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- Estaríamos mintiendo u ocultando nuestros sentimientos, si no reconociéramos que la muerte de Diego Maradona nos afectó, y mucho. El jueves te pudimos mostrar fragmentos de un par de entrevistas que le hicimos. En la Argentina y en Cuba. Ahora nos gustaría compartir, entre los cientos de fotos, goles y reportajes que vimos, un recuerdo muy lindo, una caricia para el alma.
- Quizá, porque toca la fibra íntima de muchos de nosotros: la conexión del ídolo con sus orígenes y su inocencia, que entonces, parecía no estar todavía, definitivamente perdida. Si no tuviste oportunidad de verlo y tenés menos de 40, preguntale a tu vieja o a tu viejo, quién fue Juan Carlos Altavista y por qué era tan popular su personaje de Minguito.
Lo más lindo que vi en todos estos días. Elijo este recuerdo. https://t.co/fJWZU2A5gz&— Juan José Campanella (@juancampanella) November 29, 2020
- Ya no queda ninguna duda sobre la cadena de decisiones irresponsables, que transformaron en casi una tragedia lo que debería haber sido la despedida final del mito más grande de la Argentina.
- Lo vamos a explicar como lo haría Diego, cortito y al pie: el Gobierno, después de obtener el sí de Claudia Villafañe para velar a Diego en la Rosada, dio por sentado que, con el correr de las horas, su familia aceptaría un adiós más prolongado. De tres días, una semana o lo que hiciera falta. Es decir: una suerte de remake a la bartola de los funerales de Evita, Juan Domingo Perón y Néstor Kirchner. Un velatorio, convenientemente manipulado por el gran publicista de la necrofilia, Tecnópolis y los festejos del Bicentenario: Javier Grosman.
- Ayer lo terminó de admitir, con su habitual ambigüedad, el presidente, en PH. Dijo el Presidente: "Tuvimos el problema o el inconveniente de que la familia quiso que todo terminara a las 16 horas". ¿Tuvieron "el problema o el inconveniente"?. No. Digamos las cosas como son: tomaron la decisión irresponsable de hacerlo igual. Sabiendo, de antemano, que el aluvión de la despedida, con un final abrupto a las 16 - el límite que había impuesto la familia-, podía generar múltiples episodios de violencia.
Pero no solo, la decisión irresponsable, de tirarse el lance de convencer sobre la marcha a Claudia, como diría Alberto, fue deplorable. También fue deplorable el ingreso de Rafael Di Zeo y cientos de otros barras-brava más a la Casa de Gobierno.
Rafa Di Zeo y La 12 esta noche en Plaza de Mayo donde mañana velarán a Diego Armando Maradona en Casa Rosada de 6 a 16hs.#DiegoEterno [R] IG nachito_08 pic.twitter.com/Ensm357wjV&— STAND YOUR GROUND [R] (@Ultramaniatics_) November 26, 2020
- Y fue deplorable, además, que se activara, dentro del mega operativo, otro operativo especial. Uno, aparte, para que la vicepresidenta pudiera desplegar el rosario, darle unos cuántos golpecitos al cajón, producir la foto calculada y así intentar transfundirse algo del amor incondicional que Diego generaba en millones de argentinos.
- Porque fue ese operativo para cuidar a Cristina, que incluyó la orden de cerrar las puertas de acceso a la Casa de Gobierno, lo que hizo correr, como reguero de pólvora, la sospecha de que allí terminaría la despedida. Fue en ese momento cuando se empezaron a desatar las reacciones más violentas.
- Y también fue deplorable que no solo Alberto Fernández, sino además Santiago Cafiero, Eduardo De Pedro y la propia Cristina, intentaran convencer a Claudia de que la despedida debería prolongarse, sí o sí. Fue tanta la presión sobre Claudia y sus hijas, que ella terminó de aceptar que el adiós se estirara hasta las 19. Lo aceptó porque todavía estaba allí, asustada y afectada por los gases lacrimógenos. Y también porque temía, como al final sucedería, que el Gobierno pudiera responsabilizar a la familia de Maradona sobre el desastre colectivo que se estuvo a punto de producir.
- Y fue deplorable también que, minutos después de que Cristina, hiciera su interpretación magistral y se la llevaran hacia la oficina del ministro del Interior, De Pedro escribiera un tuit que ya debería formar parte de los anales de la historia de la demagogia política, la mentira, el arte de echarle la culpa al otro y no hacerse cargo de nada.
Le exigimos a @horaciorlarreta y @diegosantilli que frenen ya esta locura que lleva adelante la Policía de la Ciudad. Este homenaje popular no puede terminar en represión y corridas a quienes vienen a despedir a Maradona.&— Wado de Pedro [R][R] (@wadodecorrido) November 26, 2020
- Fue deplorable, como diría Alberto Fernández, porque los hechos, y los documentos, demuestran que el responsable de todo el operativo, no fue el Gobierno ni la policía de la Ciudad. Fueron los funcionarios del Gobierno nacional y la Casa Militar, dependientes de la presidencia, quienes ordenaron cortar las filas para llegar al velatorio.
- Y fue deplorable ver, dentro de la Rosada, y alrededor de la capilla ardiente, cómo todo se descontroló y cómo llegaron a tirar y romper el busto de Hipólito Irigoyen.
- Y fue estremecedor leer la reconstrucción de Nico Wiñazki, cuando detalla cómo Fernando Burlando, como abogado de Claudia, junto a otras personas, tuvieron que decidir, en minutos, sacar al féretro de allí y llevarlo a otro lugar, por temor a que se lo robaran, o lo tiraran al piso, se abriera y se rompiera.
- Y fue triste, además de deplorable, ver como el Presidente, junto al jefe de Gabinete, intentaban calmar a la gente con un megáfono. Cómo fue, alternativamente, aplaudido y abucheado mientras lo intentaba, una imagen que ya recorrió todos los portales de los principales diarios del mundo.
- Pero además de deplorable y triste, es alarmante corroborar el aprovechamiento impúdico de la muerte de Maradona, para saltar los límites y hacer cualquier cosa, a saber:
- Proponer desde el Poder Ejecutivo, al militante Alejo Ramos Padilla para ocupar el sensible cargo de juez federal con competencia electoral en la provincia de Buenos Aires.
- Avanzar con el proyecto de ley, para que el nuevo procurador general pueda ser elegido por la mayoría simple de las dos cámaras, en abierta contradicción con lo que dice la Constitución.
- Darse el lujo, Alberto y Cristina, de seguir peleados y sin hablarse, en el medio de la crisis más grave de la historia de la Argentina.
- Desplegar varias cortinas de humo, para tapar el enorme ajuste que el presidente y su vice, acaban de imponer.
- Cortinas de humo, que incluyeron, además del intento de apropiarse del recuerdo y la despedida de Diego, el proyecto del impuesto a los grandes patrimonios, la propuesta de discutir, en medio de semejante clima, la legalización del aborto y el anuncio de que la vacuna contra el Covid-19, va a estar lista para ser aplicada a mediados de enero.
- Por todo eso, tomamos la decisión de ponerle a este análisis el título: "¿En manos de quiénes estamos?". Porque se les nota tanto, la impericia y el intento de usar cualquier cosa, para mantenerse en el poder, que no sería ilógico, empezar a preocuparse por la logística de la campaña de vacunación masiva. La campaña de una vacuna, que todavía el mundo no aprobó.
- Porque lo que deberían hacer el Presidente, y también su vice, en vez de organizar mal lo mínimo, y hacer uso y abuso de la muerte y el dolor, es empezar a pedir disculpas, a los miles de argentinos que no pudieron despedir a sus muertos. ¿O acaso, en el ADN del kirchnerismo populista, vale más el funeral presencial de una figura aprovechable, que el adiós final de los casi 40 mil muertos por Covid-19?
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