Los cuadernos de las coimas: "Estoy muerto", el relato de Norberto Oyarbide sobre el día en que lo quisieron matar tras sobreseer a los Kirchner
"Dicté la resolución convencido de que era lo que correspondía, pero lo que jamás mi mente pudo imaginar es que sobre mí caería la noche más oscura de todos los tiempos". El exjuez federal Norberto Oyarbide, uno de los procesados en la jornada de ayer por el juez Claudio Bonadio en la causa de los cuadernos de las coimas , contó en su declaración indagatoria ante el magistrado que cuando sobreseyó al matrimonio Kirchner en una causa por enriquecimiento ilícito comenzó a recibir insultos por la calle y que hasta quisieron matarlo.
"La conclusión fue que el matrimonio Kirchner había incrementado su patrimonio de un modo que resultaba razonable y creíble", argumentó Oyarbide sobre el motivo por el cual decidió no condenar a ninguno de los dos expresidentes. Entonces relató cómo fue que comenzó a ser hostigado: "A partir de allí se desató en contra de mi persona un humor social que no hacía otra cosa más que emparentar mi persona a las personas de los Kirchner y, por cierto, no de la mejor manera".
Explicó que se encontraba en el restaurante El Mirasol, del cual es habitué, cuando quisieron matarlo. "Intentaron matarme en el restaurante El Mirasol, que está en el Paseo de la Recova, ubicado debajo de la Autopista de la Avenida 9 de julio en CABA, que en ese momento tenía el toilet de caballeros por escalera en el primer piso", expresó.
El restaurante Mirasol, debajo del tramo que une la autopista Illia con la avenida 9 de Julio
"Recuerdo haber estado yo solo en el toilet, me estaba secando mis manos. Se abre la puerta e ingresa un señor mucho más alto que yo y se instala a mi espalda en una actitud provocativa, chocando su cuerpo con el mío, y extrajo de su bolsillo del saco un cuchillo de los típicos tramontina que usan en El Mirasol, y me pinchó la espalda sin lastimarme", continuó. Dijo, también, que ante la agresión él no adoptó ninguna actitud, que permaneció inmóvil y se limitó a oír lo que esa persona le decía.
"Puntualmente se expresó en estos términos: ‘Vos mereces morir porque sos un sorete por haber sobreseído a los máximos delincuentes de este país y sabes muy bien de quién te hablo’; yo seguía sin mirarlo más allá de que había un espejo delante de mí, pero pensé que ese era el minuto exacto de mi muerte", recordó. Mientras tanto, sus custodios se encontraban en la vereda del local sin sospechar lo que pasaba.
"Más tarde fueron anoticiados y con la colaboración de muchas personas: mozos, custodios, me ayudaron a bajar del lugar porque estaba en un estado de descompensación emocional que no hacía otra cosa que llorar. E insistía a viva voz ‘estoy muerto’, y ahí les resalté a todos lo acontecido", dijo.
También explicó que hubo personas cercanas a Kirchner y a Cristina que le reclamaban una rápida solución del caso. "Uno de los que recuerdo es Javier Fernández y el propio Jaime Stiuso. De más está decir que viví momentos muy desgraciados, pues mucha gente me insultaba en todos los idiomas", detalló.
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