"La región necesita que Brasil recupere su liderazgo", dice el embajador argentino antes del viaje de Macri
RIO DE JANEIRO.- Tras el sobresalto que provocó en toda América Latina la elección del ultraderechista Jair Bolsonaro como presidente de Brasil, y las inquietudes que generó en el Mercosur sobre cuál será su visión para el bloque, el presidente argentino, Mauricio Macri, arribará esta noche a Brasilia para reunirse mañana por primera vez con el flamante jefe del Palacio del Planalto y despejar algunas dudas para nuestro país y para la región.
Macri vendrá acompañado por una robusta delegación de ministros - Jorge Faurie (Relaciones Exteriores); Nicolás Dujovne (Hacienda y Finanzas); Dante Sica (Producción y Trabajo); Patricia Bullrich (Seguridad); Germán Garavano (Justicia); y Oscar Aguad (Defensa), además del secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo-, quienes mantendrán encuentros con sus pares brasileños para empezar a avanzar ya mismo en áreas de cooperación que son prioritarias para ambos gobiernos. La cuestión clave, para la Casa Rosada, es si el gran cambio político que significó la llegada al poder de Bolsonaro se traducirá en un fuerte impulso para la debilitada economía de Brasil, principal socio comercial de la Argentina, que logre impactar positivamente en nuestro país, en especial en este año electoral en el que Macri se juega su futuro.
A pocas horas del encuentro presidencial, LA NACION dialogó con el embajador argentino en Brasil, Carlos Magariños sobre las perspectivas de la relación bilateral, las reformas que tiene por delante el Mercosur –integrado también por Paraguay y Uruguay-, y el desafío que representa para la región la aguda crisis en Venezuela.
-¿Qué espera el gobierno argentino de este primer encuentro entre Macri y Bolsonaro?
-Tenemos expectativas muy buenas porque se trata de una visita de trabajo a la que asiste el presidente Macri con gran parte de su gabinete, que será recibido por una cantidad importante de ministros del presidente Bolsonaro. La idea es continuar y profundizar la relación bilateral pero ahora con una agenda muy dinámica, como corresponde a la instalación de un nuevo gobierno en Brasil, que tiene un firme mandato popular. La región necesita que Brasil recupere su liderazgo y creo que las condiciones están dadas; hay políticas ambiciosas y propuestas de reformas importantes, que el gobierno de Bolsonaro quiere impulsar. Todos los contactos previos que hemos tenido muestran ese espíritu constructivo, de trabajo en conjunto entre la Argentina y Brasil, así que creo que será un muy buen encuentro. Además, me parece que se va a fortalecer por la buena relación personal que van a establecer los dos presidentes; ambos son personas muy decididas, muy francas, que van a conversar con sinceridad cómo llevar adelante sus programas.
-Tras su elección, Bolsonaro generó preocupación entre los miembros del Mercosur porque resaltó la necesidad de reformarlo, mientras su superministro de Economía, Paulo Guedes, adelantó que el bloque regional no será prioritario y en cambio apuntó que Brasil buscará acuerdos comerciales bilaterales, principalmente con Estados Unidos. ¿Qué piensa hoy el gobierno argentino sobre cuál será el camino de reforma del Mercosur?
-Los ministros ya hablarán de eso, pero yo estoy muy confiado en que ese camino será muy positivo y que el trabajo conjunto entre los cuatros países miembros continuará. El Mercosur es una herramienta útil que también necesita de reformas, actualizaciones, una modernización y flexibilización; y los tratados que le dieron vida al bloque permiten mucho espacio para ajustes y mejoras. No tengo dudas de que encontraremos los mejores mecanismos para alcanzar los objetivos que compartimos la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. No veo por qué hay que contraponer necesariamente las estrategias bilaterales con el trabajo dentro del Mercosur. La economía moderna nos obliga a reconciliar conceptos que en el pasado veíamos como opuestos; las empresas hoy se globalizan y se localizan al mismo tiempo. Y los países pueden tener tanto una estrategia bilateral muy dinámica como una en el plano regional. La Argentina y Brasil comparten un objetivo importante que es abrir el Mercosur al mundo; es un bloque muy cerrado y tenemos que realizar más negociaciones comerciales porque eso ayuda a generar empleos y atraer inversiones. En eso, yo no veo una diferencia de postura entre la Argentina y Brasil, y tampoco creo que hacerlo juntos no nos permita avanzar con una agenda bilateral para cada país. Sinceramente, no creo que sea un problema que deba preocuparnos mucho.
-En el gobierno argentino se tiene mucha esperanza o fe en que la economía brasileña crezca mucho este año y nos dé un gran impulso a nosotros. ¿Cuán factible ve esa posibilidad y cuáles son los riesgos de que eso no ocurra?
-Más que esperanza o fe, lo que existe es un deseo de que la economía brasileña crezca rápidamente por el bien de los brasileños, por el bien de la región y obviamente también por el bien de la Argentina. Pero no quisiera suscribir a la idea de que la Argentina crece automáticamente cuando Brasil crece a un cierto porcentaje. Eso se ha comentado mucho, pero la verdad es que no creo que sea de manera automática. Los argentinos tenemos que trabajar en fomentar nuestras exportaciones a Brasil y en diversificar nuestra oferta exportadora. Hace muchos años, por lo menos una década y media, la oferta exportadora argentina a Brasil es prácticamente la misma. En ese tiempo, las exportaciones brasileñas a la Argentina se triplicaron, las nuestras no, porque básicamente seguimos vendiendo lo mismo. Es importante que Brasil crezca, que recupere su liderazgo económico, pero eso no significa que automáticamente aumentarán las exportaciones argentinas a Brasil; no. Debemos abrir nuevos rubros exportables, como servicios basados en el conocimiento. Más allá de eso, los economistas brasileños coinciden en que Brasil va a crecer este año entre el 2,5 y el 3%, lo que me parece un análisis bastante probable. El gobierno de Bolsonaro ya expresó su intención de realizar reformas estructurales en varias áreas y eso es un incentivo adicional para los inversores y los empresarios.
-¿Y si eso no sucede? ¿Sería una pésima noticia para la Argentina?
-No lo pondría en esos términos. Es muy positivo, sobre todo para Brasil, que el nuevo gobierno esté encarando estas reformas. La Argentina está haciendo sus propias reformas y eso es lo que le dará solidez a su economía; en la medida en que sepa diversificar su oferta exportable, eso será muy positivo y podrá aprovechar el crecimiento de la economía brasileña. Las exportaciones argentinas a Brasil ya habían empezado a crecer el año pasado mucho antes de que se produjera el ajuste del tipo de cambio en nuestro país; y eso no fue resultado de un crecimiento espectacular de la economía brasileña, fue resultado de la abrir mercados, remover trabas, diversificar la oferta exportable.
-¿Cuáles serán las áreas en las que confía en que habrá más cooperación a partir de esta reunión entre Macri y Bolsonaro?
-Creo que hay mucho espacio e interés en trabajar en temas de producción, empleo, agroindustria, desarrollo económico, estabilidad macro-económica, seguridad, defensa, y energía. Son todos asuntos que se tratarán en esta visita y estoy seguro de que tendrán mucho lugar en la agenda futura.
-¿Qué peso tendrá la crisis en Venezuela en esta reunión presidencial?
-Va a tener un peso importante porque es un tema que preocupa mucho a los dos presidentes. La situación en Venezuela es muy grave y requiere que todos los demócratas de América Latina se expresen y actúen de manera decidida para acompañar y ayudar al pueblo venezolano, para que recupere la plena vigencia de las instituciones democráticas.
-En estos 15 primeros días en el poder, hemos visto en el gobierno de Bolsonaro marchas y contramarchas, mucha improvisación y episodios que lo ha desgastado públicamente. ¿Genera intranquilidad a la Argentina?
-Entiendo que haya ansiedades y preocupaciones en ciertos sectores, pero no comparto esa visión sobre estas primeras semanas. Me parece que es muy temprano evaluar un gobierno a 15 días de tomar posesión. Hay que darle un poco de tiempo a la administración para que se asiente, para que trabaje, para que arregle sus programas. Tengamos una actitud constructiva para asegurar que el gobierno que eligieron los brasileños despliegue todo su potencial.
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