Las razones detrás de la fuga de casi 3 millones de votos
La aparición de nuevos liderazgos, el hastío y la coyuntura de 2011 explican la baja del FPV
La pérdida de votos que sufrió el kirchnerismo en las elecciones de la semana pasada empujó al oficialismo a un ballottage en el que su poder estará en disputa por primera vez en 12 años. El 25 de octubre el Frente para la Victoria volvió a ser la fuerza más votada. Sin embargo, en comparación con los comicios presidenciales de 2011 se registró una merma de apoyo significativa en todo el país. Hace cuatro años, la presidenta Cristina Kirchner se impuso en primera vuelta con el 54,1% de los votos. Hace apenas unos días Daniel Scioli, candidato que ella eligió para sucederla, alcanzó el 36,8% según el escrutinio provisional, dando lugar por primera vez en la historia a una segunda vuelta contra el líder del frente Cambiemos, Mauricio Macri. Esa diferencia de 17,3 puntos porcentuales se traduce en una fuga de 2.862.813 votos: de 11.865.055 voluntades en 2011 a 9.002.242 este año.
¿Qué provocó el desmoronamiento? Analistas consultados por LA NACIÓN enumeraron una serie de factores, como el desgaste y el hastío de la sociedad por un gobierno que lleva 12 años en el poder, la aparición de nuevos liderazgos con posibilidad de disputar esa hegemonía y las particularidades del contexto en el que se votó en 2011.
"El problema del Gobierno fue la forma de hacer política. Son 12 años con un alto nivel de intensidad, carga política y emocional en torno al mismo apellido", comentó a LA NACIÓN Rodrigo Martínez, director de Isonomía. Además, en los últimos años "el kirchnerismo pasó a transformarse en un movimiento que conquistaba importantes capas de la clase media y zonas rurales a un fenómeno de peronismo tradicional, con su techo y su piso definidos", señaló.
La mayor caída se registró en la provincia de Buenos Aires, el distrito con más peso electoral del país. Allí, el kirchnerismo perdió casi un millón y medio de votos y, aunque Scioli fue el que más adhesiones cosechó, el oficialismo perdió la gobernación. Como explicó Mariel Fornoni, de Management & Fit, la merma de votos dará lugar a que, por primera vez en la era kirchnerista, a partir del 10 de diciembre la oposición "gobierne, en términos electorales, más de la mitad del país" si se tienen en cuenta la provincia, la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Jujuy y Corrientes.
"El peronismo oficialista sufre una anemia de apoyo muy grande. Hay un profundo desaliento y desencanto social por un gobierno que puso todo al servicio del poder a expensas de la ley", dijo a LA NACIÓN el filósofo Santiago Kovadloff, quien enumeró entre las causas de esa "anemia" al predominio de "figuras reprobables como [el vicepresidente] Amado Boudou, [el ministro de Planificación Federal] Julio De Vido, [el jefe de Gabinete] Aníbal Fernández y hasta la propia Presidenta", a una "presión tributaria brutal" y a la "ineficiencia para gestionar servicios públicos".
El desgaste también fue provocado -indicaron los consultados- por algunas medidas y polémicas que hubo en los últimos años, el supuesto intento por reformar la Constitución para garantizar la "Cristina eterna", en 2013; la entrada de la Argentina en default y la devaluación, en 2014; las inundaciones en Buenos Aires, y la sospechosa muerte del fiscal Alberto Nisman, a principios de este año, entre otros elementos que provocaron variaciones en la imagen del Gobierno.
En tanto, los analistas coincidieron en que la retracción de adhesiones que sufrió el Gobierno en las últimas elecciones también debe compararse con el fenómeno coyuntural en el que se votó la re-elección de Cristina Kirchner. "En 2011 había pasado muy poco tiempo desde la muerte de Néstor Kirchner, la economía no estaba mal, había una oposición fragmentada y, además, Cristina hizo hincapié en la campaña en la mejora de la calidad institucional, aunque se olvidó en el camino", enumeró la socióloga Graciela Römer.
Por su parte, el consultor Federico Aurelio evaluó que la cantidad de votos que había obtenido la Presidenta en su reelección y el "66% de imagen positiva" de la que gozaba en ese entonces "eran números mucho más altos de lo normal". Eso -concluyó Aurelio- no significaba que el 54% fuera kirchnerista: "El núcleo duro está entre el 30 y el 35%, el resto era un porcentaje de argentinos que en ese momento consideraron que había que elegir al Gobierno. Rápidamente, cuando en 2012 se tomaron algunas medidas de ajuste, todo ese optimismo se redujo."
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