La metamorfosis de Urribarri: de crítico feroz a número puesto de un gabinete sciolista
El gobernador de Entre Ríos ocupa un lugar de privilegio en la mesa de campaña de Scioli
El primer acto que hizo Daniel Scioli luego de que Cristina Kirchner lo eligiera candidato único del oficialismo, a finales de junio, fue en Entre Ríos, la provincia gobernada por Sergio Urribarri. El destino no fue escogido al azar. El "Pato" era uno de los que había resignado su postulación presidencial y hasta sólo unos meses antes era uno de los máximos detractores del mandatario bonaerense.
Hoy, cuando falta menos de un mes para las elecciones generales, el gobernador entrerriano integra la mesa chica de la campaña presidencial y tiene un lugar asegurado en el gabinete de un eventual gobierno sciolista. Sería, en caso de que ganara Scioli, el ministro de Interior y Transporte, y tendría también a su cargo el desarrollo de las áreas de puertos, logística y ciudades. Sí, el cargo que hoy ocupa Florencio Randazzo, el único de los precandidatos kirchneristas que resistió la postulación de Scioli, incluso en contra de la definición de la Presidenta.
El tránsito de crítico feroz a hombre de confianza del candidato, coinciden en el entorno de Scioli y de Urribarri, se dio de manera rápida y natural. El lunes 22 de junio, cuando el oficialismo todavía estaba conmovido por la negativa de Randazzo a aceptar la candidatura a gobernador bonaerense, el entrerriano recibió a Scioli en su despacho y sellaron la paz.
"No hubo pases de factura, porque nuestras diferencias habían sido políticas, no personales", dice Urribarri a LA NACION. "Me contó que quería armar un equipo bien federal, con experiencia de gestión, y me pidió que me encargara de desarrollar la agenda de la Argentina integrada, de la Argentina federal. Fue música para mis oídos", recuerda.
El "Pato" se acomodó rápido a la nueva realidad. Muy lejos quedaron los días en los que, en plena pelea por ser el candidato del proyecto, descargaba críticas furibundas contra Scioli. "Daniel no haría nada que fuera en contra de Clarín", dijo en enero de este año, tras afirmar que si el gobernador bonaerense llegaba a la presidencia daría marcha atrás con la ley de medios. "Hubiera seguido el consejo de los que decían que había que pagar", respondía cuando se le preguntaba qué haría su contrincante interno en el conflicto con los fondos buitres.
En el entorno del gobernador entrerriano destacan que la relación personal entre él y Scioli nunca se quebró. "Hablan casi todos los días", cuentan. Circunscriben esas declaraciones a la competencia que se desarrollaba en ese momento. "El Pato es peronista y sabe que ahora le toca acompañar", dijo LA NACION un dirigente de la provincia de Entre Ríos.
Creen que, en definitiva, la que tomó la decisión de alinear al oficialismo detrás de la candidatura de Scioli fue Cristina, a la que Urribarri sigue considerando su jefa. "Néstor fue mi gran maestro y tengo un agradecimiento eterno a él y a Cristina", repite el entrerriano. "La mejor forma de cuidar lo logrado es participando. Si la gestión es exitosa, no tiene por qué haber tensiones", argumentan en su entorno. Aseguran, además, que el dirigente sigue siendo un "cristinista", aunque muy comprometido con la campaña de Scioli.
La mesa no tan chica de la campaña sciolista también la integran el jefe de gabinete bonaerense, Alberto Pérez, y los gobernadores Juan Manuel Urtubey (Salta), Maurice Closs (Misiones), José Luis Gioja (San Juan) y Francisco Pérez (Mendoza), entre otros. De todos ellos, Urribarri fue el que había logrado acercarse más al núcleo del poder kirchnerista. O, al revés, el cristinista que está más cerca del candidato a suceder a la Presidenta.
Esos gobernadores participan de las reuniones que Scioli hace en el piso 19° de la sede porteña del Banco Provincia y asumieron el compromiso de recorrer el país para propagar las principales líneas del discurso sciolista. Predicadores del evangelio naranja, en cada viaje repiten que Scioli se propone encarnar la cuarta etapa del proyecto iniciado en 2003: la "etapa del desarrollo".
A esas tareas compartidas, Urribarri le suma dos que Scioli le encargó en forma personal. Todas las semanas se reúne con intendentes de todo el país, para conocer sus necesidades y escuchar sus ideas y pedidos. Se anticipa de esa manera a la impronta política que planea darle al Ministerio del Interior, si Scioli gana y lo designa al frente de esa cartera.
Otra misión política que Urribarri asume como propia es contener dentro del proyecto al CEO de YPF, Miguel Galuccio, a quien se encargó de ir a buscar a Londres a fines de 2011 y de recomendar a la Presidenta. El directivo de la petrolera estatal entabló una relación directa con el gobernador bonaerense, pero sigue respondiendo a Urribarri, desde hace unos meses, uno de los dirigentes más cercanos a Scioli.
Sergio Urribarri
Gobernador de Entre Ríos
"Scioli me contó que quería armar un equipo bien federal, con experiencia de gestión, y me pidió que me encargara de desarrollar la agenda de la Argentina integrada. Fue música para mis oídos."
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