Fernando Sánchez: "No vamos a permitir ni un solo caso de corrupción"
Hombre del riñón de Carrió, se sumó al Gobierno y defiende los estándares de transparencia; "no hay distintas varas", dijo
Todo es nuevo para Fernando Sánchez. Por primera vez en su vida pertenece al oficialismo y es parte del Poder Ejecutivo. Lleva apenas 65 días como secretario de Fortalecimiento Institucional y ya se mueve con total naturalidad en el mundo macrista. Después de estar años al lado de Elisa Carrió, aceptó la oferta de Marcos Peña y se sumó al Gobierno. Eso sí: sigue hablando con su ex jefa, que lo llama para retarlo.
"No fueron pocas las veces que Lilita me llamó con tono elevado. Pero son muchas las oportunidades en que trabajamos juntos. Cuestiona muchas cosas, pero no voy a decir cuáles", dice Sánchez sobre el rol de Carrió.
Sánchez protege a sus compañeros y asegura que no hay una doble vara a la hora de tratar a los funcionarios que tuvieron que atravesar cuestionamientos en casos de transparencia. Defiende a Laura Alonso al frente de la Oficina Anticorrupción (OA) y ratifica que el Gobierno no permitirá "ni un solo caso de corrupción".
-¿Lo llamaron como una suerte de guardián de la transparencia?
-Si hablamos del tema de integridad pública, transparencia y luchar contra la corrupción, no se puede hablar de una sola persona. Lograr que en la Argentina haya política de integridad en el Estado es una decisión de un reclamo ciudadano, de una sociedad que entendió que ir por ese camino es beneficioso y nos lleva a un mejor lugar. El desafío de la transparencia es mucho más grande que el económico. Esto no es una moda, es una exigencia.
-¿Este es un gobierno transparente?
-No recuerdo presidentes que habiéndose asentado como Macri sigan proponiendo y exigiendo a su equipo estándares más altos de transparencia. No vamos a permitir ni un solo caso de corrupción.
-Los estándares de transparencia fueron reacciones ante casos como los de Aranguren, Etchevehere, Caputo, Triaca, Díaz Gilligan... Ejemplos sobran.
-No, la decisión es permanente y desde el primer día. Pero si se trata de reacciones de este tipo, bienvenidas sean. Me acuerdo de cómo reaccionaban antes con los aplaudidores y los que criticábamos éramos golpistas. Acá se toman los problemas, se resuelven y se va para adelante con una exigencia mayor.
-Desde la oposición una crítica permanente es que la OA está liderada por Alonso, a la que califican como una militante macrista...
-Yo miraría el resultado, que es muy bueno. Hay que darle más herramientas a la OA. Por eso Laura [Alonso] está proponiendo un debate para una nueva ley de ética pública para definir qué limitaciones y características tiene que tener el titular de la OA.
-Hablemos de un problema transversal sobre la falta de transparencia en la política: el financiamiento. ¿Cuál es su evaluación?
-Es el principio de todos los actos de corrupción. Dime quién te financia y te diré qué vas a hacer cuando llegues al cargo. La ley no tiene grises, es la práctica la que los tiene. La ley tiene que mejorar, y por eso también estamos proponiendo reformas a la ley de financiamiento.
-¿Cuál es su propuesta?
-Creo en el financiamiento mixto de los partidos políticos, público o privado. Con clarísimas limitaciones, con fuertes exclusiones y con grandes sanciones. Es más: creo que debería ser una causal de caducidad de partido político. Se pueden ganar elecciones siendo decente.
-¿Hay doble estándar en el Gobierno para tratar las crisis por causas de transparencia? Mientras que con Díaz Gilligan y Centurión actuaron de una forma, a Caputo, Triaca y Etchevehere los respaldaron...
-Yo creo que es la misma. Cuando hay un caso de dudas sobre un funcionario se lo toma muy en serio. No hay distintas varas para los funcionarios, todos los casos son distintos.
-Vamos de a uno: el caso del ministro de Energía, Juan José Aranguren, se planteó como un conflicto de interés.
-En el caso de Juanjo Aranguren parecía un conflicto de interés que no fue un conflicto de interés porque lo determinó la OA, con la ley en la mano. Sin embargo, para proteger el prestigio se le pidió que se desprendiera de las acciones de Shell y las vendió.
-A Díaz Gilligan le encontraron una cuenta que no declaró en Andorra.
-En este caso dije que hubiera hecho lo que él finalmente hizo, renunciar. Entonces no es que estamos muy diferentes en términos de percepción y de responsabilidad para el Gobierno.
-El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, atravesó una crisis con una exempleada y gran parte de su familia tuvo que dejar su trabajo en el Estado...
-Pidió disculpas y explicó lo que había pasado. Además, el Presidente emitió un decreto de autolimitación y obligación. Una respuesta que nos deja en un mejor lugar que antes en el sentido de institucionalidad. La respuesta es virtuosa.
-Hay un tema que aún genera mucha reprobación en la oposición: el caso del ministro de Finanzas, Luis Caputo.
-Es una persona a la que le fue muy bien en su vida profesional a nivel mundial y tiene un patrimonio acorde con su trabajo. Se trata de un funcionario que viene a hacer un servicio a la Nación perdiendo recursos personales y que está obligado explicar todo, pero lo de Caputo se explica por sí solo.
-La UCR levanta la voz en reclamo de mayor espacio de poder dentro del Gobierno. ¿La Coalición Cívica está conforme?
-Somos socios fundadores de esta alianza electoral, que es una coalición de gobierno. Ser oficialismo es una responsabilidad, no es una oportunidad para tener cargos.
-Alguno podría calificarlo como el espía de Carrió en el Gobierno. ¿Es así?
-¡No! Yo soy de la Coalición Cívica, aprendí mucho de Carrió y hoy trabajo para el Presidente. Eso lo tengo bien claro. A Lilita le encanta que esté acá. Me dijo: "Estemos bien conscientes de que vos sos miembro del Poder Ejecutivo y yo del Poder Legislativo y que esto es una república". A buen entendedor, pocas palabras.