Gane Fernández o Domínguez, el Gobierno teme conflictos
La Casa Rosada cree que la pelea bonaerense podría impactar en la campaña de Scioli
El gobierno de Cristina Kirchner teme que la escalada de agresiones entre los precandidatos a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Aníbal Fernández y Julián Domínguez, complique -cualquiera que sea hoy el ganador- la futura campaña del candidato presidencial del Frente para la Victoria (FPV), Daniel Scioli, con miras a los comicios generales del 25 de octubre.
Los dos escenarios preocupan. Tanto si gana Fernández o si vence Domínguez, podría haber dos meses y medio de tensiones y peleas internas en el peronismo.
Si hoy se impusiera Fernández, el eje de la futura campaña pasaría por el escándalo que lo vinculó al tráfico de efedrina y al triple crimen de 2008. "Cristina, Aníbal y el narco serán los ejes y no la propuesta positiva de Scioli", dijo a LA NACION un funcionario vinculado al sciolismo.
En el caso de que venciera Domínguez, en cambio, Aníbal quedaría herido y convencido de haber sido víctima de una "operación" del Grupo Clarín y de Domínguez. Se temen los pases de factura.
La pelea no es menor: involucra nada menos que al jefe del Gabinete y al presidente de la Cámara de Diputados. "Ningún escenario augura calma. Hay que bajar la presión del conflicto ya mismo", comentó un ministro a LA NACION. La Casa Rosada detectó que las denuncias del programa PPT, del periodista Jorge Lanata, por El Trece, detuvieron el crecimiento de Scioli en las encuestas, aunque se mantiene primero.
Los efectos empeoraron cuando Fernández se victimizó e intentó capitalizar ese duro informe a su favor, al asociar en duros términos a Domínguez con el Grupo Clarín. Y generó un clima aún más enrarecido cuando acusó al candidato a vicegobernador de éste, Fernando Espinoza, de comprarles droga a los transas. "La pelea en ese nivel nos perjudicó más que la denuncia de Lanata", dicen en Balcarce 50.
Golpes de efecto
Al vincular a Clarín con Domínguez, pese a que éste se despegó de Lanata y se solidarizó con Fernández, el jefe del Gabinete generó un efecto doble: golpeó a su rival y obligó al kirchnerismo -y a Cristina- a cerrar filas con él. Así, Fernández espera ganarle hoy a Domínguez, aunque desde mañana se les complicaría enfrentar a los candidatos a gobernador de Mauricio Macri (Cambiemos) y de Sergio Massa (UNA), María Eugenia Vidal y Felipe Solá, respectivamente.
La diputada y precandidata presidencial de Cambiemos Elisa Carrió y el mismo Solá insistirán en vincular a Aníbal con las drogas.
"Toda la semana última Scioli tenía que enviar su mensaje a los indecisos y la efedrina lo complicó. En la general, Scioli debe intensificar ese mensaje a los independientes y si Aníbal es el foco, nos podría perjudicar", dicen en esas filas.
En el gabinete de Cristina no dan por seguro que ganará Fernández en las primarias de hoy. El grueso de intendentes del conurbano volcarán su aparato partidario de miles de punteros en favor de Domínguez por sus reparos hacia Fernández: presumen que le reduce votos a Scioli y que tendrá un manejo duro de la provincia, sin compartir con ellos el poder ni el estratégico control de la policía bonaerense.
Además, temen que su eventual vicegobernador, Martín Sabbatella, les monte desde la presidencia del Senado una férrea oposición "progresista" en cada uno de sus municipios. Domínguez y Espinoza, en cambio, hablan el mismo lenguaje que los barones del peronismo.
"Hay que ver si gana el voto suelto de Aníbal o el voto atado de Domínguez", se preguntó un alto funcionario. En ese sentido, no descartó que en los comicios del conurbano existan denuncias, robos de boletas entre facciones y hasta hechos de violencia en torno a las urnas.
"Una competencia interna en el peronismo bonaerense no era la mejor idea", se lamentó otra fuente oficial. En Olivos, hay fastidio con el ministro del Interior y Transportes, Florencio Randazzo: si hubiera aceptado competir como candidato único en la provincia, este conflicto se hubiera evitado.
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