La Alianza espera un gesto de Cavallo
Deseo: De la Rúa, Alvarez, Ibarra y Felgueras especularon con que el ex ministro no vaya al ballottage si la diferencia es amplia.
La cena de Aníbal Ibarra y Cecilia Felgueras con Fernando de la Rúa y Chacho Alvarez, anteanoche, en un restaurante de Palermo, fue el último hecho de la campaña electoral para las elecciones de mañana (o el último del primer tramo, si hubiera una segunda vuelta) y su objetivo principal fue obtener la fotografía que se publica en esta página.
Pero la hora y media de asado, papas fritas y vino tinto sirvió a los candidatos, al Presidente y al vicepresidente para intercambiar especulaciones sobre lo que ocurrirá el domingo. ¿El resultado? La opinión mayoritaria es que, si mañana Ibarra no supera el 50 por ciento necesario para evitar el ballottage, pero aventaja a Domingo Cavallo por 15 puntos o más, éste debería resignar su participación en una segunda vuelta.
La visión de De la Rúa es que la sociedad no tolerará dos semanas más de campaña política, por el gasto que significa y por el hartazgo de volver a pasar por algo que ya ocurrió.
La de Ibarra, que los aliados políticos de Cavallo -Gustavo Beliz y algunos dirigentes del peronismo como el gobernador santafecino Carlos Reutemann- no aceptarán dar dos triunfos consecutivos a la Alianza.
El hijo mayor de De la Rúa, Antonio, compartió el pronóstico. Evaluó que Cavallo, que aspira a ser presidente, no prolongará una "agonía" por dos semanas, sabiendo de antemano que perderá la segunda vuelta y, quizá, por mayor cantidad de votos.
La conversación se demoró en las últimas encuestas, que coinciden en el augurio de un triunfo amplio, pero que no permiten asegurar que Ibarra pasará la barrera del 50 por ciento.
A unos metros de la mesa de los cuatro cenaba parte del equipo de campaña de Ibarra. Jorge Telerman, asesor en temas culturales, compartió un rumor según el cual los belicistas habían comenzado a hablar de que Cavallo abandonaría la competencia en la hipótesis ya mencionada.
Recuerdos y balance
La cena se fue entre recuerdos de la campaña presidencial del año pasado y un balance de la que estaba terminando. Alvarez recordó que las elecciones porteñas fueron una preocupación desde el día siguiente de ganar la Presidencia. Contó como el martes 26 de octubre llamó por teléfono a Antonio de la Rúa y le pidió que empezara a ocuparse de la campaña de Ibarra.
Felgueras hacía un gran esfuerzo por participar de la conversación. Muy pálida y con los ojos enrojecidos, apenas si podía mantenerlos abiertos. En el mismo estado estaba, en la mesa de al lado, el jefe de campaña de Ibarra, Marcelo Vensentini.
Ibarra estaba radiante gracias al vaso de leche chocolatada que había tomado por la mañana. Conservaba el maquillaje que le habían colocado en los estudios de TVde Mariano Grondona y Jorge Lanata, que había recorrido antes del restaurante. De la Rúa lo había recibido con una pregunta sobre cómo habían salido las audiciones; los candidatos estaban satisfechos.
Quedó claro que la especulación sobre una renuncia de Cavallo era, además de un razonamiento político, una expresión de deseos: todos quieren irse de vacaciones. Al final de la noche, Alvarez recomendó a los candidatos que, a la mañana siguiente, se dedicaran a dormir hasta tarde. Pero Felgueras, con un hilo de voz, respondió que querían aprovechar la hora que va entre las 7 y las 8, cuando comenzó la veda, para hablar por las radios.
lanacionar
Recibí las noticias de por e-mail
Mirá todos los newsletters que tenemos para vosÚltimas Noticias
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/QTJ2C2WHANEQ3DM5FMXBOBYVBQ.png)