La pelea Pichetto-Cristina, un duelo de golpeados en un peronismo sin rumbo
La transición hasta diciembre podría empezar a perfilar el futuro de la interna en el PJ
Como pocas veces desde el regreso de la democracia, el peronismo enfrenta su hora más difícil y el Senado aparece en el horizonte como el primer escenario en el que comenzará a definir la interna del PJ.
Esa disputa estará personificada por dos viejos aliados que han devenido en enemigos políticos. Por un lado, Miguel Pichetto (Río Negro) es la cara visible de un grupo de dirigentes peronistas, encabezados por varios gobernadores, que pretende dejar atrás los 12 años de hegemonía kirchnerista. En el otro rincón, Cristina Kirchner y su pertinaz insistencia en convertirse en la principal opositora a la gestión de Mauricio Macri.
Sin embargo, los comicios de ayer dejaron a ambos protagonistas con fuertes magulladuras, producto de una de las peores performances electorales del peronismo a nivel nacional.
El escenario recuerda a aquel PJ de 1983 que, dos años después de aquella histórica derrota a manos de Raúl Alfonsín, seguía sin encontrar un líder que pudiera reunir a los diferentes caciques provinciales bajo un único liderazgo (ver aparte).
Si bien la derrota de la ex presidenta en la pelea bonaerense favorece los planes de Pichetto, lo cierto es que los resultados de ayer dejaron bastante debilitados a varios de los gobernadores sobre los que se respalda el rionegrino en su prédica de renovar el PJ a partir de realizar una oposición constructiva.
En este sentido, la derrota de Juan Manuel Urtubey en Salta configura una baja importante para Pichetto. Similar situación presenta la caída del PJ en La Rioja, que golpea por igual al gobernador Sergio Casas y a su mentor, Luis Beder Herrera.
Por su parte, los resultados de ayer han sido demoledores para Cristina Kirchner. No sólo su nombre fue derrotado en Buenos Aires, sino que el recambio de diciembre le significará una notable merma en la cantidad de senadores peronistas que todavía la respetan como líder del PJ.
Así, con el peronismo todavía sin poder reponerse del nocaut de la elección presidencial de 2015, el Senado se perfila, al menos durante el año próximo, como una cámara amigable para el Gobierno.