Los liberales ven un contagio económico, pero retroactivo
SANTA CRUZ DE LA SIERRA, Bolivia.- ¿Contagia? Con efecto retroactivo, parece. "Los argentinos aprendieron de Chile la lección sobre los cuidados que requería el sistema financiero, pero no aprendieron la lección sobre los cuidados que requería el área fiscal", dijo Hernán Büchi, ex ministro de Hacienda de Chile. Concepto redondeado, después, por el presidente de Bolivia, Jorge Quiroga: "Terminaron las privatizaciones y comenzaron las dificultades".
Entre liberales y conservadores, agrupados en la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA), las charlas de pasillo, previas al foro realizado anteayer, giraban alrededor del preocupante avance de la izquierda y del populismo en Brasil, con Luiz Inacio Lula da Silva a la cabeza de las encuestas para las elecciones presidenciales de octubre, y en Venezuela, con la vuelta de Hugo Chávez después del fallido golpe de abril. Ya en la sala, con presidentes como Quiroga y Ricardo Flores, de El Salvador, y ex presidentes como Rafael Callejas, de Honduras, y Armando Calderón Sol, de El Salvador, todos los caminos comenzaron a conducir hacia Roma. Es decir, hacia la Argentina.
Sobre la cual, a pesar de ello, no hubo más que críticas por los seis meses de virtual paralización de la economía, no propuestas concretas. Ni, menos que menos, algún atisbo de cambio en el horizonte, salvo un salvavidas del Fondo Monetario Internacional (FMI), como pretende el gobierno de Eduardo Duhalde, que tampoco primó en las disertaciones.
"El mensaje es que no es bueno endeudarse y que la solución depende de nosotros, los argentinos; los problemas son nuestros y debemos resolverlos nosotros -dijo a LA NACION el diputado Carlos Castellani, presidente de la Ucedé-. A principios de los 90 éramos considerados protagonistas en América latina y, ahora, nos vaya como nos vaya, no dejamos de serlo."
De la UPLA, prima hermana de la Unión Democrática Internacional (UDI), también forma parte el PJ, presidido por Carlos Menem. De ahí, quizá, las omisiones de Duhalde, enterado todo el mundo de las diferencias entre ellos. Y de ahí, también, la preferencia por la macroeconomía en lugar de ir al meollo del asunto: el daño que empiezan a sentir los países vecinos. "Veo con espanto cuando el ex presidente Alfonsín dice que la solución es no pagar la deuda; era el presidente del partido del gobierno -dijo Büchi-. Parece estar orgulloso de no pagar la deuda y, después, de no tener nada que ver con el mundo."
Con metáforas, o sin ellas, la consigna ha sido rescatar lo positivo de la última década en lugar de volver a la bicicleta cuando uno va en un tractor, según Quiroga, por más que el camino esté embarrado. O, en palabras de Büchi, no caer en el diagnóstico común del fracaso del modelo por el aumento de la pobreza.
"Hemos aplicado la doctrina neoliberal -dijo Rainer Gepperth, director del Instituto para Encuentros y Cooperación Internacional de la Fundación Hanns Seidel, de Alemania, valuarte de la UPLA-. Los factores sociales no calan. ¿En qué dirección se orientarán los electores? No puede ser tarea de la política responder a la competencia. Las macroeconomías existosas no son posibles sin un Estado fuerte."
Sin vuelta atrás
El Estado, como tal, no es la solución. Pero, a juzgar por el foro, tampoco es la solución una vuelta atrás. "Hay que hacer política sin que se atrofie el cerebro y se engorde el bolsillo", dijo Quiroga, locuaz. Frente a un panorama complicado: el riesgo país de Brasil en alza, la política cambiaria de Uruguay en duda y la crisis de la Argentina en ebullición. Sólo Chile y México, según Büchi, han sido coherentes.
Castellani, a su vez, dijo a LA NACION que hay unos 140 mil millones de dólares de argentinos en el exterior. Y que, con ellos, no sería necesario pedir ayuda al FMI. Pero su eventual retorno requeriría un liderazgo político confiable y creíble, así como una gran austeridad en el gasto público. ¿Será posible?
"La Argentina y Venezuela están en un punto muerto -dijo Büchi-. Brasil siempre ha ido hacia un lado y el otro. México y Chile dan la impresión de que, si bien no están en donde quisieran, tienen el camino despejado. La Argentina, por ejemplo, olvidó el comercio exterior. No se puede estar seis meses sin un sistema financiero. Cuando los economistas analicen esta situación verán que la caída del producto está relacionada con la caída del dinero."
¿Contagia, entonces? No en circunstancias normales, parece, pero las defensas han bajado ahora por las inminentes elecciones en Bolivia y en Brasil, los conflictos sociales en Perú y en Paraguay, y el nerviosismo en Uruguay, el más afectado desde el comienzo. "No es tan cierto que no haya contagio", dijo Quiroga, dejando entrever que algo huele mal más cerca que en Dinamarca.
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