La negociación entre el Gobierno y el campo. Las bases rurales son pesimistas y amenazan con volver a las rutas
Pequeños y medianos productores consultados por LANACION.com dijeron que desconfían de las propuestas oficiales y advirtieron que, aunque apoyan a los dirigentes, los resultados de la negociación deberán conformarlos
Pese al inicio del diálogo, la desconfianza prevalece en las bases rurales. El rumbo de las negociaciones entre los dirigentes del agro y el Gobierno generan pesimismo y molestia en los productores, que mantienen viva la advertencia de volver a las rutas.
Los reclamos desde las bases siguen siendo claros. Ellos no concurren a la Casa Rosada para negociar, pero son en gran medida quienes pueden impulsar eventuales nuevas protestas, como las que protagonizaron durante el paro, cuando colmaron las rutas y demostaron su poder.
Piden medidas concretas de corto plazo, como la vuelta atrás con la última modificación del esquema de retenciones, y de largo plazo, como un plan oficial real que otorgue previsibilidad al sector.
"Quisiéramos ser optimistas, pero lamentablemente, por la señales oficiales, con un registro de trigo cerrado y demorado en arrancar las negociaciones, nuestras expectativas son más pesimistas", afirmó a LANACION.com Jorge Grimberg, mediano productor de trigo, cebada y carne en Bahía Blanca.
Un ojo en las bases. Para el productor, el histórico conflicto con el Gobierno, que afectó de lleno al recién estrenado gobierno de Cristina Kirchner, plantea un desafío a la dirigencia del sector.
"Yo creería que esta es una situación diferente a las anteriores", dijo el ruralista dueño de 700 hectáreas sobre el papel de los presidentes de las entidades que decidieron la huelga. "Hoy, los dirigentes de las entidades van a tener que consultar a las bases porque sino se va a volver a generar un rechazo hacia ellos. Fueron sobrepasados por las bases, no van a poder tomar decisiones solos", aclaró.
Grimberg indicó que el paro del campo logró que se multiplicaran las asambleas que exigen “señales contundentes” al Gobierno, lo que para el hombre de campo se traduce en "la vuelta atrás inmediata con las retenciones, la apertura de los registros de trigo y una política agropecuaria seria, real y previsible”.
“No queremos compensaciones ni subsidios. Necesitamos rentabilidad”, se explayó el productor, que además alertó sobre el aumento de los costos de los insumos para producir, los golpes que el clima inflige sobre esa zona de Buenos Aires, y la falta de previsibilidad que causan las medidas oficiales.
Pérdidas lácteas. Desde Santa Fe, Juan Carlos Pujato fue más allá. Advirtió que el clima en la provincia está “bastante enardecido”, que los productores “esperan soluciones” y que están dispuestos a retomar el paro si la tregua llega su fin sin avances.
“Los productores están ansiosos: no confían demasiado en que se llegue a buen puerto. En la calle el descontento es general. Sobre todo entre los más jóvenes, que quieren definiciones, y, sino, están listos para volver a subirse a la ruta”, describió el productor de leche y soja en diálogo con LANACION.com.
Pujato arrienda 200 hectáreas al norte de la capital provincial para destinarlas a la cría de ganado y encarna la situación de miles de productores eligieron volcarse al cultivo de la soja para cubrir costos.
“Firmé un contrato a pagar la mitad en leche y la mitad en soja. Pero los números no me dieron. Por la baja del precio de la leche y ante subsidios que se anunciaron pero que nunca llegaron, decidí reducir la superficie para pasteo y plantar más soja”, relató.
Sobre la marcha de las negociaciones, el productor planteó que “habrá que ver qué pasa en estos días”, pero insistió en que “si no hay señales claras, los autoconvocados van a volver a los cortes”.
En este contexto, no ocultó su molestia por las últimas movidas de la Casa Rosada en el conflicto. “Los avisos parecen hechos para tontos y generan indignación”, opinó sobre los spots radiales y televisivos difundidos en los últimos días.
Huelga y efectos. El paro de 21 días del campo generó duros enfrentamientos entre Cristina Kirchner, los funcionarios y gobernadores leales, y los hombres del campo, que recibieron el apoyo de la oposición, de algunos líderes provinciales y de la clase media en varias ciudades del país.
Además, paralizó el funcionamiento del Mercado de Liniers y del Mercado Central, situación que provocó desabastecimiento de alimentos en centros urbanos y la consecuente suba de precios.
Tras tres semanas de huelga, el 2 de abril pasado, las entidades decidieron una tregua para sentarse a negociar con el Gobierno.
Antiguos reclamos. “No tenemos muchas expectativas. Pareciera que no hay voluntad de solucionar los problemas”, aseguró a este medio Horacio Buitrago, un productor de trigo y carne de Torquist, al suroeste de Buenos Aires. “Realmente, lo que vemos es que los tiempos corren y que muchos de los temas que hoy están sobre la mesa del dialogo han estado en otro momento”.
“Como están dadas las condiciones, los dirigentes tienen la confianza que se necesita. Ellos van a solicitar y van a trabajar en esa mesa. Si no logran resultados dejarán la puerta abierta a nuevas protestas”, indicó.
Como todos, exige previsibilidad. “El interior necesita soluciones para tener certezas de que uno puede producir y que luego cuando obtenga el producto, de acuerdo a los costos, tendrá una rentabilidad cierta”, explicó el productor que alertó sobre los problemas climáticos de la zona.
Sin claridad. Martín Piñero Pacheco quiere ser cauto y optimista, pero no duda a la hora de evaluar los planes del Gobierno que hasta ahora trascendieron para mejorar la situación de pequeños y medianos productores. “Diría que el clima es de preocupación y expectativa. Las negociaciones están avanzando y espero que se llegue a una buena salida”, señaló.
No obstante, arremetió contra el sistema de compensaciones oficiales. “Los subsidios están poco claros. Lo mismo que el tema fletes, algo que para nosotros es fundamental. Producimos en zonas marginales, tenemos costos mayores en fletes y un rinde menor. Con este nivel de retenciones es imposible. Además, no queda claro qué propone el Gobierno”, planteó desde el campo en el que planta soja y maíz en Santiago del Estero.
En la misma línea, cuestionó el sistema de reintegros. “No queremos que nos saquen para después tener que estar pidiéndoles”.
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