Fuerte crítica de la Iglesia en el tedeum
"¿De qué democracia hablamos?", dijo el arzobispo Zecca frente a Alperovich y Rojkés
SAN MIGUEL DE TUCUMÁN.- En contraste con el trato amable que el papa Francisco viene desplegando en su relación con Cristina Kirchner, la Iglesia criticó ayer con dureza al Gobierno.
"¿De qué democracia hablamos si se convierte en enemigo al que discrepa?", se preguntó con voz potente el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca, en el tedeum por el Día de la Independencia celebrado en la catedral local y al que la jefa del Estado no asistió. Advirtió, además, sobre "un laicismo militante" que favorece "leyes de dudosa legitimidad".
Zecca condenó los proyectos de aborto no punible y de fertilización asistida impulsados por el kirchnerismo, mientras lo escuchaban en primera fila el gobernador de la provincia, José Alperovich, y su esposa, la senadora Beatriz Rojkés.
El arzobispo condenó la decisión de "imponer protocolos de aborto y de fertilización asistida inaceptables, porque violan el elemental derecho a la vida y a seguir la propia conciencia y avasallan las legítimas autonomías provinciales".
Dijo que confiaba en que los legisladores "sabrán defender los derechos de los tucumanos oponiéndose a estos intentos" e invitó a los cristianos a reaccionar "con espíritu de diálogo y actitud pacífica, pero con decisión".
Zecca denunció ataques a la Iglesia y advirtió que "en el ámbito educativo avanzan proyectos curriculares que, además de no respetar el derecho natural, violan la libertad de enseñanza y el derecho de los padres de elegir la educación que quieren para sus hijos. Y esto violando la Constitución nacional, la Constitución provincial y las leyes vigentes. La Iglesia ve amenazado su derecho de enseñar y yo, como arzobispo, no tengo el derecho de callar".
El arzobispo de Tucumán, quien asumió en la diócesis hace cuatro años, planteó que "hoy no se persigue abiertamente, pero se intimida, no se respeta el derecho de actuar conforme a la propia conciencia y se va creando un ambiente de temor, en el que ya no es posible confesar abiertamente la fe y actuar en consecuencia".
"Esto en una sociedad que se dice democrática y pluralista. Me pregunto: ¿de qué pluralismo y democracia se habla? ¿De la de un discurso único y excluyente que convierte automáticamente en enemigo al que con todo derecho discrepa?", inquirió, en un duro mensaje político.
Zecca sostuvo que "la Argentina -y el mundo occidental, en particular- han cambiado, pero, desgraciadamente, para peor". Y en ese contexto opinó que "los valores que sustentaron nuestra nacionalidad han sido dejados de lado".
Deploró, en ese sentido, la sanción de leyes de dudosa legitimidad, basadas en un positivismo inaceptable. "Se articulan políticas públicas que ignoran elementales derechos humanos, se ataca impunemente a la Iglesia y se vulneran sus derechos y, hasta en algunos medios de comunicación social, se la agrede injustamente, ridiculizando valores religiosos y a quienes los profesan", advirtió.
En otro tramo de su sermón, dijo: "De repente, en un par de décadas, los cristianos nos topamos con esta realidad que nos golpea y nos duele, pero que, a la vez, despierta nuestra conciencia de que estamos en una época en que hay que vivir una «fe martirial». Nos estamos habituando a soportar, por parte de algunos grupos de poder y de pensamiento, la indiferencia, la oposición, la persecución y el desprecio".
Zecca instó a los creyentes a "mover la conciencia" frente a la realidad. "Estamos como anestesiados y nos hemos acostumbrado a la injusticia, a la exclusión de tantos hermanos víctimas de la droga, de la inseguridad, de la pérdida de su dignidad por haber abandonado el trabajo para vivir de injustas prebendas que los esclavizan. Hay que despertar. El cristianismo no es para cómodos o cobardes", concluyó.
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