La agrupación con apoyo iraní que llega hasta la Triple Frontera

Hace 25 años, tras el ataque a la AMIA, la Argentina quedó metida de lleno en un conflicto que parecía lejano, pero que se convirtió en una papa caliente de la política exterior de todos los gobiernos desde entonces.

Pero el conflicto con Hezbollah no es únicamente por aquel hecho terrible. Un informe entregado al Pentágono hace un año indica que en la triple frontera entre la Argentina, Paraguay y Brasil funciona hoy el principal centro de financiamiento de Hezbollah fuera de Medio Oriente.

Tras la publicación de ese informe, las fuerzas de seguridad de los tres países comenzaron una mayor coordinación de su actividad hasta que, en septiembre pasado, detuvieron en Brasil al libanés Assad Ahmad Barakat, líder de un clan acusado por sus vínculos con el grupo terrorista, que sospechosamente ganó unos diez millones de dólares en tres casinos de la ciudad misionera de Puerto Iguazú.

"El tema del financiamiento de Hezbollah es hoy de muy alta prioridad para el gobierno norteamericano", explicó a LA NACION la investigadora venezolana-estadounidense Vanessa Neumann, autora del decisivo informe sobre la presencia del grupo en la Triple Frontera.

Pero ¿qué es Hezbollah?

Haciendo honor a su nombre, este "Ejército de Dios", un partido político legal en varios países de Medio Oriente, es un verdadero "ejército" con más de 30.000 empleados en el Líbano, definido como la organización no estatal más poderosa del mundo.

El partido, nacido en 1982 como respuesta a la ocupación israelí del Líbano, tiene varias ramas -política, militar y también de ayuda civil- y es muy popular entre las clases bajas de la región.

Pero el Hezbollah, de mayoría chiita, recibe armas, capacitación y financiamiento de la República Islámica de Irán, y es el brazo armado de Teherán en otros conflictos, como el de Siria.

Por otra parte, más allá de la propia lucha antiterrorista argentina, su inclusión en el nuevo listado está vinculada a una toma de partido en el conflicto que estos días enfrenta a Washington y Teherán, y a la preocupación norteamericana por asfixiar económicamente a la organización.