La privatización de las centrales nucleares, con media sanción
Diputados: fue aprobado el proyecto con el voto favorable del PJ y de algunos provinciales; el oficialismo evitó debatir los decretos que recortan asignaciones.
La Cámara de Diputados aprobó anoche, con el voto favorable del justicialismo y de algunos legisladores de partidos provinciales, el proyecto que dispone las privatizaciones de las centrales nucleares, que comprende a Atucha I y II y a Embalse.
Por esta iniciativa, reclamada reiteradamente por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo, se esperan recaudar alrededor de 250 millones de pesos.
El oficialismo aceptó en su dictamen de mayoría casi todas las propuestas de los partidos provinciales con el propósito de asegurar el número. La conducción del bloque justicialista, preocupada por la decisión de más de veinte de sus diputados que hicieron pública su adhesión al paro de hoy, no quería encontrarse con sorpresas que impidieran el tratamiento y acordó con los representantes de varios partidos provinciales.
La sesión comenzó dificultosamente por la fuerte propuesta del justicialismo de contar con mayoría especial para aprovechar el cuarto intermedio de la sesión anterior. Sobre la base de ese criterio, Jorge Matzkin, titular del bloque del PJ, forzó la votación para lograr un apartamiento del reglamento que permitiera introducir las privatizaciones. La perdió. Buscaba demostrar que el peronismo y sus aliados eran suficientes como para aprobar la iniciativa y no lo logró.
Previamente juraron dos nuevos diputados: Enrique Benedetti en reemplazo de Adalberto Rodríguez Giavarini (UCR) y Luz Remedi en lugar de Germán Kammerath (Ucedé).
No a las asignaciones
El conjunto de la oposición, en una reunión de presidentes de bloque realizada en el mismo recinto, pidió que, para iniciar una nueva sesión, se debía pasar a comisión un proyecto sobre modificación del reglamento de la Cámara baja que, entre otros puntos, introduce el voto ponderado. El justicialismo aceptó y así se hizo.
Ya en la nueva sesión, Federico Storani (UCR-Buenos Aires) hizo un alegato en favor de derogar los decretos que disminuyen o eliminan las asignaciones familiares. "Los decretos son aberrantes. ¿Cuál es el límite del avasallamiento de los trabajadores?", preguntó Storani.
También el frepasista Darío Alessandro (Buenos Aires) cuestionó los decretos. "Prácticamente todos los sectores se han expresado en contra", explicó el legislador. La queja del Frepaso en el recinto fue la continuación de un petitorio presentado ayer al titular del cuerpo, Alberto Pierri, por el presidente de ese bloque, Chacho Alvarez, con firmas de personas que se oponen a la medida, dictada aún cuando Cavallo era ministro.
El justicialismo evitó un debate sobre un tema que no todos sus legisladores digirieron.
Centrales nucleares
Fue Angel Abasto (PJ-Buenos Aires), titular de la Comisión de Energía, quien defendió el proyecto de mayoría al realizar un extenso repaso de la actividad nuclear del país. "La historia de la central de Atucha II es conocida por todos; es una historia que merece una opinión crítica y falta una gran inversión de dinero para finalizarla".
Mabel Muller (PJ-Buenos Aires) hizo el discurso políticamente más fuerte. Dijo que el oficialismo no se iba a acobardar para seguir realizando cambios, y que la privatización de las centrales nucleares formaba parte de "tener el coraje y la decisión de cumplir con el gran cambio de la Argentina".
Desde el radicalismo, Víctor Fayad (UCR-Mendoza) dijo que el proyecto hablaba del marco regulatorio, "pero en realidad se trata de las privatizaciones".Agregó que "se trata de una privatización que ni siquiera ha tenido en cuenta la caja, porque es ínfimo lo que se puede recaudar frente al enorme déficit fiscal".
Massaccesi y Yacyretá sin cabida
Finalmente, no hubo toma y daca entre los bloques del PJ y de la UCR. Los radicales se quedaron con Horacio Massaccesi en la puerta del recinto y los peronistas tuvieron que resignar su aspiración de votar ayer mismo la privatización de Yacyretá.
La propuesta del peronismo para que la UCR concediera los dos tercios para habilitar el tratamiento del proyecto reclamado con urgencia desde el Gobierno, a cambio del ingreso de Massaccesi en el cuerpo, se dio de narices con la negativa radical. El secreto ofrecimiento fue el manotazo de ahogado que tiró el oficialismo frente a la resistencia de buena parte de sus propios miembros por suscribir el dictamen partidario.
En la Comisión de Relaciones Exteriores no pudieron conseguir las rúbricas de Antonio Cafiero, Cristina Fernández de Kirchner y de Enrique Martínez Almudévar. En la de Presupuesto, se escurrían las de su presidente, Carlos Verna, de Eduardo Vaca y de José Manuel de la Sota. Ante semejante falta de voluntades, al PJ no le quedaba otra que presionar a los radicales para que se sentaran en sus bancas. La sola versión de una posible negociación en ese sentido, de paso, haría aparecer a la UCR como parte de un acuerdo non sancto.
Pero no hubo caso. Massaccesi no sólo no fue prenda de cambio, sino que envió una carta al titular de su bancada, José Genoud, en la que agradece la gestión de su bloque y recuerda palabras de Yrigoyen: "Hay una justicia inmanente que tarda, pero que siempre llega. Y llegará al Senado". En la misiva, recuerda que el delito del que se lo imputa, incautación de fondos del tesoro regional del Banco Central para pagar sueldos de la administración rionegrina cuando era gobernador, fue resuelto con la intervención de la Corte Suprema, y hubo devolución.
Nuevo intento
En siete días, el PJ, por sí solo y con la oposición que ayer anunciaron que mantendrán tanto Cafiero como Fernández de Kirchner, estará en condiciones de aprobar la privatización de Yacyretá. Es que ayer, el cuerpo aprobó una preferencia para que entonces sea tratado el tema "con o sin despacho de comisión". Alcanzará con la mayoría simple de los presentes. Pero, falta la aprobación de Diputados. Ayer, el bloque peronista de la Cámara baja juraba que por sus bancas ese proyecto no pasaba, pero hay antecedentes, y se citó la ley de entidades financieras, que demuestran lo contrario.
Cavallo es ahora añorado
"Es una lástima que se nos haya ido Cavallo porque, ahora, cuando queramos patalear lo vamos a tener que pensar dos veces". La frase fue dicha ayer a La Nación por un legislador justicialista de persistentes y profundos encontronazos con el controvertido ex ministro de Economía, cuyo alejamiento de ese cargo y su reemplazo por el ortodoxo y sereno Roque Fernández dejó la paternidad absoluta del plan económico -y de todas sus consecuencias- en la figura de Carlos Menem.
Es decir, los peronistas del Congreso no tenían empachos en descargar su bronca contra Cavallo por los efectos indeseados de las medidas que éste tomaba, pero se les atraganta la saliva cuando piensan que, ahora, las quejas se las tendrán que hacer a Menem. En esa disyuntiva puede inscribirse, sin duda alguna, el apuro del PJ por aprobar en el Congreso las mismas normas que antes resistía con empecinamiento y que, ahora, parece no cuestionar, más allá de la oposición de unos pocos de sus miembros.
"Nosotros no estamos cambiando de idea. A lo sumo, estamos acelerando el paso. Cada año, en el presupuesto nacional sólo contemplamos una partida para el pago de los intereses de la deuda externa. No nos alcanza para saldar el capital. En 1997 vencen 13.000 millones de pesos. Si no hacemos algo rápido, aumentaremos la inseguridad y un país inseguro no consigue créditos", sentenció el conspicuo legislador peronista consultado por La Nación, quien jura y perjura que no descorchó ni una sola botella de champagne tras el despido de Cavallo.
Otra fuente del PJ en el Congreso suavizó los términos de vida o muerte en que parece debatirse por estas horas más de un legislador de ese partido en que cuando Fernández se reunió anteayer con el bloque de senadores oficialistas pintó una situación grave, "pero no tanto".
Dicen que las pinceladas de Cavallo eran incendiarias. "O votan esto o se cae todo", aseguran que remachaba el hombre en monólogos de difícil interrupción.
Fernández, en cambio, les dijo que la situación es grave, pero que "todavía quedan alternativas". Al respecto, trascendió ayer que el demorado y esperado paquete de anuncios del nuevo ministro ya existe en un borrador y que consta de una quincena de salidas posibles de la crisis, cada una de ellas acompañadas con el monto estimado del ahorro que se espera conseguir.
Las malas lenguas chimentan que el propósito es presentarle todas las opciones al Presidente para que, evaluado el costo político, elija las medidas.
El alejamiento de Cavallo acentuó el buen humor de algunos legisladores oficialistas. En conversaciones reservadas con los periodistas deslizaron que Fernández había anunciado un plan escalonado de medidas, pero luego cambió de idea.
"Para que nos llevemos un solo susto", se les preguntó. "No, porque Matzkin puede reunir el quórum una sola vez", retrucó uno de ellos con referencia a las dificultades numéricas del jefe de la bancada de diputados peronistas.
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