Kirchner dijo que las provincias deben resolver sus conflictos
Criticó la "corrupción institucional" El Presidente viajó a Mendoza para entregar ayuda oficial Dijo que cada provincia debe resolver "los problemas que pueda tener" Defendió el plan de seguridad oficial
MENDOZA.- El presidente Néstor Kirchner reinició ayer en esta ciudad sus habituales viajes por el interior del país, tras la dolencia que lo mantuvo hospitalizado seis días, y aprovechó este escenario para negar una posible intervención de San Luis y defender el plan de seguridad elaborado por su gobierno.
"Cada provincia debe solucionar institucionalmente los problemas que pueda tener", dijo Kirchner para descartar una intervención a San Luis, a raíz del conflicto que enfrenta a los docentes y otros sectores sociales con el gobernador Alberto Rodríguez Saá.
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, integrante de la comitiva, confió a LA NACION que en la noche del miércoles el Gobierno trató de descomprimir la situación, aunque no logró que los manifestantes que ocupaban la Legislatura la abandonaran. "Estuvimos siguiendo de cerca ese tema", afirmó Fernández.
Además, el Presidente usó el escenario del anfiteatro Angel Bustelo, donde se realizó el acto central del día, para responder a los reclamos de seguridad de los mendocinos y defender el plan oficial.
"Todos los casos deben tener la misma importancia", señaló Kirchner cuando un periodista local le recordó que "Mendoza tiene muchos Axel Blumberg".
Enseguida, el Presidente diferenció dos clases de delitos: el originado "por la desocupación y la miseria" y el que es producto de la "corrupción institucional, que se centró en el Estado nacional, provincial y las fuerzas de seguridad".
"Lo vamos a ir superando con una justa distribución del ingreso", dijo sobre la primera clase de delitos. En el segundo caso incluyó a los secuestros extorsivos y los desarmaderos de autos, y para combatirlos llamó a "extirpar la corrupción institucional".
Políticamente, el viaje fue un gesto que confirmó la vuelta definitiva del Presidente a su actividad habitual, tras la enfermedad gástrica que lo obligó a un descanso.
Durante su visita a la provincia de Mendoza, gobernada por el ingeniero radical Julio Cobos, Kirchner volvió a su costumbre de detener varias veces la caravana y bajar de su vehículo, caminar entre la gente, que esperaba su paso y aprovechaba cualquier guiño presidencial para romper el cerco de seguridad y acercarse.
Pero además, el viaje buscó mostrar que su administración no sólo se ocupa de los gobernadores justicialistas, sino también de los radicales. "Yo no vine a hacer el gobierno de un partido sino de todos los argentinos, para ser un punto de inflexión en la nueva historia", dijo el Presidente ante empresarios, organizaciones piqueteras y toda la dirigencia política local.
Asintió el gobernador Cobos, que señaló a LA NACION que se encuentra "en la misma sintonía que el gobierno nacional" y agradeció la visita. Cobos y el mandatario fueguino Jorge Colazo son los gobernadores radicales que mantienen mejores relaciones con el Ejecutivo.
Objetivos
Además de Fernández, acompañaron al Presidente el ministro de Economía, Roberto Lavagna; la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; el ministro de Planificación, Julio De Vido; el vocero presidencial, Miguel Núñez, y una docena de secretarios de Estado y funcionarios de esas áreas.
El objetivo de la numerosa comitiva fue firmar convenios con la provincia por más de 600 millones de pesos.
Entre las obras anunciadas se encuentra la construcción de una planta potabilizadora, la realización de obras en las rutas 7, 12, 40 y 82, y la puesta en marcha de programas alimentarios, habitacionales, de empleo y de saneamiento, También se anunció una propuesta de asistencia oficial para montar la red de energía Comahue-Cuyo y la firma del Programa de Financiamiento Ordenado (PFO) por parte del gobierno mendocino.
Al final de la visita, Kirchner inauguró una residencia estudiantil de la Universidad Tecnológica Nacional, de la que Cobos fue decano.