Las amenazas a la seguridad
Cumbre: al cierre del encuentro de ministros de Defensa, se concluyó que el desempleo, la marginalidad y el terrorismo atentan contra los Estados.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (De un enviado especial).- La democracia como base fundamental de la seguridad hemisférica, la cooperación interamericana para el mantenimiento de la paz y la preservación de la soberanía de cada Estado, fueron los puntos principales que quedaron registrados en la Declaración de Bariloche, al finalizar ayer aquí la cumbre de ministros del hemisferio. Contrariamente a lo que muchos suponían, la delegación norteamericana no llegó a la reunión con una posición dura respecto de sus propios intereses, especialmente en lo que se refería a la lucha contra el narcotráfico.
Es cierto que en la comisión de trabajo número 1 se indica el tráfico de drogas como una de las amenazas a la seguridad continental, pero a renglón seguido los delegados dejaron sentado que no todas las amenazas deben ser enfrentadas y desactivadas desde una perspectiva necesariamente militar.
Los otros peligros identificados fueron el creciente desempleo, la marginalidad de grandes sectores de la población, el terrorismo, el crimen organizado, las violaciones a los derechos humanos y la discriminación étnica, religiosa y política.
También coincidieron las delegaciones en la necesidad de sostener las medidas de confianza mutua y transparencia entre los Estados. Allí, varios países manifestaron la importancia de elaborar documentos públicos que expresen las políticas de defensa. Estados Unidos ofreció la realización de un seminario sobre este tema.
Tampoco figura en ninguno de los documentos finales nada referido al control del espacio aéreo para enfrentar al narcotráfico.
Buena recepción
La propuesta norteamericana que tuvo buena acogida fue la de formar profesionales civiles expertos en temas de defensa, pero no hubo resolución sobre la iniciativa de crear en Washington un centro de estudios interamericano. En su mensaje final, el ministro Jorge Domínguez incluyó un párrafo referido a "la necesidad de transformar antiguos recelos en confianza y cooperación, a través de un proceso amplio y sin preconceptos".
Y también les dijo a todos los ministros presentes que "cuanto más amplia y acabada sea la subordinación del poder militar a la conducción legítima del Estado, tanto más sólido será el sistema que tratamos de perfeccionar, reemplazando la fuerza por el derecho y el conflicto por la negociación".
Un concepto que la Argentina ha reafirmado, en cuanta oportunidad tuvo, fue que si bien la seguridad nacional está indisolublemente ligada a la del resto del continente, ella es patrimonio de cada Estado.
En el final se hizo un minuto de silencio por la tragedia ocurrida en Buenos Aires, que le impidió al presidente Carlos Menem estar presente en la clausura.
Tanto a Domínguez como al secretario de Asuntos Militares, Jorge Pereyra de Olazábal, se los vio satisfechos con el desarrollo de esta reunión internacional.
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