Lo que el jefe de la AFIP calló y ahora investiga la Justicia
Ante una treintena de periodistas convocados a su conferencia de prensa, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, no contó todo lo que sabía sobre el caso Ciccone. Y mucho menos detalló su rol en las negociaciones con Alejandro Vandenbroele, el que ahora investiga la Justicia.
El 9 de marzo, Echegaray calló que a los antiguos dueños de la imprenta -Nicolás y Héctor Ciccone- les rechazaron un pedido para obtener una moratoria. Habían rogado por un plan de pagos muchísimo menos excepcional que el que luego sí se le concedió a la empresa, con más cuotas y menos tasa de interés, pero cuando ya la presidía Vandenbroele.
Echegaray también omitió que, lejos de haberle girado el singular pedido de la "nueva" Ciccone al entonces ministro de Economía, Amado Boudou, como si se tratara de un expediente más, le remarcó por escrito que su opinión sería "determinante" para concederle esa moratoria excepcionalísima.
Echegaray obvió, incluso, explicar que el rol de la AFIP no se terminó al entregarle el plan de facilidades excepcional a la nueva Ciccone. Porque en realidad le concedió varios planes. ¿Por qué? Porque la primera que le otorgaron la congelaron cuando LA NACION reveló que incluiría una quita, en la práctica, del 75%, algo prohibido de manera taxativa por la ley 25.678. Quita que igual así reactivó la AFIP meses después, aunque dividida en dos planes distintos.
Echegaray calló, también, cómo congeló ese primer plan de pagos. Porque evitó contar que, sobre una deuda total de más de $ 247 millones, Ciccone sólo devolvería $ 62,7 millones. Y que cuando lo reveló LA NACION modificó el curso de todo un expediente administrativo mediante un acto infundado de una sola línea, en la que redactó a mano "Ajústese a la resolución 970", es decir, a otros parámetros de pago.
Omitido "por error"
Echegaray tampoco detalló ante la prensa que incluso los dos planes de pago que siguieron (es decir, el segundo y tercero, tras aquel primero congelado) fueron por $ 107 millones. Y que tampoco se ajustaron a la resolución 970, que otorga hasta 96 cuotas, sino que se concedió a Ciccone 148 cuotas, aunque el jefe de la AFIP había dispuesto que fueran 96.
Echegaray también guardó silencio sobre otros baches de esos dos planes. Entre otros, que sólo después de estallado el escándalo -pero 16 días antes de su conferencia de prensa- la AFIP "descubrió" que "por error" había omitido incluir $ 140 millones en intereses atrasados de la ex Ciccone. Y que, por tanto, debieron reformular el segundo y tercer planes de pago en otros dos: el cuarto y el quinto.
Echegaray sí argumentó, sin embargo, que le concedieron el plan de facilidades a la empresa liderada por Vandenbroele porque había demostrado "voluntad" de pago. Pero calló que ya para ese momento adeudaba la segunda cuota de esos planes e incumplía con los aportes previsionales de los operarios de la imprenta.
Echegaray, incluso, omitió contar el rol de varios de sus colaboradores en las negociaciones con la "vieja" y la "nueva" Ciccone, incluido su entonces jefe de asesores, Rafael Resnick Brenner, entre otros.
Echegaray hasta calló su propio rol en la debacle de la "vieja" Ciccone. Porque fue él quien se presentó ante el juez en lo Comercial Javier Cosentino -algo que carece de antecedentes en la Justicia- para expresarle el supuesto interés del Gobierno en que quebrara la empresa. Para pocas semanas después, pero ya con Vandenbroele adentro, prestar la conformidad "plena e incondicional" a su levantamiento. Algo que el juez Cosentino calificó en una resolución como "cuanto menos llamativo".
Todo eso, y más, es lo que calló Echegaray en su conferencia de prensa del 9 de marzo. Eso, y más, es lo que investiga ahora la Justicia.
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