Firme defensa del Gobierno a la CGT y al modelo sindical
La Presidenta agasajó a toda la central obrera; estuvieron Moyano y sus rivales de los grandes gremios
La Presidenta defendió ayer enfáticamente "el modelo sindical" representado por la CGT y reivindicó la alianza que el Gobierno mantiene con ese sector gremial desde que Néstor Kirchner llegó al poder, en 2003. Lo hizo durante un almuerzo que ofreció en la residencia de Olivos a los integrantes de la CGT, sin distinción de sectores internos, que llegaron encabezados por el camionero Hugo Moyano.
Cristina Kirchner los recibió junto con Néstor Kirchner y casi todos los integrantes del gabinete. Según comentaron dirigentes gremiales que asistieron al encuentro, la Presidenta le rindió "homenaje" al sector que acompaña desde 2003 el modelo económico oficial.
"El Gobierno consiguió la foto que quería", dijo uno de los invitados. No sólo estuvo Moyano, sino también sus rivales en la CGT: el sector independiente de Gerardo Martínez y los grandes gremios enrolados en "los Gordos", que se alejaron del consejo directivo en julio pasado, después de la derrota de Néstor Kirchner en las elecciones legislativas del 28 de junio.
Una síntesis de la alianza que pretende el Gobierno para los dos años que le restan de gestión, y que va más allá de sus coincidencias con Moyano, quedó reflejado en los dirigentes que compartieron la mesa con la Presidenta. Allí estuvieron Moyano y los estrechos aliados kirchneristas Héctor Recalde, José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Antonio Caló (UOM) y Jorge Pérez Tamayo (Asociación de Pilotos), pero también los independientes Martínez (Uocra) y Quintana (UPCN), y "los Gordos" Armando Cavalieri (Comercio) y Oscar Lescano (Luz y Fuerza).
Durante el encuentro, entre las 13 y las 17, Cristina Kirchner fue locuaz y pródiga en gestos, como ubicarse en cada una de las ocho mesas –con 10 dirigentes y un ministro cada una– para dialogar unos minutos con los gremialistas.
Al lado de la mesa presidencial se ubicó Kirchner, quien se levantaba frecuentemente para saludar a los dirigentes. Entre los ministros estuvieron Carlos Tomada (Trabajo), Aníbal Fernández (jefe de Gabinete), Amado Boudou (Economía) y Florencio Randazzo (Interior), entre otros. Hubo empanadas, asado, cordero patagónico, vino y gaseosas.
Al llegar al salón, la Presidenta saludó uno a uno a los sindicalistas (unos 70 dirigentes). En su discurso destacó las "conquistas oficiales" como la normalización de las negociaciones paritarias, la asignación por hijo y la estatización del sistema previsional, entre otros temas.
Antes del almuerzo, Moyano había expresado que no habría "ningún tipo de planteo" ante la Presidenta, aunque destacó que "sería muy importante para el país" que hubiese un relanzamiento del Consejo Económico y Social. Anoche, Aníbal Fernández dijo que en la reunión no se habló de una eventual convocatoria a ese consejo, del que se habla desde hace varios años pero que no se termina de concretar.
Randazzo calificó el encuentro como muy bueno, y el sindicalista judicial Julio Piumato, de "excelente".
Definida por los sindicalistas participantes como "desestructurado" y "ameno", en el almuerzo no hubo definiciones sobre asuntos que interesan a la CGT, como el pago de deudas atrasadas a las obras sociales ni un aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, que obliga a importantes descuentos en los salarios más elevados.
Las cuestiones se trataron superficialmente y en tono coloquial aunque después de cada broma, "cada dirigente aprovechó para tocar el tema", dijo una fuente a La Nacion, respecto de los históricos reclamos gremiales.
Por caso, en la mesa que compartió el ministro de Economía, Amado Boudou, con Carlos Zannini (el secretario legal y técnico de Presidencia), los sindicalistas presentes, entre risas y bromas, lo instaron a que se incremente el Mínimo No imponible y le mejora el sueldo a la gente (ver recuadro).
La distensión del encuentro permitió una sugerencia de Cavalieri a la Presidenta: "La verdad es que nos deben plata de las obras sociales", dijo sin chistar. Se refería a una deuda de 200 millones de pesos que tiene la APE (Administración de Prestaciones Especiales) con algunos gremios. Entonces, Cristina Kirchner le dijo al ministro de Salud, Juan Manzur, que se ocupara. Pero Cavalieri replicó: "Pero él nos manda a verla a usted".