La Presidenta reabrió el debate por una nueva reforma de la Constitución
Aclaró que ella no impulsará cambios en la Carta Magna, pero dijo que el texto actual contribuye a las deficiencias del sistema judicial; enfática defensa de la reforma que aprobó el Congreso
Ante más de 5000 militantes, abogados, fiscales, jueces y académicos que poblaron el campus de la Universidad Nacional de La Matanza, Cristina Kirchner se quejó ayer de la actual Constitución y abrió el debate: planteó la necesidad de reformarla, aunque enseguida aclaró que ella no impulsará un cambio .
Apenas la Presidenta mencionó la necesidad de modificar la Carta Magna, desde las gradas se aplaudió con ganas. Pero la ilusión les duró poco. La jefa del Estado se apuró por dejar en claro que cualquier reforma no sería de su autoría.
Con el eje puesto en la Constitución como una de las causas de la falta de Justicia, Cristina Kirchner hizo una encendida defensa del paquete de seis leyes que envió al Congreso , resaltó el voto popular de los integrantes del Consejo de la Magistratura y se quejó de la Justicia que avanza según la agenda mediática.
Unas gotas comenzaban a caer en la tarde cuando la Presidenta subió al escenario en el cierre de las Jornadas sobre Democratización de la Justicia, que promovió la Casa Rosada.
Con una vieja Constitución en la mano, la levantó del atril, la mostró y la criticó. "A ésta hay que leerla completa, pero tampoco significa que sea perfecta y debería ser modificada", lanzó la jefa del Estado.
La crítica presidencial a la Constitución siguió con una aclaración que ya había reiterado el 1° de marzo ante la Asamblea Legislativa, cuando propuso los proyectos de reforma judicial para evitar reformar la Constitución. "No, no. No. No voy a proponer ninguna modificación", frenó con su mano en alto a quienes aplaudían su primera insinuación.
"Admitamos que necesitamos una interpretación que no sirva a los intereses corporativos", exigió, en un claro mensaje a la Corte, de quien espera defina cuanto antes la constitucionalidad o no de la ley de medios.
"Observamos una Justicia de dos velocidades: si los implicados son corporaciones poderosas, la Justicia es lenta. Sin generalizar, podría hablar de la ley de medios casi cuatro años paralizada por medidas cautelares, o el latrocinio de La Rural", dijo, en referencia a las dos medidas cautelares que aún traban la aplicación de la norma que regula a los medios audiovisuales y la expropiación del predio ferial de Palermo. También cargó contra los magistrados y los medios. "La Justicia no puede tener la agenda mediática", exigió. Y pidió al Poder Judicial que se aboque a la "agenda de la sociedad".
Rodeada por Susana Trimarco, la madre de Marita Verón; Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo; Pablo Ferreyra, hermano del militante del Partido Obrero asesinado Mariano Ferreyra, y Sergio Burstein, familiar de víctimas del atentado a la AMIA, Cristina sostuvo que es la sociedad la que "está interpelando a la Justicia" y defendió el voto popular de los integrantes del Consejo de la Magistratura, ley que se aprobó la semana pasada en el Senado y aún espera la promulgación presidencial.
"¿Cómo se puede estar en contra de que los que integren el órgano político que designa y remueve a los jueces se elijan por el voto de los 40 millones de argentinos?", fustigó la jefa del Estado a la oposición por rechazar la reforma. También cargó contra los estudios jurídicos y las organizaciones no gubernamentales que hicieron un fuerte lobby para evitar la sanción de las normas.
"Hagámonos cargo y con grandeza de las inconsistencias jurídicas que tiene la Constitución", pidió, y sostuvo que el ingreso de seis representantes académicos al Consejo de la Magistratura llevaría "una bocanada de aire fresco" al organismo.
Resaltó, además, la nueva ley que regula y limita el uso de las medidas cautelares porque hasta ahora "se usaron para paralizar el Estado".
Mientras estallaban los fuegos artificiales, la Presidenta volvió anoche al atril para reivindicar a la Universidad de La Matanza. "No seremos Harvard, pero somos el corazón del conurbano", resaltó, en referencia a su mal paso por la universidad norteamericana, en septiembre del año pasado, cuando ante los silbidos de los alumnos durante una conferencia con ásperas preguntas les recriminó con el ya recordado "Chicos, esto es Harvard, no La Matanza".
Con todo su Gabinete en el escenario, la Presidenta criticó sin nombrarlo al gobernador bonaerense, Daniel Scioli. A pesar de que había sido invitado, el mandatario no apareció. "La primera ecuación es resolver Justicia y seguridad", planteó, y contó que había hablado con el padre de un joven detenido durante los incidentes en Junín después del asesinato de Karen Campos, que denunció que su hijo había sido torturado. "Acá hubo complicidades", planteó. En ese punto también avisó: "No vine a quedar bien".
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