La relación entre la escuela técnica, los impuestos, el consenso y Dr. House
Lino Barañao habló con lanacion.com del rol de la educación, el acuerdo entre gran parte de la sociedad y el poder que tienen los medios, inclusive las series de ficción, para instalar modelos sobre lo que se debe estudiar
Por Pablo Martín Fernández
De la Redacción de lanacion.com
pmfernandez@lanacion.com.ar
El mano a mano con el primer ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva dejó definiciones sobre una gran variedad de temas desde economía hasta medios sin saltear el rol de la educación en su plan.
- El consenso que parece generar su gestión no se ve en otras áreas del Gobierno, ¿a qué se debe esa falta de diálogo?
- Es que creo que la ciencia y la tecnología se ve como algo poco político, contrariamente a lo que queremos instaurar, se ve como algo aséptico, parece que la ciencia es algo abstracto generado por un colectivo creíble de individuos. Nosotros tenemos esa desgracia y ventaja a la vez, además como recién aterrizamos aprovechamos el factor sorpresa y pasamos desapercibidos, se sabe que el sistema científico es muy basado en la meritrocracia y eso le juega a favor.
La contracara es que el tejido social de la ciencia no se siente como actor político, piensan que lo que ellos hacen no tiene una connotación política concreta, entonces cuesta involucrarlos en un proyecto de más largo plazo, cuesta encontrar gente comprometida con la gestión, espero que a futuro haya otro científico que ocupe mi lugar pero no es fácil porque, desde el laboratorio, se percibe lo político como algo distinto y en realidad no lo es.
- Pero, a seis meses del Bicentenario, ¿qué lectura hace de la realidad actual?
- Yo tengo una perspectiva particular porque vengo de la biología y uno piensa en términos de muchos años. En ese contexto, hace instantes estábamos en las cavernas intentando dominar el fuego y eso me hace sentir orgulloso del ser humano. La gente tiende a pensar el presente como si la historia es algo que está ahí en la tele pero la historia cambia todo, en el transcurso de mi propia vida hemos visto cambios muy importantes. Estamos en un proceso que tiende a mejorar la calidad de la vida de la gente, el hecho de que no se tolere la pobreza es algo muy nuevo, hace unos años esto no se discutía en el mundo, lo mismo sucede con la tortura. En términos generales soy optimista y en cuanto al país creo que enfrenta problemas de crecimiento normales por encontrarse en plena adolescencia con sus pozos depresivos y movimientos muy pasionales.
- En noviembre se aprobó el impuesto a los productos tecnológicos, ¿cuál es la opinión de usted como ministro de un área relacionada directamente con el tema?
- Si me guío por lo que dicen algunos sectores empresariales, incluso los que están en contra no es cierto que necesariamente tiene que haber un encarecimiento. Lo que estamos haciendo es apuntar a un sistema equivalemente al que tiene Brasil con una zona libre como Manaos dirigiendo la fabricación de productos electrónicos a un área preferencial no creo que haya un problema. En ningún país del mundo las computadoras se construyen a metros de la capital del país.
He escuchado muchos argumentos a favor y en contra de esta medida, veamos los resultados concretos, cada vez que uno interviene en un sector siempre hay un beneficiado o un perjudicado y va a recibir una crítica pero de ninguna manera creo que sea un impuesto a la tecnología, tratamos de fomentar el desarrollo de la tecnología nacional. Supongamos que al ciudadano común le sale un poquito más caro, no estoy seguro de que así sea: si nuestro objetivo es llegar a tener un desarrollo tecnológico propio algún costo hay que pagar. Si vamos a priorizar el beneficio inmediato del ciudadano para que pueda acceder a todo el confort que puede tener ya sabemos lo que ocurre esa experiencia ya la hicimos en los 90, yo prefiero un modelo que implique que la sociedad asuma un cierto costo para tener un desarrollo científico tecnológico y hacer que el hijo de esa persona que compra un bien suntuario tenga un trabajo digno a futuro. Puede ser que esa idea de fondo no la estemos transmitiendo adecuadamente.
- ¿Cuál piensa que es el rol de la escuela técnica en el proyecto de país que impulsa el Gobierno?
- Es un rol fundamental porque tenemos que crecer en el vínculo entre la generación de conocimiento y de puestos de trabajo, ese es el trabajo de la escuela técnica, tenemos que jerarquizarla e instalar en el inconsciente colectivo que hoy el ascenso social tiene más que ver con una carrera tecnológica que con una tradicional, convencer a los intendentes que no hay que crear más universidades nacionales para tener abogados, contadores, médicos que muchos van a terminar trabajando de otra cosa.
Tenemos que potenciar a la escuela técnica para que generen el gusto por los emprendimientos, proteger a estos en esa etapa, que puedan contar con una serie de herramientas y demás dentro del ámbito protectivo de la escuela y creo que el estado tiene que apoyarlos en ese momento, no tiene que estar todo impulsado por el voluntarismo y el riesgo personal.
Y, ¿cómo continúa la educación técnica de grado?
- Tenemos pocos egresados en ciencias, ha sido históricamente un carrera poco atractiva pero eso estamos tratando de revertirlo con programas para que los estudiantes se enrolen en carreras más duras, tenemos un problema con matemáticas en el secundario porque la mayoría de los chicos siguen carreras con el mínimo contenido de matemáticas posible porque se le ha inculcado un poco de odio a esa asignatura, creo que hay que trabajar en eso. En todos los países latinoamericanos si se pregunta qué quieren hacer los estudiantes cuando se reciban el 80% dice que quiere tener un empleo y el 20% fundar una empresa mientras que eso es al revés en China, siendo que vienen de un sistema socialista donde el bien común es clave pero lo que pasa es que justamente en China crear una empresa es ayudar al bien común no es contradictorio con la filosofía milenaria no se ve como algo condenable para despegarse de su entorno, se percibe y es constatable que crea ingresos, uno ve terrenos que eran un campo de arroz que pasan a ser un parque tecnológico que factura millones de dólares.
En esto tienen mucho que ver los medios, estamos en la lógica de mercado de publicitar aquello que llama la atención pública. Si uno ve la televisión argentina y la francesa la diferencia es enorme salvo en excepciones como Encuentro, entonces estamos convencidos de que lo que pasa es lo que pasa en los medios y esto condiciona la visión.
- ¿Cree que esto es culpa únicamente de los medios?
- No, no es sólo culpa de los medios pero sí creo que se muestra solo una parte, no hay espacio para la cantidad de logros que existen en ciencia y tecnología en la Argentina. No nos resignamos a eso y por eso creo que la salida está en alguna ficción relacionada con la ciencia, tenemos que entender que si la gente ve Botineras ahí hay algo entonces, si somos un poco astutos, tenemos que entrar por esa vía no nos tenemos que empecinar en el orador que habla en difícil, no vamos a tener rating con eso.
Lo digo en serio, este año hubo una serie ReGenesis que era de Canadá a la que le fue muy bien y promovía la ciencia. Es como Dr. House ¿cuántos chicos van a seguir medicina y están interesados en eso por esta serie? Lo mismo paso con Cousteau, entonces no tenemos que anular esa idea y minimizar el peso de los medos como formadores de opinión.
Estados Unidos viene haciendo esto desde siempre, me acuerdo de haber leído sobre las reuniones de sociólogos para definir los capítulos de Los Picapiedras porque inducían modelos de roles, en los cincuenta apareció "Yo quiero a Lucy" que era diseñado para cambiar el modelo estadounidense porque como habían quedado las mujeres a cargo de los hogares, los hombres habían ido a la guerra, se generó un modelo de mujer muy independiente y poco sumisa. Cuando los hombres volvían se encontraban con un problema de convivencia muy grande entonces había que renovar el modelo de macho dominante y mujer sumisa porque había que volver a generar la cohesión familiar, fue diseñado para eso no es inocente.
La contracara de todo esto salió en un artículo de Science que dice que la tecnología en el cine es mala, el malo de la película es un tecnólogo y eso no es inocuo, siempre sale algo mal incluso cuando son bien intencionados, ayer vi algo con materia oscura que iba a destruir al mundo, eso no es buena prensa para la ciencia. Hay que adoptar una estrategia comunicacional acorde a los tiempos que vivimos, no podemos ignorar lo que pasa con las redes sociales con como un chico recibe la información, no podemos pensar solo en textos educativos, papers y revistas en los kioscos, sería contradictorio con nuestra propia esencia ser ciegos a esos cambios, creo que uno de los problemas que tenemos es que no estamos siendo conscientes del cambio tecnológico en la vida misma, hay un rol clave en las ciencias sociales y los comunicadores en hacer ese cambio digerible.
Hay que ser tolerantes porque estamos bajo una presión biológica muy grande, nuestro cerebro evolucionó desde su origen donde apuntaba a reconocer si el que venía era amigo o enemigo y saber si pegarle o abrazarlo, por eso somos tan tribales y taxativos para comprender la realidad y todos estos cambios no se condicen con la velocidad de evolución de nuestro cerebro, a ver, recién estamos acostumbrándonos a caminar erguidos, todos tenemos problemas de columna porque esto es algo reciente, lo demás no se da por añadidura, esa es mi perspectiva biológica de tolerancia con nuestra propia especie.
- En los últimos meses Brasil tuvo muchos acontecimientos que lo llevaron a estar en boca de todos. ¿Cómo se puede apalancar la Argentina en Brasil para no vivir a su sombra?
- Es una buena pregunta que trataré de responder brevemente: son dos estrategias distintas. Brasil apunta a insertarse en el mundo de manera autónoma porque tiene con qué, la Argentina tiene que apuntar a liderar una coherencia regional, latinoamericana, que incluye a Brasil pero sobre todo a los otros países que no tienen tanta escala.
La región aportó al mundo cultivos que valen más que el oro que se llevaron, tenemos una biodiversidad todavía inexplorada, queremos que Argentina vuelva a ser un centro de educación de ciencia y tecnología en la región, la gente que se formó acá y vuelve a su país tiene una visión de Argentina distinta que si se cruza con el turista argentino, porteño en realidad, que no es la mejor herramienta de marketing que tenemos.
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