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- Desde que llegó al pico de su imagen positiva, al decretar la cuarentena temprana, cada semana de gestión del gobierno de Alberto Fernández, parece peor que la otra. Y todos los días aparece un dato duro de la economía, o una circunstancia política que lo hunde todavía más.
- Hagamos un rápido repaso solo de los últimos días, de atrás para adelante. El jueves ocurrió el bochornoso episodio del exdiputado Juan Emilio Ameri. ¿No deberían ser publicados, a partir de ahora, los antecedentes de cada diputado nacional y de cada senador nacional, antes de ser incluidos en cualquier lista?
- Ameri fue barra brava de River. Su cuenta de Twitter es propia de un provocador maleducado y prepotente. Una especie de Rodolfo Tailhade, pero representando a Salta. Como si tuviera que hacer mérito ante sus jefes, y el mérito fuese subir a las redes un insulto. Parecía, y parece ser, Ameri, un desaforado. Tuvo la posibilidad de sentarse en una banca nacional, para reemplazar a otro dirigente poco presentable, Sergio "El Oso" Leavy, exintendente de Tartagal, ahora senador nacional. A Leavy lo acusan de quedarse con dinero de la ayuda por el alud en Tartagal, a través del malogrado proyecto Sueños Compartidos, otro escándalo por el que todavía Hebe de Bonafini no terminó de pagar. El Oso, forma parte de los incondicionales que hacen y dicen cualquier cosa que les pida Cristina desde su bunker político del Senado.
- A propósito ¿La vicepresidenta, no tiene nada para decir sobre este escándalo? Ah, no. A ella le importó solo visibilizar el papelón que había hecho Esteban Bullrich, poniendo una foto congelada en vez de su imagen real.
- Y ya que el Presidente, está tan preocupado por la supuesta inacción de la Corte sobre la perspectiva de género, ¿tampoco tienen nada para decir, ni Alberto ni Cristina, sobre las acusaciones de abuso sexual que pesan sobre José Alperovich, todavía con uso de licencia? ¿O solo valen las políticas de género, para tirárselas por la cabeza a quienes no son del palo? No diría que el de Ameri, puede ser considerado un episodio aislado y desgraciado. Es político. Es cultural. Y es moral. Avergüenza a las instituciones de la democracia. Y no tendrían que haberle aceptado la renuncia. Lo tendrían que haber echado. Así, con la remoción, le hubiesen impedido volver a la función pública en cualquier cargo, cuando baje la espuma.
- Por otra parte, los papelones de María Rachid y Aníbal Fernández, en defensa de Ameri también explican por qué, al final del día, más del 50% vuelve a rechazar al kirchnerismo en cualquiera de sus formas. Rachid, que cobra un cheque del Estado como titular del Instituto contra la discriminación de la Ciudad, ni siquiera sabía que Elisa Carrió había dejado de ser diputada nacional. Y Aníbal, que cobra otro enorme cheque del Estado, de más de 700 mil pesos, como titular de Yacimientos Carboníferos Río Turbio, para defender a Ameri, salió a cruzar a Paula Olivetto, con una fantasía de superioridad moral digna de un mono con navaja.
- Pero todo eso pasó el jueves, casi al mismo tiempo que se conocía el nuevo índice de desocupación.Superó el 13%. Es el mayor nivel de desempleo desde 2005. En vez de criticar a los medios y la oposición, el Gobierno ¿no debería estar preguntándose a cuánto va a ascender el nivel de desocupación? Cuando quienes no salieron a buscar trabajo debido a la pandemia, lo hagan todos juntos, como si fuera una estampida. ¿No debería estar preguntándose, a cuánto va a ascender el índice de desocupación cuando se deje de prorrogar, el parche del decreto de la doble indemnización por despido?
- El miércoles salió el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, a repetir, palabras más, palabras menos, lo que antes había propuesto el Presidente como gran solución a casi todos los problemas de la economía: "Los argentinos tenemos que acostumbrarnos a ahorrar en pesos". ¿En serio nos van a seguir tratando como si fuésemos niños? Porque a esta película, ya la vivimos mil veces. ¿Y suponen que los argentinos, van a ir todos corriendo, a poner el poco dinero que pueden ahorrar en plazo fijo, con una tasa de interés que es menor, o a lo sumo, empata con la inflación?
- Diría que, si los funcionarios quieren convencernos, hagan públicas sus declaraciones juradas, al día de hoy. Así nos vamos a enterar qué ministros y secretarios están dolarizados y cuáles no. Y por ahí los imitamos y copiamos su receta para invertir. O para que nuestros pesos no pierdan su valor.
- Pero el martes, el ministro de Economía Martín Guzmán, sin advertir que tenía el micrófono abierto, confesó que él también puede sarasear, y presentó un presupuesto en el que nadie cree. Y ese mismo día, se conoció que la caída del PBI interanual, había llegado al récord en toda la historia de la economía argentina: 19.1%. Con semejante panorama económico y social ¿no sería el momento justo para llamar a la oposición, proponer incluso, un gobierno de coalición y de emergencia, antes de que la economía termine de explotar?
- Pero el lunes, el Presidente volvió a dividir a los argentinos, con su particular mirada sobre el mérito. Y no solo eso, en la semana, a falta de soluciones para los problemas del país, se dedicó a identificar a sus diferentes enemigos. Los mismos enemigos, que no dejan dormir a Cristina. Y que ambos consideran "dañinos para la democracia". A saber: los medios y periodistas críticos; la oposición, en general; los fiscales y los jueces que hacen su trabajo a conciencia, y no como parte de una justicia militante.
- Esta semana, se va a conocer el nuevo índice de pobreza. Algunos especialistas anticipan que podría llegar al 50%. Es decir: la mitad de la población económicamente activa. En las últimas horas, una fuente muy cercana al Presidente me dijo que Alberto Fernández, no fue presionado por Cristina Kirchner para realizar cambios en el Gabinete. También me dijo, que sus cada vez más repetidos encuentros con Cristina, no deben ser interpretados como citas donde ella da las órdenes y el Alberto, las cumple. Que deben ser entendidos como espacios de discusión, de donde surge una síntesis y se toman decisiones de consenso.
- El problema es que, últimamente, cada vez que esos encuentros terminan, surgen versiones que la colocan a Cristina, a Máximo y al Instituto Patria, como una especie de auditores de un Gobierno que no integrarían, aunque cada vez se quedan con más cargos. Cargos con poder, y con caja electoral.
- Pero ¿es posible que Cristina, Máximo, el ministro Eduardo Wado De Pedro, e incluso el gobernador Axel Kicillof, obsesionados como parecen, en los problemas judiciales de la expresidenta, no perciban que una buena parte de sus votantes, incluidos los que les ayudaron a ganar las elecciones del año pasado, los responsabilizan a ellos también por el actual estado de situación? Porque si es cierto que Cristina, cada tanto levanta el dedo para decir lo que está bien, o lo que está mal, alguien le debería decir a ella que la agenda que eligió para imponer la realidad, le está haciendo perder votos al oficialismo, todos los días de la semana, incluidos los sábados y los domingos como este.
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