El análisis. La calle superó al Gobierno
Un escenario como el que no se veía desde hacía algunos años se vivió ayer en las calles porteñas y en más de 25 ciudades del país. La masiva reaparición de protestas piqueteras y sindicales sólo fue la consecuencia inmediata de una realidad que parece superar al Gobierno: la falta de una estrategia para hacer frente a este fenómeno y profundas fallas en la aplicación de políticas sociales destinadas a reducir la pobreza.
El Gobierno ya no sólo tiene problemas para controlar la inflación, que es seguida por protestas sindicales en reclamo de aumentos salariales. Muchos creen que los Kirchner tampoco pueden instrumentar políticas que destierren el clientelismo.
El reclamo por un reparto equitativo del plan Argentina Trabaja destinado a 100.000 cooperativistas fue el eje principal de la protesta de ayer. Desde que nació el año pasado, este plan está sospechado de irregularidades, como lo denuncian sectores enfrentados con el Gobierno y especialistas ajenos a esa pulseada.
Todos coinciden en que el plan Argentina Trabaja es la herramienta central de motor electoral de funcionarios e intendentes. Su reparto a los grupos alineados con el kirchnerismo, la falta de pagos o la ausencia de contraprestaciones exaspera a quienes reclaman un trabajo genuino. En La Matanza, el Gobierno prometió a 14.000 piqueteros antikirchneristas que les daría este plan y no cumplió. En el Ministerio de Desarrollo Social dos oscuros funcionarios reparten planes como si fueran televisores. Los que reciben aplauden y los que no, se sienten discriminados. Es la guerra de pobres contra pobres. Ni la Sigen ni la Auditoría controlan el reparto del plan que tiene un presupuesto de $ 1500 millones.
A todo esto se añaden las falencias de la Asignación Universal por Hijo, que aún carece de universalización real. Así lo reconoció un destacado funcionario de la Casa Rosada que participó de una reunión cerrada del Banco Mundial con especialistas en temas sociales. "Sabemos que el plan Asignación Universal está dejando afuera a unos dos millones de chicos", se sinceró el kirchnerista. ¿Los que quedaron excluidos de este plan no pueden hablar de clientelismo?
La coherencia en el discurso tampoco forma parte del manual oficial. Alicia Kirchner rubricó en la página web del Ministerio de Desarrollo Social una frase elocuente: "Dejamos atrás la política de judicialización de la pobreza para entrar en la política de los derechos de los niños", dice. No parece coincidir con la denuncia por extorsión que presentó anteayer el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, contra el Movimiento Barrios de Pie, que anunciaban una serie de bloqueos en la Capital.Esa medida no se aplicó por igual para el hijo de Moyano quien bloqueó las autopistas.
La protesta superó el ánimo de la ciudadanía. Pero no habrá soluciones si también supera al Gobierno.
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