Frente a Milani, la madre de Ledo pidió que se condene a los culpables
Brizuela contó detalles sobre la búsqueda del conscripto desaparecido en 1976; "que me digan qué paso", reclamó
SAN MIGUEL DE TUCUMÁN.- "Señores jueces, quiero que los responsables de la desaparición de mi hijo sean condenados, para que mi sufrimiento y mi lucha no hayan sido en vano". Con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos, Marcela Brizuela pronunció esa frase frente al tribunal que lleva adelante el juicio por la desaparición de su hijo, el soldado riojanoAlberto Ledo, ocurrida en esta provincia en junio de 1976, tres meses después del golpe de Estado.
Por el caso, desde el miércoles pasado está siendo juzgado en Tucumán el teniente general César Milani, exjefe del Ejército durante el gobierno de Cristina Kirchner,acusado de haber falsificado el acta de deserción con la finalidad de encubrir el secuestro seguido de asesinato del conscripto Ledo en manos de la dictadura militar.
También está sentado en el banquillo de los acusados el excapitán del Ejército Esteban Sanguinetti, acusado del homicidio del soldado Ledo, quien tenía 20 años cuando desapareció en la localidad tucumana de Monteros, donde cumplía el servicio militar obligatorio junto al Batallón de Ingenieros de Construcciones 141 de La Rioja.
Al comparecer como testigo frente al Tribunal Oral Federal de Tucumán (TOF), que integran los jueces Gabriel Casas, Carlos Jiménez Montilla y Enrique Lilljedhal (subrogante), Brizuela, quien tiene 88 años, reclamó castigo para los responsables de la desaparición de su hijo. "Les pido de todo corazón, señores jueces, que hable la justicia y que de una buena vez me digan qué pasó con mi hijo y quiénes son los responsables", insistió la madre del soldado Ledo, quien es una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo en La Rioja.
De cara a Sanguinetti y a Milani, a quienes tenía sentados enfrente, Brizuela contó cómo vivió los momentos posteriores a la desaparición de su hijo, quien era estudiante de Historia en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Explicó que al no tener novedades de su hijo durante varios días, se presentó en el campamento que el Batallón de Ingenieros de Construcciones ocupaba en la ciudad de Monteros, donde le dijeron que no estaba. "Me dijeron que la noche del 17 de junio [de 1976] el señor Sanguinetti, responsable del campamento, le ordenó salir. Me contaron que salieron y volvieron dos veces, pero a la tercera salida ya regresó solo el capitán Sanguinetti, pero ya no regresó mi hijo", detalló.
A continuación, dijo que un oficial, cuyo nombre no recuerda, le informó que su hijo había desertado, tras lo cual inició una búsqueda que lleva más de 43 años y que espera una respuesta durante el juicio.
"Comencé con la búsqueda. Regresé a La Rioja, con mi marido nos presentamos en el regimiento y la respuesta fue que Alberto había desertado y que lo estaban buscando, me dijeron que me quede tranquila. Después volví a Tucumán, pregunté en el Quinto Regimiento, fui a la Policía Federal, giré telegramas al Ministerio del Interior, me presenté en Interpol, me comunicaron que no había ningún pedido de detención", recordó. En su relato, Brizuela dijo que conoció a uno de los compañeros de su hijo, de apellido Origüela, que era de San Juan, que fue quien le entregó los anteojos de Alberto y le recomendó que centre su búsqueda en La Rioja. "Presenté denuncias en distintas dependencias, en todos los organismos de Derechos Humanos, en la Comisión Provincial de Derechos Humanos de La Rioja, en la Conadep. Nunca dejé de buscar a mi hijo", expresó.
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