Impactó en Londres el espionaje en la Argentina
LONDRES.- Una insólita "desmentida de una desmentida" pinta a las claras la consternación creada por los alegatos vertidos ayer en el programa "Dispatches" del canal público Channel 4.
En su transcurso, un hombre de negocios, Clive Russell, aseguró haber operado como agente de MI6 (el servicio secreto británico) en la Argentina y, en ese carácter, dijo haber infiltrado a la Armada nacional suministrándole planos y piezas de motores para la reparación de los buques argentinos tras la guerra de Malvinas. Un tipo de transacción que quebraba el embargo establecido por el Reino Unido y que habría ocurrido a espaldas de los gobiernos de ambos países.
Esta mañana el periódico The Times publicó un breve artículo en el que sostenía: "Afirmaciones de un hombre de negocios según las cuales él habia sido alentado por el MI6 a tomar parte de una operación secreta para suministrar motores de buques de guerra a la Argentina fueron negadas por fuente del Foreign Office".
Pero cuando La Nación pidió al vocero de la diplomacia británica, Gerry McCrudden, que explicara la distinción entre haber sido " alentado" y haber inventado la historia, la reacción fue similar a la expresada antes de la emisión del programa.
"El Foreign Office no hace declaraciones sobre temas de defensa", sostuvo. "Lo que The Times publica no sé de dónde lo ha sacado. Lo único que le puedo decir es que ese periódico no representa al Reino Unido. Y no puedo decir nada más... Saque usted sus propias conclusiones." El cuidadoso lenguaje del Foreign Office -que en este caso no deja de tener su elocuencia- va más allá de su tradicional aplomo. Quien hace la denuncia cuenta con información embarazosa para varios ministerios.
Russell ingresó en la Royal Navy en 1954 donde alcanzó pronto el grado de teniente y participó en misiones secretas como voluntario. Un problema de pulmón a los 27 años, sin embargo, puso fin a esta carrera llevándolo a abrazar el mundo de los negocios.
Fue esta foja de servicios y sus 30 años de contactos con altos empresarios y militares argentinos lo que lo tornó en un candidato ideal para ingresar en el MI6. Russell asegura haber sido contactado en un pub de Victoria Street (de regreso a Londres, en 1984, tras uno de sus frecuentes viajes de negocios a Buenos Aires) por un hombre que aseguró ser funcionario del Ministerio de Defensa.
Pero tras unos minutos de conversación su interlocutor confesó no tener nada que ver con esa cartera sino que formaba oficialmente parte del Foreign Office y "extraoficialmente" del MI6. Este hombre fue el que reclutó a Russell en el servicio secreto de Su Majestad y quien ofició como su "controlador" durante la "operación Tigre", estimada entre 22,5 y 30 millones de dólares.
"Dispatches" filmó con una cámara secreta a este personaje en un reciente encuentro con Russell pero al difundir la cinta ocultó su rostro y emitió sus declaraciones con la voz de un actor. "Nosotros conocemos el nombre, la dirección y los récords de este hombre en el Foreign Office y en MI6 -sostuvo Martyn Gregors, responsable del programa- pero por razones legales y de seguridad se nos aconsejó no darlos a conocer." Podría comprenderse entonces que el Foreign Office tema que una desmentida empuje a los periodistas a levantar esta autocensura.
En el caso del almirante Edgardo Segura, "Dispatches" no tuvo inconveniente en mostrarlo explicando cómodamente sentado en la suite presidencial del hotel Intercontinental de Buenos Aires cómo tras su retiro en 1978 y " durante los últimos ocho años" había operado como "consultor de la Armada en la tarea de encontrar partes para los motores de los buques de guerra". Varias de las cartas y faxes que el almirante envió a Russell refiriéndose a este asunto fueron escritas, no bajo el membrete de la Armada sino de la empresa Manoil SA.
Un antecedente
La facilidad con que fueron fabricadas en los Estados Unidos copias de sus motores Tyne preocupa a la Rolls Royce. En el programa el director de la planta norteamericana, Sammy Kawoski, explica cómo sus piezas fueron reproducidas sobre la base de los viejos modelos adquiridos en Gran Bretaña en 1970 y de planos obtenidos en forma subrepticia.
Más aún, Kawoski reconoce que debe el nacimiento de su firma (ubicada en 104 Industrial Drive, Frankfurt NY 13340, EE. UU.) a los encargos argentinos.
Desde su sede londinense de Buckingham Gate, una vocero de la firma Rolls Royce dijo a La Nación que su compañía "está muy al tanto de lo dicho anoche en Channel 4" y que estudia "iniciar acciones por espionaje industrial y plagio".
No es la primera vez que esta empresa se ve en la obligación de realizar este tipo de tareas vinculadas con nuestro país. En 1984, la policía británica confiscó piezas de motores Tyne por valor de 1,2 millón de libras (casi 2 millones de dólares) así como una suerte de "lista de deseos" en la que se enumeraban cientos de partes que la Armada argentina estaba dispuesta a adquirir.
La Rolls Royce se puso inmediatamente en contacto con la policía al darse cuenta de que las piezas en cuestión habían sido robadas de su depósito en las afueras de Coventry.
Dos ex empleados de la empresa- fueron involucrados: Peter Galdwin, está en prisión. Wallis Thrustlove, se suicidó.
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