Historias del paro nacional: lo vio de traje en la calle, frenó el auto y se ofreció a llevarlo al trabajo
Muchos porteños no se plegaron a la medida de la CGT y se las ingeniaron para llegar a sus oficinas
LA NACIONEn bicicleta, caminando, en autos de amigos, de colegas, de conocidos, e incluso de desconocidos: el paro nacional de hoy obligó a que muchos vecinos de la Ciudad tuvieran que ingeniárselas para ir a trabajar a pesar de la falta de transporte público. A continuación, algunas historias de viajes porteños en un día inusual.
"¿Vas a trabajar?"
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Fausto Spiga vive en Colegiales y trabaja en el microcentro. Pero esta mañana tenía una importante reunión en Recoleta. Una secretaría de Estado iba a presentar un informe fundamental vinculado a su trabajo y la fecha había sido fijada hacía tiempo. No podía cancelar.
Ayer, en la oficina, se empezó a preocupar. Se había comunicado con varias agencias de taxis y remises, pero ninguna le tomaba reserva. “No sabía cómo llegar. Y tenía que ir, sí o sí", relató a LA NACION. Entonces una de las personas con las que trabaja, que lo vio "medio desesperado", le dijo que su suegro vivía cerca de su casa y lo podía llevar.
Aceptó y combinaron. Lo pasarían a buscar al día siguiente a las 9, en la esquina de La Pampa y Libertador.
Hoy Fausto se levantó más temprano que de costumbre y se dirigió al punto de encuentro. Pero al llegar se dio cuenta de que se había confundido de dirección y estaba en La Pampa y Cabildo, a 15 cuadras. Desesperado, empezó a caminar ligero, cuando notó que un auto se detenía junto a él. Era una señora de unos 50 años.
“Baja la ventanilla y me dice: ‘¿Vas a trabajar?’. Yo no entendía nada. Se había dado cuenta porque estaba de traje. Le dije que sí y me dijo ‘Vení, te llevo’. Yo no sabía qué decir, pero como estaba llegando tarde, pensé: ‘Ya fue’. Así que me llevó al punto donde tenía que ir y pude subirme al auto del suegro de mi compañera”.
“Por suerte paró esta mina”, cuenta. Conversando en el breve trayecto, ella le contó que trabajaba en la Sindicatura de la Ciudad, que estaba en contra del paro y que le parecía bien que la gente se organizara para ir a trabajar. “Ella misma estaba yendo a buscar a varios compañeros a distintos puntos de la ciudad para alcanzarlos al laburo. Yo estaba medio desconcertado. En el momento me sorprendió por completo, pero por otro lado me resultó bien. La mina estaba re dispuesta a ayudar a aquel que necesitara ir a laburar”.
Home Office
En las dependencias estatales nacionales y porteñas implementaron en muchos casos el sistema de home office (trabajo desde la casa), pero también el "pool" de autos (un vehículo recoge a varios que viven en puntos cercanos) y las bicicletas.
En el Ministerio de Modernización, por ejemplo, hubo distintas decisiones. Algunas direcciones permitieron hacer home office, pero aquellos que vivían cerca y podían ir caminando o en bici asistieron a las oficinas.
Bruno Nicolás Ané trabaja en el Ministerio de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en Rivadavia y Florida. Como vive en la zona de Callao y Córdoba, a unas treinta cuadras, decidió ir caminando. Tomó por avenida Córdoba, luego 9 de Julio hasta Corrientes y de ahí Diagonal Norte hasta Florida. Y llegó a tiempo.
Antonio Kyore Beun, subsecretario de Comunicación en el Ministerio de Cultura, viaja en bicicleta regularmente desde su casa, en Almagro, hasta su oficina en el microcentro. Hoy, el entrenamiento diario le sirvió para evitarse problemas de transporte por el paro. Llegó a trabajar en 20 minutos.
"Me llevó mi jefe"
Nicolás trabaja en el microcentro y vive en Caballito. No tiene auto y la distancia es larga para caminar, así que su jefe se ofreció a llevarlo y traerlo de la oficina. Lo pasó a buscar a las 10 por su casa. Llegaron en quince minutos.
"Me llevo bárbaro con mi jefe. Tenemos buena onda. El trayecto estaba muy tranquilo a la ida, pero a la vuelta estaba más cargado. Agarramos por Independencia y se veía mucho flujo de autos que volvían desde el centro hacia el oeste". Llegó a su casa a las 18, aproximadamente.
A Cecilia, que trabaja en un canal de TV, la pasó a buscar un compañero del trabajo que vive cerca de su casa, en Almagro. Pero a otros empleados de la empresa se les mandó un taxi, una modalidad bastante utilizada. Es el caso de Tania, que vive en Belgrano y trabaja en una compañía de suplementos dietarios en el centro. Como sus otras quince compañeras, logró llegar a trabajar.
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