Los realineamientos que sufrirá el PJ
El ballottage del domingo definirá un nuevo mapa partidario, pero no un liderazgo firme y definitivo
Hay una máxima del peronismo que, parece, volverá a cumplirse después del próximo domingo, cuando el ballottage defina si será Carlos Menem o Néstor Kirchner el futuro presidente de los argentinos: "El que gana conduce y el que pierde acompaña".
Todo indica que esa sentencia se hará efectiva nuevamente, como ya ocurrió en 1988 cuando Menem ganó las elecciones internas contra Antonio Cafiero. Las poco más de dos semanas que han transcurrido desde los comicios del 27 del mes último ya dan algunas muestras de cómo sería el realineamiento interno que vivirá el PJ.
Por lo pronto, la abrumadora ventaja que muestran las encuestas en favor de Kirchner para la elección del domingo comenzaron a tener correlación en el posicionamiento de ciertos dirigentes y sectores internos del justicialismo que han pasado de apoyar decididamente a un candidato o de la neutralidad al apoyo a quien asoma como el ganador del ballottage.
Un ejemplo de esta situación es el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, que tras haberse declarado "prescindente" para el 27 de abril, en los últimos días anticipó que -proximidad de las elecciones provinciales mediante- en el ballottage votará por su colega santacruceño.
Otro tanto ocurrió con el senador por Entre Ríos y líder del PJ de esa provincia, Jorge Busti, que al otro día de las elecciones anunció que "cerraría las tranqueras" y mandó a los afiliados del PJ a votar por Kirchner.
Casos como éstos sobran y demuestran que en el justicialismo el que manda siempre es el favorecido por el voto de la ciudadanía.
Sin embargo, la coyuntura actual del PJ tiene ciertas particularidades que abren una serie de interrogantes sobre quién ostentará, finalmente, el poder en el nuevo peronismo que se avecina.
Así, por ejemplo, si las predicciones que muestran los sondeos se cumplen, además de Kirchner, también el presidente Eduardo Duhalde surgirá como uno de los triunfadores de las elecciones. Es indudable que el peso del "aparato bonaerense" fue fundamental para que el mandatario santacruceño alcanzara la segunda vuelta y eso, en política, nunca resulta gratuito.
Sin injerencia
Por eso no extraña que en cada oportunidad que se le presenta el candidato del Frente de la Victoria se encarga de aclarar que Duhalde no tendrá ingerencia alguna en el armado de su futuro gobierno. Esta definición puede ser cierta, pero también es innegable que en el nivel partidario el actual jefe del Estado quedará mejor posicionado que su candidato.
Primero, porque habrá saldado su viejo enfrentamiento con Menem con una victoria más que contundente. Precisamente, en la estrategia llevada adelante para vencer a su eterno rival, Duhalde hizo valer el peso del PJ bonaerense para negarle al ex presidente las internas e imponer el novedoso sistema de los neolemas que le permitió al PJ tener tres hombres del partido encabezando frentes electorales en los comicios del 27 de abril.
Ese mismo peso se refleja en el Congreso, donde más de una treintena de diputados responde directamente a las órdenes de Duhalde. El respaldo de ese grupo será vital para el futuro de un eventual gobierno de Kirchner, quien no cuenta con "tropa propia" en el Parlamento, salvo el reducido Grupo Talcahuano.
En el Senado el panorama es diferente. Los legisladores responden, en la mayoría de los casos, a sus gobernadores y éstos definen su posición según la relación que mantengan con el Poder Ejecutivo.
Otro de los interrogantes que abre la definición de la disputa de poder en el PJ es cuál será la conducta de Carlos Menem ante una eventual derrota en el ballottage.
Por lo pronto, el menemismo siempre se caracterizó por no aceptar las derrotas y lo más factible es que se niegue a reconocer la realidad política que arrojaría la segunda vuelta electoral.
Así lo trasluce el propio ex presidente cuando sostiene que la "interna peronista" se definió el 27 de abril y que él surgió ese día como el justicialista más votado, aunque la ventaja haya sido tan exigua que apenas si superó los dos puntos porcentuales.
De hecho, Menem es el actual presidente del PJ y nada indica que esté dispuesto a abandonar ese sitial, por más que el ballottage le depare la primera derrota electoral de su historia política y que entre sus vencedores se encuentre su histórico rival Eduardo Duhalde.
Su bloque de diputados nacionales -Azul y Blanco-, jugó a ser oposición durante el gobierno del bonaerense y tampoco son claras las señales sobre cómo jugará ese grupo de legisladores y si seguirá contando con una treintena de miembros o si, tras lo que se perfila como una inminente derrota, sufrirá algunas bajas.
El caso Rodríguez Saá
Por último, queda el caso de Adolfo Rodríguez Saá, que fracasó en su intento por convertirse en un referente nuevo del peronismo y sufre desde la elección del 27 de abril una fuerte sangría de apoyos en detrimento del gobernador de Santa Cruz.
Rodríguez Saá todavía no definió a quién favorecerá con su respaldo en el ballottage -lo hará pasado mañana-, pero ya definió que seguirá con su estrategia de hacer del Movimiento Nacional y Popular (MNyP) una fuerza independiente que compita en las elecciones provinciales por fuera del PJ.
Sin embargo, su cuarto lugar en la elección ya lo ha dejado fuera de la discusión grande sobre quién conducirá el PJ.
Los protagonistas
Néstor Kirchner
- El gobernador se perfila como futuro líder del PJ, si se confirman las encuestas. Pero Eduardo Duhalde también surgirá como un referente de poder interno.
Carlos Menem
- El ex presidente sería el principal derrotado en el peronismo, pero todo indica que no resignará su protagonismo y que luchará por retener la conducción del PJ.