Más fricción en el PJ por el revés al proyecto
El rechazo a la reforma política, que anteayer sacudió el tablero político y los planes de la Casa Rosada para el cierre del año, sigue desnudando las grietas que atraviesan al peronismo desde la derrota electoral, hace poco más de un año.
Dos gobernadores del PJ tomaron distancia de sus pares que el jueves se unieron a los senadores del Frente para la Victoria para sepultar los cambios al sistema electoral que impulsa el Gobierno.
El entrerriano Gustavo Bordet, que estuvo en la reunión de anteayer en el Senado, y el chaqueño Domingo Peppo, que envió a su secretario de Gobierno, ratificaron su apoyo a la reforma, pero evitaron ir al choque con los gobernadores que rechazaron de plano el proyecto oficial.
"Soy un convencido de que hay que eliminar el papel", analizó Peppo en declaraciones radiales. Sin embargo, enseguida añadió que "en algunos casos surgen dudas ante la tecnología a utilizar" y destacó que el freno a la reforma política fue "una definición de conjunto" que buscó "acercar posiciones alejadas".
No obstante, atento a cuidar el equilibrio, Peppo volvió a la tónica de defender los cambios. "Lo que no podemos hacer es pararnos y quedarnos en la historia", cerró.
Bordet fue más tajante. Advirtió que "negar la tecnología es retroceder" y que el sistema de boleta de papel "es engorroso" y "termina deslegitimando las candidaturas". Se escudó en que en la cumbre del jueves "prevaleció la posición de esperar" para evaluar qué sistema conviene adoptar. Además, buscó ahuyentar la idea de que el peronismo está dividido por el tema. "No es un problema de internas. En mi caso, pude decir con absoluta franqueza lo que pienso", aseguró a Radio Rivadavia. Cerró con un guiño a los que frenaron la discusión en el Senado. "El tema varía mucho según cada distrito", les concedió.
Los esfuerzos por desmarcarse, aunque sin romper lanzas, se explican por la crisis de liderazgo e identidad que desde hace meses, derrota electoral mediante, vive el PJ.
En el grupo de jefes provinciales que el jueves hirieron de muerte la reforma política conviven caudillos que controlan sus provincias desde hace décadas, como el formoseño Gildo Insfrán -mandamás de Formosa desde 1995- o Carlos Verna, que atraviesa su segundo mandato como gobernador y fue senador nacional dos veces, con gobernadores "nuevos", como Peppo, Bordet y la fueguina Rosana Bertone.
Hay casos "híbridos", como los de Sergio Uñac (San Juan) y Sergio Casas (La Rioja), que apoyaron tibiamente la reforma y pidieron su aplicación gradual. Ambos integran el grupo de jefes provinciales de primer mandato, pero responden políticamente a viejos conocidos de la política y de sus provincias: los ex gobernadores José Luis Gioja y Luis Beder Herrera, respectivamente.
A esa división se suma el hecho de que la mayoría de los gobernadores que defienden la reforma no tienen influencia sobre los senadores de sus provincias.
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