Los incidentes del Congreso dejaron un saldo de 27 detenidos y nueve policías heridos
Como ocurrió hace poco menos de un año atrás, cuando se discutió la reforma previsional, los alrededores del Congresovolvieron a convertirse en escenario de la violencia política y social, con encapuchados arrojando todo tipo de objetos contundentes y la policía contraatacando con gases, postas de gomas y carros hidrantes.
El saldo de la refriega, que duró poco más de dos horas, fue de al menos 27 personas detenidas y nueve efectivos policiales heridos, según datos suministrados por el Ministerio de Seguridad.
Varias de las organizaciones políticas y sociales participantes también reportaron heridos alcanzados por balas de goma entre los manifestantes, aunque la dispersión en la información impidió tener una cifra consolidada.
La revuelta comenzó poco después de las 14, cuando un grupo de personas, en su mayoría embozados y encapuchados, se abrieron de las columnas de grupos trotskistas (Izquierda y Convergencia socialistas y Marabunta Roja) y de movimientos sociales (Movimiento Evita y Ctep), que estaban ubicadas sobre la avenida Rivadavia, y comenzaron a arrojar piedras sobre la policía y a tratar de voltear el vallado de seguridad.
Armados con mazas, los manifestantes rompieron bancos, cordones y veredas para hacerse con munición con la cual atacar, muchos de ellos con gomeras, a la Policía de la Ciudad, que ocupaba el trapecio formado por el monumento de la Plaza de los Dos Congreso, la explanada del palacio legislativo, la avenida Rivadavia y la calle Hipólito Yrigoyen.
La reacción de la Policía no se hizo esperar. Con postas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantes comenzaron a avanzar sobre los manifestantes cuando varias de las vallas de Yrigoyen y Rivadavia comenzaron a ceder.
El clima de tensión de la calle se trasladó al recinto de la Cámara de Diputados, donde el debate por el presupuesto nacional 2019 debió interrumpirse ante la intervención de diputados kirchneristas y del trotskismo, que reclamaban suspender la sesión por la represión que se estaba registrando en las calles.
Varios de esos legisladores salieron a la calle y protagonizaron incidentes con efectivos de la Policía Federal que, junto a los de Prefectura, habían quedado a cargo de la seguridad en el interior del perímetro de seguridad que rodeaba al Congreso.
Así, se pudo ver a los kirchenristas Andrés Larroque, Laura Alonso y Eduardo Pietragalla discutir con efectivos policiales porque no los dejaban cruzar el vallado que cortaba Rivadavia a la altura de Entre Ríos. En ese momento, los gases arrojados por la policía, dispersados por el viento, hacían poco menos que irrespirable la zona.
Minutos después, cuando los incidentes prácticamente habían terminado, otro grupo integrado por Juan Cabandié, Leopoldo Moreau y Mayra Mendoza provocó un forcejeo con efectivos de seguridad en la esquina del Senado de Entre Ríos e Yrigoyen.
El avance policial hizo retroceder a los manifestantes más virulentos hasta la avenida 9 de Julio, donde terminaron dispersándose. A su paso, la refriega dejó un tendal de tachos y contenedores de basura incendiados y el piso regado de los proyectiles y clavos miguelito, usados por los manifestantes; y de las vainas servidas de las postas de goma y de los gases lacrimógenos utilizados por la Policía de la Ciudad.
Los incidentes se circunscribieron a la avenida de Mayo. De hecho, las columnas sindicales de Camioneros, de trabajadores de la AFIP y de ATE, que se habían desplegado sobre Entre Ríos hacia avenida Belgrano, y del Movimiento Socialista de los Trabajadores, ubicados en el otro extremo, sobre Callao, sólo se retiraron lo suficiente para evitar la refriega. Los grupos gremiales optaron por abandonar la zona poco después de las 15, desconcentrando hacia la 9 de Julio, donde estaban estacionados la mayoría de los ómnibus que los habían trasladado.
Los enfrentamientos concluyeron media hora después, cuando la policía retornó a sus posiciones tras el restaurado perímetro de seguridad.
Contenedores de basura humeantes cortando las calles fueron la escenografía que dejaron las dos horas de violencia. A esa hora, la zona ya se había convertido en un inesperado espectáculo para varios "torcedores" del Palmeiras que merodeaban por la zona a la espera del partido de la noche con Boca por la Copa Libertadores.
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