Los familiares, entre el orgullo y el reclamo de no bajar los brazos
Transmitieron su agradecimiento por el fin de las tareas humanitarias de identificación
Cuando la mamá de María Fernanda Araujo volvió de su primer viaje al cementerio de Darwin, años atrás, alguien le dijo que había cumplido una misión, al llegar "al pie de la Cruz" de su hijo Eduardo. Pero ella dijo que no, porque no sabía si esa tumba era la de él. La semana pasada, cuando volvió al cementerio y esta vez sí estuvo a los pies de la cruz correcta, María Fernanda le preguntó cómo estaba. "Feliz", contestó. Había vuelto a tener a su hijo en brazos.
Araujo contó la anécdota ayer, durante el encuentro que tuvieron con el presidente Mauricio Macri los familiares de los 90 soldados enterrados en el cementerio de Darwin, y que a partir de la semana pasada están identificados con nombre y apellido. Los suspiros que interrumpían su relato daban cuenta de lo emocionante que es para ella y su familia saber que Eduardo está, efectivamente, en ese cementerio. "Pudimos ver la sanación de mamá después de un dolor que duró 36 años", agregó Araujo.
Cada uno de los familiares que estuvieron ayer en la quinta de Olivos tiene una historia distinta para contar. Agradecidos por el giro positivo en las relaciones bilaterales con el Reino Unido, que posibilitó la identificación de los soldados tras una década de reclamos, los parientes manifestaron esa mezcla de tristeza, alivio y alegría que sienten al tener la certeza, ahora sí, de que cuando vayan a las Malvinas a honrar a un soldado sabrán a qué cruz mirar.
"Siento mucho orgullo. No bajemos los brazos nunca. Sí se puede. Todo se puede. Mi tío, después de 36 años, fue reconocido y es un logro bastante grande", sostuvo ayer Diego Ferreyra, el sobrino del soldado correntino que llevaba el mismo nombre y que ahora se sabe está enterrado en el sector C del cementerio de Darwin.
"Nos reconforta mucho saber que mi hermano está ubicado en un lugar donde falleció por nuestra tierra", señaló, en tanto, el hermano de Julio César Segura, caído en la batalla de Wireless Ridge.
Compromiso
El honor, el orgullo y el reconocimiento de que el cementerio hoy simboliza el reclamo de soberanía se repitieron en los testimonios de los familiares que estuvieron en el homenaje de ayer, en el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas .
Además de recordar a sus familiares junto a los funcionarios del Gobierno y de agradecer a los equipos forenses por el trabajo de exhumación que realizaron en las islas el año pasado, los parientes se llevaron dos compromisos por parte de las autoridades.
Por un lado, el Gobierno impulsará una nueva campaña para poder llegar a aquellos familiares que aún no brindaron sus muestras de ADN para cotejarlas con las de los soldados.
Por el otro, la Cancillería aseguró que agilizará las tratativas para lograr que los familiares puedan volar más seguido al archipiélago, no solo por unas horas, como fue la semana pasada, sino que por una cantidad de tiempo que les permita tener más actividades en las Malvinas, como visitar la zona de las batallas.
Según dijo Araujo, el canciller Jorge Faurie se comprometió con los familiares a recomponer la frecuencia de vuelos de familiares, al entender "lo reparador" que pueden ser esas visitas. "Serían contingentes con menos cantidad de familiares para poder estar más tiempo y recorrer los campos de batalla", señaló.
Por su parte, las negociaciones para aumentar la frecuencia de vuelos comerciales entre el continente y las Malvinas sigue en proceso, indicó a LA NACION el subsecretario de Política Exterior, Gustavo Zlauvinen.
Actualmente, el gobierno argentino espera que las aerolíneas de países limítrofes presenten sus propuestas de vuelos para su aprobación oficial.
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