A continuación, los principales conceptos:
Después de una reunión del Grupo de Lima el lunes pasado, que no le cayó muy bien a la oposición de Venezuela, Juan Guaidó decidió emprender esta minigira por varios países: Brasil, Paraguay, Argentina, Ecuador, Chile, Perú, y, probablemente, después, Europa. Está demorando el regreso.
Cayó mal la reunión porque el Grupo de Lima se diferenció de Estados Unidos y de la administración de Trump al dejar muy en claro que no va a apoyar de ninguna manera la intervención militar con la que Trump juega de vez en cuando. Es su forma de amenazar porque Trump se está quedando sin armas contra Maduro en esta guerra de presión asfixiante, entonces tiene que jugar con esta idea de intervención para asustar al régimen de Maduro.
Pero, después del fracaso de la ayuda humanitaria del fin de semana, después de que el Grupo de Lima no apoye una intervención militar, la oposición dijo: tenemos que sacar nuestras cartas de la mesa y volverlas a mezclar. Guaidó nunca se mostró inclinado a favor de una intervención militar, pero sí otros dirigentes de la oposición como Julio Borges, un poco más tirado a la derecha que Guaidó.
Los sectores que apoyan una intervención militar dicen que es la única forma de sacar a Maduro del gobierno, que está usurpando. Guaidó prefiere jugar la guerra de presión asfixiante afuera y adentro de Venezuela para tratar de arrinconar a Maduro, para tratar de quitarle el apoyo de los militares.
La oposición apostaba que, con la jugada de la ayuda humanitaria, iba a haber una deserción masiva de las fuerzas armadas bolivarianas; no la hubo. Al día siguiente, el Grupo de Lima bajó la presión de la oposición al desestimar una intervención militar, que sería absolutamente desfavorable y desastrosa para la región. Basta pensar lo que significa hoy Siria o lo que significó Irak para el Medio Oriente, eso sería Venezuela para América Latina. Ningún líder, ni siquiera Bolsonaro, apoyó una intervención militar.
Las fuerzas armadas venezolanas apoyan tanto a Maduro porque su cúpula apoya monolíticamente, sin ningún tipo de fisura, a Maduro. Y hay dentro de las propias fuerzas armadas todo un sistema de represión y de terror, muy copiado de Cuba, que es el mismo que funciona con la sociedad venezolana.
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