Histórica elección de la izquierda, con más de un millón de votos

A dos horas del cierre, llegaba al búnker del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) Christian Castillo -candidato a diputado provincial- con una sonrisa. Ya no hablaba de "diputados de izquierda en el Congreso", sino de una "bancada troska". Cerca de la medianoche conseguían tres bancas de diputados nacionales por las provincias de Buenos Aires, Mendoza y Salta, donde sorprendían con un segundo lugar.

Desde temprano, se vivió un clima de euforia en el búnker porteño del frente, ubicado en Bartolomé Mitre 2162. Como en ninguna elección anterior, la izquierda tenía gran parte de su atención centrada en el interior del país. Las apuestas más fuertes del frente que integran al Partido Obrero (PO), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) e Izquierda Socialista (IS) en el interior eran Salta, con la candidatura de Pablo López (PO): Córdoba, donde encabezaba la lista la dirigente Liliana Olivera (IS), y Mendoza, donde la postulación de Nicolás del Caño (PTS) había desplazado del tercer puesto al tradicional Partido Demócrata.

Aun si el resultado era el más magro que se podía esperar, una sola banca por la provincia de Buenos Aires, todos los dirigentes recordaron que el escaño rotaría entre las fuerzas que integran esta alianza.

La apuesta de unidad, que los dejó a las puertas del Congreso en 2011, se reafirmó a la luz de un resultado que superó con creces los mejores desempeños históricos de las agrupaciones de izquierda en las elecciones nacionales de 1989, 2001 y 2003. En ninguno de los casos su peso electoral había trascendido la provincia y la ciudad de Buenos Aires. Para los partidos que integran el frente, su mayor logro electoral había sido la elección de un legislador porteño en 2000.

Con una banca por la provincia garantizada para Néstor Pitrola, la contienda más difícil era la porteña, a pesar de que el primer candidato a diputado en este distrito era el referente más conocido de las tres fuerzas: Jorge Altamira. La paridad técnica que tuvo con el candidato de Autodeterminación y Libertad, Luis Zamora, dejó a los dos históricos dirigentes fuera del Congreso. Todos lamentaron que Zamora no hubiera aceptado las dos ofertas que le hicieron: candidatearse a senador o integrar la lista a legisladores porteños.

Pese a que se quedaba sin banca, Altamira estaba ayer eufórico por el resultado obtenido: "Esto es una revolución, pasamos de 900.000 votos en las primarias a 1.300.000 en octubre; es un crecimiento del 40%".

Además del juego nacional, los primeros datos que facilitaban militantes y periodistas en las redes sociales hablaban de la posibilidad de contar con legisladores provinciales en diez distritos, algo que se fue confirmando a medida que llegaban los primeros datos.

El margen era estrecho en la mayoría de los distritos, por eso se recibieron con tranquilidad los primeros datos oficiales que ofreció el Ministerio del Interior y que anticipaban entre dos y cuatro bancas para el FIT. El resultado más sorprendente, pasadas las 21, era el de Salta. Con el 64% de los votos escrutados, el Partido Obrero (en esta provincia no tienen presencia el resto de los partidos del FIT), estaba liderando la elección provincial. Un dato destinado a modificarse, a medida que llegaron más mesas del interior, donde el partido tiene menos fuerza.

"Fue una elección soberbia", afirmaba Néstor Pitrola, primer candidato a diputado nacional bonaerense. Y destacaba: "Va a haber por lo menos 12 provincias con diputados provinciales o concejales". Sin necesidad de esperar a los resultados definitivos, el dirigente no dudaba en afirmar: "La alegría es imparable. El Frente de Izquierda va a superar ampliamente el millón de votos a nivel nacional, un dato que nos mete en la discusión política que se viene sobre la salida de esta crisis. Nos vamos a reforzar en la batalla que hemos dado para que el costo del derrumbe del kirchnerismo no lo paguen los trabajadores".

"Pasamos de la revolución permanente a la elección permanente", decía el candidato a diputado Gabriel Solano, resumiendo el cansancio que tenían la mayoría de los dirigentes que, en algunos casos, habían comenzado la campaña en enero, con la consigna de llevar diputados al Congreso. Los militantes comenzaban a llegar pasadas las 20 para congregarse con sus banderas en la calle a la espera de los últimos resultados. Compartían la alegría de haber pasado del milagro en 2011 al resultado histórico de 2013.