontológicas de la comunicación. El uso intensivo y extensivo de las redes generó un cambio de pautas de interacción, de uso y de aceptación de reglas, y ha impactado sobre la espontaneidad y las formas menos controladas de comunicación. Comunicarse es cada vez más barato (económica y psicológicamente) y más rápido (más volátil también); hay cada vez más intercambios de mensajes, que deben ser "frescos", directos y claros.
El exabrupto es también señal de agresividad contenida. Y es muy probable que el exabrupto no buscado sea la expresión de un miedo o ira contenida, enojo o rencor. No deberíamos dejar la civilización. Esto ocurre algunas veces, cuando estamos convencidos de que somos civilizados y que nada ni nadie nos puede barbarizar.
El autor es decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral
Luciano H. Elizalde