La Iglesia pidió que se trabaje por la paz social
Los cacerolazos, que tuvieron un efecto decisivo sobre el fin del gobierno del presidente Fernando de la Rúa, primero, y reaparecieron anteanoche como expresión contra la designación para altas posiciones públicas de figuras descalificadas por la sociedad, constituyen un fenómeno seguido con atención por la Iglesia.
Ayer, el padre Guillermo Marcó, responsable de la relación con la prensa del Arzobispado de Buenos Aires, dijo, en nombre del cardenal Jorge Bergoglio, lo siguiente:
"1°) Que el arzobispo primado de Buenos Aires pide a la gente que trabaje, sobre todo, en favor de la paz social;
"2°) que debemos apreciar la madurez de este nuevo tipo de reclamo, de características inéditas hasta ahora en el país, y por el cual la gente, sin que nadie la convoque, sin que ningún partido político la dirija, sale a exigir que sus reclamos se escuchen;
"3°) que el reclamo de anteanoche fue contra el fin de la corrupción;
"4°) que una vez más una minoría terminó estropeando lo que es de todos, como es el derecho de manifestarse, porque con la violencia se han lesionado vidas y se ha dañado, incluso, el patrimonio histórico urbano de Buenos Aires, que es del pueblo argentino, no de un gobierno;
"5°) que todos deben tener presente que no hay soluciones mágicas y que por eso hay que trabajar más que nunca por la paz social y por evitar que la violencia conspire contra el derecho de la gente de salir a expresarse."