Londres previene a los británicos que viajan a la Argentina
Destaca las expresiones contra Bush
Los artefactos explosivos de escaso poder (bombas incendiarias y lanzapanfletos) que detonaron el 6 de este mes fuera de dos bancos privados y de un local de alquiler de videos en el conurbano bonaerense, así como otro que habría sido hallado seis días después frente a otro banco en Mar del Plata, llevaron a Londres a advertir a aquellos británicos que viajen a la Argentina o estén en el país sobre "el riesgo global de atentados terroristas indiscriminados que pueden estar dirigidos contra blancos civiles, incluyendo sitios frecuentados por extranjeros".
La advertencia, a la cual tuvo acceso LA NACION, fue comunicada el viernes por medio de correos electrónicos distribuidos por el Foreign Office (la cancillería británica) con la consigna de mantener actualizados a sus compatriotas sobre las situaciones de riesgo en las cuales pueden verse envueltos en el exterior.
En este caso, bajo el título "Argentina", el informe de la oficina del canciller Jack Straw indica que los británicos deben estar atentos ante eventuales demostraciones de protesta social en la vía pública y cortes de calles a cargo de los piqueteros, vinculadas, en las últimas semanas, con la presencia de George W. Bush en la Cumbre de las Américas.
A estas advertencias acceden los ciudadanos británicos si ingresan en el sitio de Internet del Foreign Office o si están suscriptos a las actualizaciones que envía por correo electrónico.
Se trata, en realidad, de una suerte de reaseguro: si sucede algo durante su estancia en un país determinado, no pueden decir que su gobierno no les comunicó el eventual riesgo. De ese modo, el gobierno evita ser demandado por negligencia.
Y todo sigue igual
Si bien el nivel de alerta sobre el peligro de atentados terroristas en la Argentina no ha sido modificado en sus registros, el Foreign Office pone como evidencias del peligro las tres bombas de fabricación casera que estallaron el 17 de noviembre de 2004 en sucursales bancarias de Caballito, Barrio Norte y Palermo, de Buenos Aires, y provocaron la muerte de un vigilante privado y leves heridas a un policía. Fueron dos contra el Citibank y una contra el Banco Galicia.
Esos atentados coincidieron con las visitas que realizaban al país, en forma simultánea, los reyes de España, Juan Carlos I y su esposa, Sofía; el presidente de China, Hu Jintao, y el príncipe Harry, de Inglaterra. Ninguna organización se adjudicó la autoría y las autoridades, a su vez, adujeron que se trató "de mano de obra desocupada" que habría querido "sacar algún rédito".
Los incidentes más recientes, según el informe del Foreign Office, se centraron en la figura de Bush por su inminente arribo a Mar del Plata, en donde participará del 3 al 5 del mes próximo de la Cumbre de las Américas.
Robos y secuestros
En líneas generales, a los ojos del gobierno británico, la Argentina se ha recuperado del colapso económico provocado por la crisis.
En Buenos Aires, dice el informe, los problemas más frecuentes son la apropiación de bolsos y "los robos a mano armada en las calles, los taxis y los restaurantes". También dice que "han aumentado los secuestros, pero los turistas no son generalmente blanco de ellos".
Entre sus recomendaciones, el gobierno británico indica que uno debe estar atento todo el tiempo en determinados barrios porteños, como San Telmo.
Aquellos que roban a los turistas, dice, suelen valerse de cómplices que pretenden ayudar a la víctima a remover una mancha de ketchup o de mostaza provocada en forma aparentemente accidental.
Desde la crisis, dice el informe, han crecido la desigualdad y la pobreza. Las demostraciones públicas, entre las cuales incluye los cortes de calles provocados por los piqueteros, "pueden tornarse violentas".
Estas observaciones no son exclusivas de los británicos. En diálogos reservados con LA NACION, no pocos diplomáticos, sobre todo recién llegados al país, han expresado los mismos reparos y han confesado que recibieron, antes de partir de sus capitales, las mismas advertencias. Después notaron que no podían dejarse guiar sólo por los temores ajenos.
Un consejo del Foreign Office: no conducir vehículos, porque, dice el informe, "las maniobras de los automovilistas pueden ser inesperadas". Y peligrosas.
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