Macri insiste en los guiños al massismo, pero sólo recoge indiferencia entre sus aliados
Asegura que pactó personalmente con el intendente de tigre un acuerdo para frenar al Gobierno; cerca de Massa antes lo negaban y ahora evitan el tema
"Una pareja asimétrica –diría un psicólogo– donde uno quiere más y el otro, el deseado, se empodera". El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, escribió ayer un nuevo capítulo del culebrón que lo une al intendente de Tigre, Sergio Massa. El líder de Pro volvió a resaltar que existe una "alianza" bonaerense del macrismo con el Frente Renovador y sostuvo que ese acuerdo fue hecho personalmente con el tigrense, para alcanzar un objetivo común: "Poner límites a los Kirchner".
Massa eligió –otra vez– el silencio , de acuerdo con la estrategia que en los últimos días asumió junto al resto de los referentes del Frente Renovador, incluidos los más reacios a un acercamiento con el macrismo, como el intendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi. Esa estrategia consiste, básicamente, en callar y dejar que sean los miembros de Pro quienes hablen del acuerdo.
"A Massa le sirven los elogios de Macri , porque refuerzan su ubicación como una figura política de «centro» y como opositor, sin que tengamos que criticar al Gobierno", resumían ayer cerca del intendente. Pero completaban: "Cuidado, que también a Macri le sirve pegarse a Massa, porque tiene una imagen positiva cercana al 70% en Capital".
Más allá de esa estrategia, y de preferir decir que el vínculo con Pro se concretó por medio del intendente de Vicente López, Jorge Macri, antes que por su primo porteño, desde el massismo reconocen que la relación con Macri existe y que hoy no hay focos de tensión con Pro.
Tampoco cerca de Macri se preocupaban mucho por los silencios de Massa. De hecho, en Bolívar 1 existe la certeza de que la cantidad de espacios que el Frente Renovador le otorgó a Pro en sus listas es prueba suficiente de la existencia de "un amor más que correspondido", según bromeaba ayer un funcionario porteño.
En la lista de diputados nacionales, Pro colocó a tres candidatos en posiciones expectantes: Soledad Martínez (6°), Gladys González (12°) y Cristian Gribaudo (13°). Quedaron afuera, eso sí, los nombres que Macri pretendía: Guillermo Montenegro y Carlos Melconian.
En las listas de precandidatos provinciales, Pro ubicó seis nombres propios. Orlando Yans y Marcelo Pacífico, en la segunda sección; Evert Van Tooren, en la tercera; Roberto Costa (que responde al intendente de San Isidro, Gustavo Posse), en la cuarta; y Marcelo Di Pascuale y María Constanza Rivas, en la sexta.
Pero la profundidad de ese acuerdo se vuelve más evidente en las listas para los Concejos Deliberantes: los candidatos macristas lideran la boleta de concejales en 14 municipios, mientras que en otros trece presentaron listas que competirán en las internas y listas colectoras. Por último, en otros 15 distritos irán con boleta corta (sólo municipal) y fomentarán el voto a los candidatos provinciales y nacionales del FR.
"Son casi 40 listas y en al menos 10 municipios tenemos candidatos que mejoran y apuntalan la intención de voto de Massa", resumían ayer desde Pro, para explicar por qué Macri salió ayer a remarcar el acuerdo con el tigrense en varias entrevistas.
"Voy a ser muy claro. Yo acordé con Massa trabajar juntos en la provincia para poner límites a los Kirchner", advirtió el jefe de gobierno porteño, para resaltar: "Yo no hablé con la gente de su lista, yo hablé con Massa. Hasta tanto él no diga que cambió de idea, sigo creyendo en su palabra de ayudar desde la provincia".
No es la primera vez que Macri se refiere al acuerdo con Massa. Tanto él como la diputada Gabriela Michetti, de hecho, habían manifestado que votarían al tigrense si tuvieran que sufragar en la provincia. Esas declaraciones despertaron el rechazo de intendentes como Giustozzi o Joaquín De la Torre (San Miguel), que negaron "absolutamente" un acuerdo con Pro.
En los últimos días, la estrategia del massismo cambió. "Es un tema superado", dijo Giustozzi a LA NACION el sábado pasado, en Pilar. La estrategia de Pro, en cambio, se mantiene. "La verdad que cuesta comprenderlo", reconoció ayer Macri. Algo tienen en claro: a cada uno por su lado, la estrategia le funciona.
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