La misma inquietud tiene el FPV en Córdoba
CÓRDOBA.- Fiscalizar la elección en Córdoba, distrito que aporta el 8,7% de los votos sobre el total nacional, requiere un piso de 7000 fiscales. De todas las agrupaciones políticas, es el delasotismo el que más aceitada tiene la maquinaria. El sciolismo comenzó a instrumentar un esquema ayer con la presencia de Alberto Pérez en Córdoba.
Aunque menos dramática, la situación que afronta en la provincia tiene puntos de contacto con la que vive la alianza Cambiemos en la provincia de Buenos Aires. Fuentes de diferentes sectores kirchneristas confiaron a LA NACION que no le resultará fácil al sciolismo replicar la territorialidad que logró en la fiscalización Eduardo Accastello para la elección a gobernador.
"No entusiasma a la militancia y eso complica un poco las cosas", señaló un referente. En el comicio provincial el Frente para la Victoria logró un avance respecto de la elección legislativa de 2013. Esta vez logró armar un comando de alrededor de 750 mesas testigo. "Hubo disponibilidad de recursos humanos y tecnológicos que corrió por cuenta de la Nación", explicaron.
La base para una proyección más acertada de la votación se estima en unas 1200 mesas. Pérez ayer admitió a los dirigentes que su objetivo es trabajar de cara a las PASO y a octubre, pero que Daniel Scioli evitará jugarse abiertamente, por ejemplo, en la elección para intendente de la ciudad de Córdoba, el próximo 13 de setiembre.
A Accastello lo acompañaron 14 partidos y 30 organizaciones, a las que el sciolismo busca mantener unidos para avanzar en la organización de la fiscalización de las elecciones. El interés no sólo es por el aporte de votos del distrito sino porque se trata de una provincia adversa, donde siempre se toman más precauciones.