Las alianzas políticas, unidas por lazos endebles
Unión Pro y el ACyS, creados en 2009, estuvieron cerca de la fractura desde su origen; en el Peronismo Federal ya hubo desencuentros
Mientras la Selección avanza a paso firme en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, en el país continúa el armado de los equipos que se enfrentarán el año próximo en las elecciones presidenciales.
Como si se tratara de un "mundial" político, los dirigentes se unen, se dividen, se pelean y se reagrupan buscando el equipo perfecto.
En una suerte de fase de eliminatorias, las elecciones legislativas del año pasado fueron planteadas como una definición para las presidenciales. Las formaciones de Unión Pro y del Acuerdo Cívico y Social ya parecían listas para jugar su futuro en 2011. Sin embargo, a casi un año del triunfo de la oposición, los equipos están lejos de parecer consolidados.
Un equipo sin definición
En los primeros días del Acuerdo Cívico y Social (ACyS), Elisa Carrió y Julio Cobos debieron desmentir que mantenían una relación tensa para ahuyentar las dudas que suscitaba el nuevo espacio.
La realidad es que cuando el equipo se formó, el 28 de abril de 2009, los cortocircuitos entre ambos ya existían, pero se fueron profundizando hasta llevar al borde de la fractura al equipo que unía al socialismo, el radicalismo y la Coalición Cívica.
Cobos y Carrió, en distintos equipos. Los primeros conflictos en el ACyS llegaron de la mano de Cobos, quien se mostró disconforme con la distribución de los nombres en el armado de las listas. Pero desde el Acuerdo Cívico le devolvieron la pelota: el vicepresidente fue después el blanco de los reclamos.
Los cuestionamientos del equipo hacia Cobos por sacarse una foto con De Narváez, en una reunión en la que el vicepresidente recibió al candidato de Unión Pro para "solidarizarse" por la acusación que lo involucraba en la causa de narcotráfico, derivó en una serie de ataques y contraataques entre Carrió y su ex compañero del radicalismo.
Pero luego de los comicios, en el que obtuvieron un 25% de votos a nivel nacional, el Acuerdo Cívico parecía un equipo consolidado.
Después, la lluvia de críticas cayó sobre Elisa Carrió. La Coalición Cívica fue el único bloque que rechazó la invitación de la Casa Rosada para que el ACyS abriera una serie de reuniones con la oposición para tratar la reforma política. Carrió se mostró escéptica a la iniciativa del Gobierno y la calificó de "farsa". Juzgada por realizar un juego individual y relegar al equipo, "Lilita" se alejó y se peleó con Stolbizer.
La titular de la Coalición Cívica se encargó de dejar en claro que ella y Cobos no pueden jugar para el mismo equipo. Luego de la reestructuración del radicalismo a fines del año pasado, que devolvió al cobismo lugares en la cúpula partidaria, Carrió fue determinante: "La junta nacional de la CC ya definió que en ningún caso podríamos establecer alianzas con candidaturas que hubieran acompañado al kirchnerismo en su gestión".
En febrero último, y tras renovados enfrentamientos con el vicepresidente, Carrió reforzó esa idea y declaró que si el vicepresidente es el candidato presidencial de la UCR, ella se postulará por separado. Stolbizer aceptó que el ACyS estaba "fracturado".
En el Congreso. Los enfrentamientos tuvieron como sede también al Congreso, donde las diferencias ideológicas de sus miembros hicieron temblar al Acuerdo Cívico. Los ejemplos más visibles fueron la ley de medios impulsada por el Gobierno, que el socialismo avaló, y el polémico Fondo del Bicentenario, que provocó un cruce entre Carrió y Hermes Binner, y generó cuestionamientos del ACyS hacia Cobos.
Un nuevo escenario. El año pasado, Cobos, Binner y Carrió eran los dirigentes del Acuerdo Cívico que se perfilaban como posibles candidatos a la presidencia.
Sin embargo, este año, tanto Stolbizer en el GEN como Giustinaini en el PS llamaron a ampliar el espacio y formar un "frente de centroizquierda" con referentes como Luis Juez y Pino Solanas, quien rechazó la oferta.
Además, Ricardo Alfonsín se sumó a la lista de "presidenciables" tras su triunfo en las internas bonaerenses sobre el candidato cobista, y logró atraer nuevamente a Carrió y al socialismo al Acuerdo Cívico.
Juego de individualidades
La definición de las listas siempre es un problema: todos quieren la mayor cantidad de jugadores propios en el equipo. Aún en un espacio con tres titulares, Francisco De Narváez, Mauricio Macri y Felipe Solá, el proceso de negociación derivó en más de una pelea que puso en duda la continuidad de Unión Pro desde sus inicios, en febrero de 2009.
El primer problema a resolver fue la competencia entre Solá y De Narváez por encabezar la lista en Buenos Aires. Cuando se resolvió y lo comunicaron, parecían olvidados los cruces que implicó esa decisión.
Los enojos que vinieron después fueron más evidentes y todos tuvieron como eje el armado de las listas, a pesar de que habían acordado dividir la cantidad de candidatos equitativamente. Las disputas se dieron de manera ininterrumpida: primero Macri se enojó; después Solá se enfrentó al jefe de gobierno; y finalmente De Narváez se cruzó con el ex gobernador bonaerense.
Un camino sinuoso. A las peleas le siguieron las divisiones: Macri y de Narváez por un lado; y Solá por el otro. Es que el asesor de los dos empresarios, Jaime Durán Barba, les recomendó alejarse del ex gobernador para captar "el voto independiente".
Spot "Un día", sin la participación de Felipe Solá
La semana previa a las elecciones, cuando la intención era mostrar la consolidación del espacio, un inesperado enfrentamiento se instaló en Unión Pro en torno a la estatización de empresas privadas.
Los resultados de las elecciones finalmente trajeron una efímera armonía al espacio.
Trío de presidenciables. El día anterior a los comicios de 2009, De Narváez expresó cómo imaginaba a Unión Pro desde 2011: él se veía gobernador de Buenos Aires; a Macri, presidente; y a Solá, presidente de la Cámara de Diputados.
Alentado por el resultado de las elecciones, el ex gobernador no tardó en manifestar sus aspiraciones presidenciales. Entonces Macri le ofreció un lugar como compañero de fórmula, pero el ex gobernador rechazó la oferta y confesó que "Unión Pro fue una herramienta para la provincia de Buenos Aires, donde el candidato a vencer era Néstor Kirchner".
Cuando De Narváez informó que recurriría a la Justicia para ser habilitado para postularse a la presidencia, Macri cuestionó la decisión y desde entonces los tres se abrieron caminos separados.
Flamante alianza. El 9 de junio último, y tras meses de silenciosas negociaciones, dirigentes del PJ disidente acordaron presentar un candidato único en las elecciones del año próximo con el objetivo de derrotar a Kirchner, en un espacio denominado Peronismo Federal.
Sin embargo, en el equipo que reúne a Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Francisco de Narváez, Carlos Reutemann, Mario Das Neves, Juan Carlos Romero, Jorge Busti, entre otros, las discordancias no tardaron en aparecer.
Al día siguiente de su creación surgió el primer enfrentamiento: ¿el Peronismo Federal incluirá a Mauricio Macri? Solá y Busti se manifestaron en contra, mientras que De Narváez declaró: "Si Mauricio decide venir a nuestro espacio, será bienvenido".
Pero más tarde, el diputado se desligó del vínculo que lo une a su ex compañero de Unión Pro y lo tildó de "bipolar" y "derechoso". Las polémicas declaraciones despertaron fuertes críticas en Pro, aunque luego De Narváez se rectificó y pareció volver la paz.
Solá planeó un reencuentro entre los tres para el próximo lunes 28 de junio, con el fin de festejar el aniversario de su triunfo sobre el kirchnerismo. Pero sus dos compañeros de equipo prefirieron no jugar ese partido.
Faltan 16 meses para el "mundial" de la política. Y 415 días para las eliminatorias, en caso de que se concretan las internas abiertas y obligatorias. Los equipos aún no están conformados pero todos los jugadores quieren estar presente y coronarse con el premio mayor.
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